Provincia

El Quijote en la calle cumple 25 años musicando por primera vez sonetos y epitafios de Cervantes

Pilar Serrano de Menchén desvela los detalles de la 24ª edición, que incluye música inédita y escenas nunca antes representadas

Francisco Navarro | Sábado, 7 de Junio del 2025
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Este sábado, la Plaza de Alonso Quijano de Argamasilla de Alba volverá a convertirse en un escenario vivo de El Quijote en la calle, la representación teatral que cumple 25 años reivindicando el legado cervantino con la participación de todo un pueblo. Pilar Serrano de Menchén, alma máter del proyecto e Hija Predilecta de Argamasilla, nos cuenta con la pasión que le caracteriza, las novedades de esta edición.

—Pilar, 25 años ya de El Quijote en la calle. ¿Qué recuerdos guarda del inicio de todo esto?

Fue en el año 2000, con la mirada puesta en 2005, año del IV centenario del Quijote. El Ayuntamiento nos propuso montar algo especial, como ya se hizo en 1905, cuando se celebró el tercer centenario. Entonces, hubo una “procesión cívica” con representaciones por las esquinas del pueblo. Aquello era muy difícil: sin micrófonos, sin luz eléctrica, con los vecinos haciendo teatrillos al paso de la comitiva. Y nosotros pensamos: ¿por qué no intentarlo también?

—Esa “procesión cívica” de 1905 fue muy comentada…

—Sí. Participaron más de 300 personas, con carros, músicos, palomas blancas, globos… La banda vino de Manzanares, y también hubo estudiantinas de pulso y púa. Las calles por donde pasaban estaban adornadas con arcos de verde. Imagínate: sin luz, iluminaban con hogueras. Aquello nos inspiró mucho. Y aunque lo nuestro tiene otros medios, seguimos ese espíritu popular.

Portada de Blanco y Negro del 6 de mayo de 1905
Portada de Blanco y Negro del 6 de mayo de 1905

—¿Y cómo se materializa esa inspiración en El Quijote en la calle?

—En la plaza de Alonso Quijano, que para mí es el corazón del pueblo. Ahí está la rebotica de los Académicos de la Argamasilla, y esa plaza tiene alma. Decidimos hacer un montaje colectivo, con Tiquitoc Teatro al frente —uno de los personajes cervantinos— y fuimos creciendo. Empezamos cien personas, y ahora no cabemos en la plaza.

—¿Qué papel juega el pueblo en todo esto?

—Todo. Aquí no hay actores profesionales. Los vecinos se hacen sus trajes, ensayan en una nave varias veces por semana, memorizan el texto, colaboran en todo. Hay familias que han participado durante cinco generaciones. Es emocionante ver a los nietos de quienes actuaron en 1905 salir ahora con orgullo.

Foto de archivo de la XXII Edición del El Quijote en la Calle / Lanza
Foto de archivo de la XXII Edición del El Quijote en la Calle / Lanza

—La gran novedad de este año es la música inédita...

—Sí, Laura Moya Díaz Pintado, ha compuesto la música para dos sonetos y un epitafio de Cervantes que nunca antes se habían musicalizado. Las mujeres cantarán un soneto, los hombres otro, y el epitafio lo harán juntos. Es un estreno mundial, ¡hasta las óperas del Quijote habían ignorado estos textos!

—¿Qué escenas van a representar?

—Adaptamos los capítulos 50 al 52 de la Primera Parte, las discusiones de Don Quijote con el canónigo, los cuentos de los cabreros y la “rara aventura de los Disciplinantes”. Estos últimos eran una procesión real que sacaba a una virgen para pedir lluvia, pero Don Quijote cree que llevan a una dama secuestrada y ¡se lía a espadazos! Terminamos con el regreso a la aldea y el descubrimiento del “Lugar de La Mancha”.

—¿Mantienen a los protagonistas?

—Claro. José Luis Fernández sigue siendo Don Quijote, y Jesús Lucendo encarna a Sancho. Los personajes se encuentran con un canónigo —creo que al final de la primera parte, cuando Don Quijote va enjaulado—, que se queda atónito al escuchar todo lo que cuenta Don Quijote y lo que dicen los demás sobre él. Y también aparecen unos cabreros que cuentan sus historias…

—En El Quijote hay muchas referencias pastoriles, ¿no es así?

 —Así lo he pensado siempre, aprovechaba esos cuentos pastoriles que se contaban entonces. Y tiene mucho sentido porque el origen de nuestros pueblos está muy ligado al pastoreo. Argamasilla, por ejemplo, porque viene señores del ganado, como los Medrano, que venían de Soria. ¿Sabes que en Peñarroya pastaban veinte mil ovejas?

—¿Qué reto técnico tiene esta edición?

—La procesión de los disciplinantes. No usamos tirolinas como en años pasados, pero hay que coordinar a decenas de personas con cirios y una imagen religiosa, mientras Don Quijote irrumpe creyendo que es un rescate. ¡Es puro teatro callejero!

—¿Cómo eligen las escenas?

—Busco pasajes visuales y cómicos, pero también inéditos. Ya hicimos el manteamiento de Sancho o los molinos; ahora tocaba lo de los disciplinantes. Y siempre con el lenguaje adaptado: no usamos el castellano del XVII, pero respetamos la esencia.

—Tras 25 años, ¿qué queda por hacer?

—Seguir soñando. En 2019 llevé este proyecto a un congreso en Venecia, y una profesora de Oviedo nos incluyó en un catálogo internacional de representaciones quijotescas. Ojalá algún día sea Fiesta de Interés Turístico. Mientras, Argamasilla seguirá diciendo: “Aquí empezó todo”.

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