Imaginemos, por un momento, un mundo sin escuela. En él, las
posibilidades de que nuestros hijos disfruten de un futuro con cierta calidad
de vida exigen la concurrencia de dos premisas. En primer lugar, tendríamos que
disponer de una cantidad enorme de dinero para contratar a los mejores
profesores y convencerlos de que impartieran conocimiento a nuestros hijos y no
a los del resto. En segundo lugar, aún más relevante, tendríamos que estar
dispuestos a invertir esa suma de dinero en la educación de nuestros hijos y no
en la adquisición de un yate, un jet privado o en pasar la vida viviendo a todo
lujo en el Caribe. Si esto ocurriera de esta forma, hoy, aquí, en lugar de encontrarnos
cerca de 800 personas, estaríamos sólo 5.
Afortunadamente, nosotros no hemos vivido en un mundo sin
escuela, aunque conocemos cómo sería gracias a la Historia. Y es evidente que
sería un mundo mucho más terrible y violento del que ahora conocemos. Hoy
continúan desarrollándose guerras, mueren niños por inanición y otros, de
apenas 10 años de edad, trabajan más de 14 horas diarias para producir
«commodities» que compramos a través de internet. Aún hoy se asesina a niños, a
niñas y a mujeres. Y se las viola. Se producen abusos y acosos. Y el mundo, a
pesar de todo lo anterior, es, ahora mejor que antes.
El porqué es sencillo. La escuela, para todos, es el marco
perfecto en el que el esfuerzo individual y el sacrifico que realizáis como
estudiantes provoca una reacción química, absolutamente maravillosa, que vierte
a la sociedad un beneficio mayor que la suma individual de vuestro esfuerzo.
Gracias a vosotros, el mundo, en pocos años, será mejor. Estoy completamente
convencido de que contaremos con mejores médicos, con mejores abogados, con
mejores profesionales, con mejores políticos y con mejores profesores.
Por eso, cuando, cada año celebramos un acto de graduación,
ese día, este día, es un día para estar orgullosos y satisfechos de vuestro
sacrificio personal, desarrollado dentro de la escuela y que, a la larga, hará
posible un mundo mejor, del que toda la sociedad nos beneficiemos.
Lo realmente importante, en un acto de graduación, no es en qué auditorio se celebra. No es si luce o se desluce una actuación musical. No es el vestido ni cómo me vean. Lo importante es otra cosa. Buenas noches y muchas gracias.
Ramón Castro Pérez
Director del IES
Fernando de Mena (Socuéllamos)
Discurso de las
graduaciones de ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos. Junio de 2025.
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Domingo, 29 de Junio del 2025
Domingo, 29 de Junio del 2025