El partido del Paquito Jiménez entre Socuéllamos y Villacañas en esta lucha por seguir dando pasos hacia la Segunda RFEF era sobre el papel un duelo de máxima igualdad, donde cualquiera hubiese apostado por un resultado corto y una necesaria resolución en el encuentro de vuelta de la próxima semana. Empezó más entonado el equipo de Jacinto Trillo que obligó con la presión alta a que Villacañas replegase sobre su área para a partir de ahí, intentar hacer daño a la contra.

Aculados en dos líneas defensivas muy juntas en la que proliferaban las piernas de unos y otros, Rodri se atrevió a buscar la diferencia en una jugada personal, que culminó con un pase profundo encontrando a Serrano, que giró sobre su par para definir sobre la salida de Novillo, que acertó las intenciones del socuellamino, evitando el 1-0.

Despertó el Villacañas, que dio un paso adelante, mejorando en el intercambio de golpes, llegando antes en las jugadas divididas que hasta bien entrada la primera parte caían siempre del lado local.

Lo intentaron a balón parado los locales, haciendo valer el factor Carlos García, que hasta en un par de ocasiones coló desde el lateral dos cañonazos que no encontraron rematadores. Sin goles, pero con avisos del Socuéllamos, se marchó el partido a vestuarios, dejando todo por hacer en los segundos cuarenta y cinco minutos de juego.

Demasiado respeto entre Socuéllamos y Villacañas

La segunda mitad mantuvo la misma sintonía que se pudo ver durante los primeros cuarenta y cinco minutos de juego. Era Socuéllamos el equipo que monopolizaba la pelota y el Villacañas, el encargado de ejercer el papel de defensor, resguardado sobre su propio terreno de juego, sintiéndose cómodo en ese papel, sin pasar apuros frente a las llegadas locales.

Los de Trillo no encontraron huecos en la zona caliente para presentarse con peligro sobre la portería rival. No hubo tiros, no hubo oportunidades, pero la insistencia seguía presente en un Paquito Jiménez entregado a la causa.Movió el banquillo Fernando Lominchar para dar oxígeno a su equipo, sabiendo que la media hora que queda por delante, iba a mantener el ritmo y lo que se estaba viendo hasta el momento.

Por su parte, los locales mantuvieron su insistencia, con la portería entre ceja y ceja, sabiendo que un gol que abriese la lata podía ser decisivo para encarrilar la eliminatoria en este partido de ida. Con diez minutos por jugarse, el duelo entró en una fase de máximo respeto, teniendo en mente cada uno de los protagonistas que había más que perder que ganar en este tramo final.

En el minuto 38, Escobar remataba un grandísimo centro desde la medular. La bola se colaba en la portería, mientras el árbitro levantaba la mano para anular lo que acababa de ocurrir en el verde.

Lo que restó hasta el final estuvo marcado por las interrupciones, por las faltas esas de oficio para que no sucediese nada, con dos equipos que antes de que sonase el pitido final, parecían dar por bueno el empate sin goles. En una de esas faltas en el medio campo, llegó la jugada que permitió a Villacañas encontrar petróleo cuando todo parecía decidido. Tomás Cruz, en el vértice del área, pinchaba la pelota con un control prodigioso, para cruzar el balón sobre la estirada de Bernabé, que acababa por decidir el duelo en el minuto 93 de prolongación.

El próximo sábado a las 19:30 horas, se jugará en Las Pirámides de Villacañas el encuentro de vuelta, donde se decidirá una eliminatoria que se quedó con un escaso 0-1, entre dos equipos muy serios que han llegado a este play off, con una regularidad y un oficio que los convierte en candidatos a absolutamente todo.