“Ciudad sin sueño” se estrenaba este lunes en la Semana de
la Crítica del Festival de Cannes. Una de esas películas con alma, de las que
remueven. Dirigida por Guillermo Galoe, se sumerge en la realidad invisible de
la Cañada Real a través de una historia de ficción protagonizada por actores
naturales. En su equipo de casting figura el tomellosero Mario López Torres,
que ha vivido este proyecto como un viaje íntimo, artístico y transformador.
—¿Cuál ha sido su papel en la película?
—He trabajado como ayudante de casting. El equipo lo
formábamos Elena Saura, directora de casting y amiga mía desde la escuela de
cine; Dulce Flores, trabajadora social gitana; y yo. Estuvimos nueve meses,
desde octubre hasta marzo, haciendo lo que en Francia llaman casting salvaje.
Básicamente de ir puerta por puerta, estando en el terreno, buscando actores y
actrices naturales entre las comunidades gitana y marroquí de la Cañada Real.
Después buscamos a la figuración, también entre la propia gente del barrio. La
película se acabo en junio del año pasado, y se ha estado trabajando en la
postproducción hasta navidades.
—¿Cómo ha sido sumergirse en una realidad como la de la
Cañada Real?
—Ha sido una experiencia única, muy intensa. Aunque ya conocía ese entorno por un cortometraje anterior, “Aunque es de noche”, una historia similar que sirvió de germen para esta película. Aquella cinta ganó el Goya al Mejor Cortometraje el año pasado. “Ciudad sin sueño” es, en cierto modo, una ampliación de esa historia, con mayor profundidad y escala. Volver a la Cañada para esta película fue, más que una continuación, una evolución natural.
Equipo de Casting en la Cañada Real con el director Guillermo Galoe. Elena Saura, directora del Casting sostiene el Goya a mejor Cortometraje de Ficción de “Aunque es de noche”
—La película no es un documental, pero juega con la
frontera entre ficción y realidad, ¿no?
—Así es, se trata de una ficción protagonizada por actores
naturales. Como ocurría con el cine quinqui de directores como Carlos Saura.
Historias inventadas, pero enraizadas en contextos sociales muy reales. Aquí
también, una narración ficticia que parte de la realidad social de la Cañada, y
que cobra autenticidad gracias a quienes la interpretan ya que pertenecen a ese
mismo entorno.
—¿Cómo llegó al mundo del cine y a formar parte de este
proyecto?
—Estudié Dirección de Cine Documental en la ECAM, en Madrid. Allí conocí a Elena Saura, que es lo bueno de las escuelas, encontrarte con gente afín con la que poder hacer equipo. Luego seguí mi camino por otros estudios, como Fotografía o Psicología, pero mantuvimos la amistad y la conexión creativa. Elena me llamó porque, para un proceso tan delicado como este, donde hay que imaginar personajes desde una mirada muy concreta y sensible, es clave trabajar con alguien con quien compartas referencias, sensibilidad e incluso posicionamiento político. Nos entendemos muy bien, como amigos y como compañeros de trabajo.
—¿Cómo ha sido el recibimiento de la película en Cannes?
—Muy emocionante, ha sido la primera vez que muchos de
nosotros, actores incluidos, veíamos la película. El público la acogió con mucho
cariño y con un gran aplauso cuando finalizó. Las primeras críticas, como las
de El País o Cadena SER, han sido bastante positivas. Y más allá de eso, fue
muy impactante reencontrarnos allí, en Cannes, tras haber convivido en la
Cañada, entre cortes de luz y pobreza. Fue como un viaje casi espacial, de un
extremo al otro. Y ellos, los actores, se lo merecen muchísimo. Es una historia
cargada de sensibilidad y de dignidad, que pone el foco en una sociedad que
está a quince minutos de Serrano, completamente desconocida. Hay una imagen
simplista y reduccionista de la Cañada Real.
—¿Qué ha significado personalmente para usted esta
experiencia?
—Una vivencia que me ha marcado. Poder ver que nuestro trabajo y el de ellos, el de los vecinos de la Cañada, llega hasta uno de los escenarios más importantes del cine mundial es algo muy especial. Para ellos, que nunca habían estado cerca del mundo artístico, esto ha sido algo extraordinario. Yo solo puedo sentirme afortunado por haber sido parte de ese proceso y por haberlos acompañado.
—¿Tiene más proyectos cinematográficos a la vista?
—Ahora mismo no, estoy centrado en mis estudios de Psicología, y Elena acaba de ser madre. Pero si a raíz de esta película surgen nuevas oportunidades con actores naturales y propuestas con esta sensibilidad, estaría dispuesto a dejarlo todo por volver a embarcarme en una aventura así.
—¿Cree que la figura del director de casting está poco
valorada?
—En España no se le da el reconocimiento que merece, especialmente en películas con actores naturales. En Francia, sin embargo, sí hay más cultura al respecto. Proyectos recientes como “El agua”, de Elena López Riera, o “Sirat”, de Oliver Laxe—que también estaba en Cannes—, también comparten esa apuesta. Aquí todavía falta camino, pero creo que se está empezando a valorar. El casting no es solo seleccionar personas, es una pieza narrativa esencial, tan importante como el guion o el montaje.
—¿Cuándo se podrá ver la película en España?
—Aún no se sabe. Las distribuidoras y los festivales llevan
sus propios tiempos. Si la película entra en el circuito de premios, como los
Goya, puede tardar un poco. Pero esperamos que pronto pueda llegar a salas o
plataformas.
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Jueves, 22 de Mayo del 2025
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