Emocionante, brutal, indescriptible, maravilloso, único,
colosal, impactante, fabuloso… son algunos de los epítetos que entresacamos de
los que pudimos escuchar al público cuando abandonábamos el Marcelo Grande este
sábado. Muchos calificaron de noche histórica la vivida en el coliseo tomellosero,
no fue para menos. Como saben nuestros lectores, este sábado la Coral del
Conservatorio de Tomelloso celebró su 30 Aniversario con la apoteósica
interpretación de los Carmina Burana de Carl Orff. Los doscientos intérpretes,
nada menos, que estuvieron sobre el escenario recibieron una prolongada y
merecida ovación unánime del público que ocupó todas las localidades disponibles.
El Marcelo Grande estaba anoche “hasta la boca”, no quedó ni
una localidad disponible. Se notaba la expectación previa al inicio del
concierto, se auguraba una gran noche de música. Entre un público de todas las
edades, muchas caras conocidas, el alcalde, numerosos concejales, reconocidos
melómanos, la fundadora de la Coral, Marian Cortés y muchos aficionados. El
comienzo se retrasó dado que el respetable tardaba en entrar. Es innegable el
afecto que el público le tiene a “su coral”. Sin lugar a dudas, la Coral del
Conservatorio es uno de los patrimonios musicales de Tomelloso y su permanencia
en el tiempo (tres décadas), tiene mucho que ver con el poco afán de notoriedad,
con la humildad de su directora, Marieli Blanco.
Mientras ocupábamos nuestros asientos, los músicos de la
Orquesta 30 Aniversario —la mayoría profesores del Conservatorio— calentaban.
Poco a poco fueron ocupando su lugar en el escenario los cantantes, miembros de
“A Capella Coro”, de Albacete; de Mansil Nahar, de Manzanares; de Laminium, de
Daimiel, los del Coro Infantil y Juvenil de la Asunción y, como no, la
agrupación anfitriona, la Coral del Conservatorio de Tomelloso y los solistas,
Sofía Pintor y Daniel Báñez.
Un inigualable tapiz sonoro
Desde que Francisco José Velasco levantó la batuta y sonó la
primera nota del “O Fortuna”, los intérpretes fueron bordando un inigualable
tapiz sonoro. Músicos y cantantes nos llevaron a un viaje único de
sentimientos, desde la euforia del amor, hasta la desesperación por la mala suerte.
La rueda de esa Fortuna que somete a su antojo a los humanos, giro a favor de
la música, y tuvimos la suerte de disfrutar de un concierto único. Soberbio,
bien hilado, conmovedor.
Velasco condujo con agilidad y seguridad, con los músicos
dando lo mejor de sí. En el coro se
notaban las horas de ensayo y la solvencia y experiencia de sus directores
(Antonio Hidalgo, de A Capella; Francisco José Román, de Mansil Nahar; Cristina
Gómez-Limón de Laminium y Marieli Blanco, directora coral), demostró un gran
dominio de la difícil partitura. Y las voces blancas de la Asunción, dirigidas
por Luisa Novillo, conmovieron al respetable. Las interpretaciones de Daniel
Báñez y Sofia Pintor potenciaron la gran velada musical. Por cierto, que
durante la hora larga del concierto no se oyó ni una mosca en el Marcelo
Grande, el respetable no se quería perder ni una nota de los Carmina Burana.
La obra, culminó —igual que comenzó— con esa estremecedora y
conocida “o Fortuna”. El público, en pie, dedico una prolongada y merecida
ovación, aderezada con numerosos ¡bravos! Este oficio de cronista de lo que
pasa en nuestra ciudad en algunas ocasiones nos ofrece maravillosos regalos; el
de anoche fue uno de ellos. Animamos a la Coral del Conservatorio de Tomelloso
y a los programadores culturales del municipio que se planteen ofrecer una
nueva función de Carmina Burana, nos consta que hubo muchas personas que se
quedaron sin entrada.
Una noche de agradecimientos
Antes del concierto, Marieli Blanco recordó los 30 años de
historia de la Coral del Conservatorio de Tomelloso, subrayó la evolución del
coro, desde sus orígenes con Marian Cortes, los logros en certámenes nacionales
e internacionales y su papel como semillero de talentos musicales. Mencionó con
emoción a quienes ya no están, Pepe Carretero y Ángel Luis Moreno y celebró la
unión entre antiguos y actuales coralistas en este aniversario.
El alcalde de la ciudad, que subió al escenario junto a la
concejala de Cultura ante el llamamiento de la presentadora, destacó que no se
trataba solo de un concierto, sino de la celebración de tres décadas de
historia, pasión y compromiso con la música, en las que la coral ha estado
presente tanto en los momentos más felices como en los más tristes de la vida
local. Agradeció a todos los implicados —músicos, solistas, coros invitados y,
especialmente, a los niños y jóvenes participantes— y tuvo una mención muy
especial para Marieli Blanco, directora del proyecto, la definió como una
persona con múltiples dones, entre ellos la humildad, la alegría y la capacidad
de contagiar entusiasmo. “Tu pueblo está muy orgulloso de ti”, concluyó Javier
Navarro.
Tras los agradecimientos a los que hicieron posible el concierto y la entrega de detalles a los participantes en el mismo, volvió a sonar, como propina “O Fortuna”. Será difícil olvidar esta gran noche de música.
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