La Unión Deportiva Socuéllamos ha firmado una remontada de manual en el feudo del CD Fibritel Villacañas, al que superó por 0-2 para dar la vuelta a la eliminatoria y clasificarse para la final nacional por el ascenso a Segunda RFEF. Lo hizo con fútbol serio, oportunismo ofensivo y sangre fría para controlar los momentos clave del partido. Al Villacañas, pese a la ventaja mínima obtenida en la ida (0-1), le faltó fluidez, reacción y pegada en el tramo decisivo.
Con el marcador global a favor, el Villacañas apostó por un planteamiento conservador. Cedió la iniciativa al Socuéllamos, que asumió desde el inicio el control territorial. Pronto llegaron las primeras aproximaciones: en el minuto 10, Miguel Serrano remató de primeras un centro desde la izquierda, pero su disparo se marchó alto.
El conjunto visitante fue asentándose en campo rival, obligando a los de Lominchar a defender cada vez más cerca de su área. A los 22 minutos, Samu Yemoh probó desde media distancia, obligando a Ángel Pérez a sacar una buena mano abajo. El gol se mascaba y llegó en el 36’. Tras una acción en el área local, un balón rechazado quedó muerto en la frontal. Rodri, que ya había avisado en la ida, controló con calma y sacó un disparo con la izquierda que superó a Ángel. Gol de eliminatoria. Gol de los que cambian planes.
El Villacañas acusó el golpe. No hubo reacción antes del descanso. Sin remates, sin posesión, sin opciones.
Tras el paso por vestuarios, el Villacañas intentó dar un paso al frente. La ocasión más clara llegó en el 51’, cuando Juanlu cabeceó un córner desde el corazón del área. Su remate, potente, encontró la intervención decisiva de Bernabé, que comenzaba a erigirse como un de las figuras del partido.
Sin embargo, cuando parecía que los locales crecían, el Socuéllamos asestó el segundo golpe. Corría el minuto 58’ cuando un balón dividido a la espalda de la zaga dejó descolocado al Villacañas. El despeje no fue contundente y el rechace favoreció a Marcos Legaz, que no perdonó y puso el 0-2 con un remate cruzado. Silencio en Las Pirámides. La eliminatoria se inclinaba del lado visitante.
Lominchar agotó los cambios: entraron Rubén Moreno, Molina, Mamadou, Timón y Antonio Moreno. El equipo empujó, adelantó líneas, y jugó más directo, pero sin llegar a generar peligro real.
El Socuéllamos, bien replegado y con oficio, apenas sufrió. A la contra, incluso pudo sentenciar con un centro de Adrián Díaz al segundo palo que Carlos García no logró definir. Y en el 89’, nuevamente Ángel evitó el tercero con una parada a bocajarro ante un disparo del propio Carlos García.
La última ocasión fue para el Villacañas, ya en el descuento: Antonio Moreno remató de cabeza, pero Bernabé, muy seguro toda la noche, atrapó el balón sin dar rebote. Fin de la historia.
En un partido tan igualado en tramos clave, los porteros también tuvieron protagonismo. Bernabé, por parte del Socuéllamos, sostuvo a los suyos en momentos delicados, especialmente tras el descanso, cuando Juanlu remató con fuerza un córner y el meta visitante respondió con una parada decisiva. Ya en el añadido, volvió a mostrarse seguro ante un cabezazo de Antonio Moreno.
En el otro área, Ángel Pérez evitó que el marcador fuera aún más severo: primero, detuvo un disparo con intención de Samu Yemoh en la primera mitad, y más tarde salvó un mano a mano ante Carlos García, que pudo haber sentenciado la eliminatoria. Ambos arqueros mostraron reflejos y carácter en un encuentro de alta tensión.
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