En el primer tiempo se asentó algo mejor el Cristo de la Vega, bien posicionado atrás y con una idea muy clara de recuperar y lanzar balones largos a su hombre más adelantado, intentado sorprender a la defensa tomellosera por la espalda. Al Tomelloso le costaba hilvanar jugadas y su mayor peligro venía por las subidas de lateral, Raúl por la derecha, que puso varios centros que no encontraron rematador. Avisó el equipo socuellamino en una vaselina que se marchó alta, pero poco después marcaron de cabeza en una jugada en la que el delantero aprovechó el rechace de Cristian. Nada relevante pasó hasta el descanso.

Mejoro mucho el Tomelloso en una segunda parte en la que encontró pronto el gol del empate. Marcó Hugo y daba la sensación de que la inercia era favorable al equipo de casa. Jugadores como Hugo y Sergio empezaron a participar más y los corners de Sergio causaban muchos problemas al Cristo de la Vega. Pero a medida que pasaron los minutos, volvieron las precauciones. Nadie quería equivocarse y el partido se fue a la prórroga.

Pudo marcar Eusebio, que mejoró el juego de ataque del equipo tras su ingreso en el campo, en un buen disparo que se estrelló en el larguero y también estuvo cerca del gol en un remate de cabeza. Se veía mejor tono físico en el Tomelloso que en un Cristo de la Vega con varios jugadores con problemas musculares. Pero los socuellaminos, competitivos siempre y con un experto Casiano Mena en el banquillo, lograron  aguantar y llegar a los penaltis.

Y en la tanda emergió con fuerza la figura de Cristian; de cuatro que le lanzaron detuvo tres y fue decisivo para alcanzar las semifinales. Lo celebraron a lo grande los jugadores y futbolistas de la escuela de todas las categorías que fueron animar a sus compañeros. No era para menos después de un partido a cara de perro.