“Vamos a hacer un escape room-gymkana con 40 personas divididas en ocho equipos de cinco. Tendrán que superar una serie de pruebas hasta llegar a la cata final, donde se decidirá qué grupo es el mejor winelover de Tomelloso”, explicaba Leal antes de comenzar.

Durante las aproximadamente dos horas que ha durado la actividad, los participantes se enfrentaron a retos variados, todos con referencias al entorno vitivinícola y cultural de la localidad. Desde sopas de letras hasta juegos de deducción con nombres de famosos vinculados al mundo agrario, pasando por una original combinación de tarjetas para abrir una caja fuerte. También se desarrolló una ronda de preguntas con pulsadores para medir los reflejos y conocimientos de los equipos, culminando con una cata ciega en la que los concursantes debían distinguir entre un airén, un vino con barrica y un reserva.

La iniciativa ha tenido una excelente acogida. “Hemos cubierto prácticamente todas las plazas ofertadas, entre 38 y 40 personas, lo cual es un éxito tratándose de un jueves. La gente ha respondido muy bien”, señalaba satisfecho el organizador.

El evento concluyó con la entrega de premios a los tres equipos ganadores y un obsequio para todos los participantes, en una tarde que demostró, una vez más, la capacidad de Tomelloso para conjugar vino, cultura y diversión en una misma copa.