Deporte

Histórico ascenso del Caserío en el Quijote Arena

Lanza deportes | Domingo, 25 de Mayo del 2025
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Hoy era el día, como lo fue ayer, como lo ha sido toda la temporada; como también lo han sido las últimas campañas donde el Balonmano Caserío ha ido escribiendo páginas doradas en su corta historia para recuperar la ilusión en una ciudad que ha vuelto a acompasar sus latidos con los de un deporte que años atrás le permitió vivir momentos de esos que trascienden las generaciones y el anecdotario.

Este sábado el Quijote Arena se abarrotó para disfrutar del primer pasito en esta fase de ascenso, en un partido de locos, de pulsaciones altas que se ganó con la solvencia del que quiere celebrar la gloria. Pero quedaba rematar la faena este domingo. Desde primera hora de la mañana los aledaños del Quijote Arena se vestían de amarillo, con centenares de personas recogiendo entradas, intercambiando impresiones, buscando tal vez calmar las ganas antes de que sonase el bocinazo con el que arrancaba este encuentro con destino a Asobal.

Enfrente, como villano de esta historia estaba UBU San Pablo Burgos, un auténtico equipazo que se sabía iba a exigir la versión perfecta del equipo de Santi Urdiales. Empezó el partido con un parcial 0-3 a favor de los burgaleses, que se plantaron en defensa como una muralla inquebrantable a la que sólo Ángel Pérez supo hacerle daño para parar una euforia visitante que se diluyó entre el ruido de una grada que ejerció como uno más en el equipo de Santi Urdiales.

Fueron tres goles seguidos de Ángel Pérez los que metieron a Caserío en el partido, ejerciendo de líder de un conjunto que luchó como familia. Tuvo una buena ocasión Burgos para abrir espacio en el electrónico con los dos minutos vistos por Da Silva, en una acción que el portugués no acabó de entender y que se repetía poco después de volver a la pista.

Desaprovecharon la oportunidad los visitantes ante una defensa colosal que multiplicaba el amarillo en la zona franca. Corrieron buenas contras los locales, siendo Marcos Fis el encargado de poner con el primero de sus goles a los ciudadrealeños por encima pasado el minuto 14 de juego. Fue máxima la igualdad en la primera parte, en un duelo de intercambios, donde quedaba claro que iban a ser los pequeños detalles los que marcarían la diferencia para erigir a los que hoy celebrarían el ascenso.

Siguió Pérez Inestrosa con la máxima efectividad de cara a portería, coleccionando goles de todas las facturas, siendo el gran referente en el ataque, convirtiéndose en una de esas figuras indefendibles marcando el ritmo y los movimientos del resto desde la frontal. Esa misma dinámica también la ejerció Marcos Fis desde el lateral derecho, dejando claro en el partido clave del año, que si ya se ha estrenado con España, pese a su edad y a jugar en Plata, es precisamente por ese talento sin techo que surge de vez en cuando y que brilla cuando los focos apuntan.

A dos minutos para el final, un tanto de la joven perla ciudadrealeña ponía a los de Urdiales dos arriba, con una última posesión por jugarse. Pidió Urdiales tiempo muerto para dibujar sobre su pizarra cómo debía trazarse. No salió lo planteado y de hecho, Burgos aprovechó la contra para reducir el marcador a la mínima distancia antes del bocinazo final.

Campanario puso el broche al ascenso de Caserío

La segunda mitad arrancó de forma similar a como lo hizo la primera, con dos goles seguidos de Burgos que daban la vuelta al marcador de nuevo, obligando a la reacción conjunta a la que de nuevo se sumó la grada amarilla y que tuvo que ser rota por Ángel Pérez.

Los diez primeros minutos de la segunda parte, fueron de máxima tensión, con muchos parones, demasiadas indecisiones, con dos equipos queriendo abrir renta para llevar la iniciativa, pero sin encontrar la claridad en el juego para lograrlo. Marcos Fis con dos tantos desde los siete metros, permitió a los locales adelantarse en el minuto 11, acelerón al que contribuyó un larguerazo de Burgos que no encontraba la red como respuesta. Sí lo hizo Palomeque a la contra, para poner el +2 en el electrónico pese a jugar con uno menos en ataque.

Pidió tiempo muerto el conjunto burgalés para recolocar las piezas sobre la pista del Quijote Arena que no bajó de pulsaciones. Tampoco le salió la estrategia, quedándose además con un jugador menos por expulsión de Javier Domingo, en una acción en la que le hizo mucho daño a José Andrés, cuando iba a armar el lanzamiento.

Se desató la locura en el Quijote Arena, cuando Fis ponía a los de Urdiales tres arriba, siendo la máxima renta para los locales en el partido hasta el momento. El nuevo ‘Hispano’, anotó de nuevo desde los siete metros, manteniendo el 100% de efectividad en ejecuciones. La renta fue contestada por Chan, que supo encontrar hueco en el eje central, para poner la bola al palo largo de Giovagnola.

A trece minutos para el final, dominaba Caserío 24-20; una renta que en balonmano es casi nada y cuando el tiempo pasa tan lento como se ha ido agotando en este domingo para la historia del deporte ciudadrealeño. Cada jugada se podía narrar en los rugidos de una grada que mañana estará afónica. Con el marcador a favor, aguantó Caserío el crecimiento de un UBU Burgos que buscaba recortar diferencias para llegar a un final apretado en un puño. Ahí toparon con un Giovagnola gigante bajo palos, que como en la semifinal fue coleccionando paradas, para mantener esa estrecha franja a favor de los suyos en la que cabía el sueño de todo Ciudad Real.

Quedaban siete minutos para el final y la renta se mantenía en +3 para los de Urdiales que acariciaban el ascenso con la yema de los dedos. Necesitaba Burgos una reacción inmediata, con ataques rápidos sobre el arco del meta argentino. Siguieron corriendo en defensa los de Urdiales, con marcas mixtas entre la zona y el hombre que no dejaban espacios para los tiros.

A tres para el final, mantuvo Caserío la ventaja que tocó picar como si fuese piedra, con un Ángel Pérez clarividente. Con uno más en pista, Fis anotaba desde el siete metros, sentenciando el ascenso, que desató los abrazos, las lágrimas y los «ahora sí», recordando los intentos fallidos, las ganas acumuladas, que tuvieron el broche con el gol de Campanario, en una narración perfecta, que acabó, esta vez sí, en final feliz.

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