Junto a tu padre, los dos acompañábamos a nuestro Tomelloso por esos campos de la Segunda B, en aquella época tan bonita del fútbol de la ciudad. Recuerdo que fue con tu padre la primera vez que visité el Santiago Bernabéu. El Tomelloso había jugado un partido por la mañana y por la tarde, ni cortos ni perezosos,  fuimos a ver al Madrid.

También saboreamos los tres juntos aquellas cañas de  los domingos por la mañana, pegando la hebra sobre el fútbol, Tomelloso o la vida misma. Y añoro todavía más aquellas charlas que compartíamos en las noches de verano, "tomando el fresco" en la puerta de tu casa. Unos momentos de felicidad que ya no  volvieron a ser lo mismo cuando faltó tu padre y nos quedamos los dos solos. Este verano echaré mucho de menos esas noches.

Sentí un impacto muy grande con tu marcha,  inesperada, repentina y demasiado prematura. Tu no eras un amigo más, eras "el amigo".

Fueron muchas vivencias compartidas en muchas facetas: vecindad, compañeros de colegio, fútbol...,una amistad que perduró en el tiempo hasta tu marcha. Fuiste una buena persona que lo daba todo a cambio de nada y te recordaré siempre.

Sé que que allá donde estés seguirás pendiente de tu Atlético Tomelloso, pendiente de la legalización de las fichas, de las comunicaciones con la Federación y equipos rivales, contabilizando partidas, redactando alguna carta de libertad, cuadrando la liquidación de la lotería y encontrando, al instante, cualquier documentación que te pidan. También de AFAS y en ese picadero de caballos en el que tanto trabajaste.  

Que la tierra te sea leve, amigo del alma

Julián Perona Sánchez-Rey