Con 37 grados
a la sombra me despacho con urgencia para entrar lo antes posible en el clima
de frescura y bienestar de la cafetería.
Me ha
adelantado Ciri, se encuentra sentado y hurgando en la pantalla del teléfono
móvil, celular para nuestros amigos de otras culturas.
Saludos,
parabienes, demandas por la salud de los últimos días y mi amigo que me espeta:
—Si no te lo
comento reviento.
—No. ¡Por Dios!.
No revientes que vamos a perdernos el disfrute de nuestra reunión del “Veneris
dies”, —respondo con ausiones, carcajadas y levantar de brazos simulando sorpresa, asombro y asomo de miedo
fingido.
—Deberías
dedicarte a la tragicomedia, compañero de cafés, tu ausencia de miedo al
ridículo es cuasi infinita —añade mi amigo mezclando reprimenda con hilaridad a
partes iguales.
Interrumpen la
fingida polémica el café y sus
compañeras. Ciri deja descansar el teléfono en la mesa, carraspea dos veces y lanza sus manos con suavidad y
delicadeza de vuelo mariposil sobre los manjares. Los prueba con su deleite
habitual, asintiendo en silencio la comprobación placentera. Permanece a unos
pasos de distancia, como con disimulo, el camarero observando a Ciri, sonríe al
comprobar los resultados leídos en las expresiones de mi amigo y se apresta a
cumplir otros servicios.
Vuelve el
compañero a alumbrar la pantalla del móvil toca dos veces y aparece una
noticia, entretanto va añadiendo:
—Dilecto
amigo, uno de los periódicos que ojeo, de ojo , no de hoja, puesto que es digital, varias veces al día es
La Voz de Tomelloso. Un diario de altura inconmensurable gracias al trabajo de
sus periodistas responsables y otros colaboradores.
—¡Cierto! Yo
también soy de los tuyos y coincido con tu juicio sobre esta publicación. Añado
que se lee en medio mundo, tengo testimonios para asegurarlo.
—Ayer jueves
día 2 daba la noticia de la concesión de los premios de la Fiesta de las Letras
en la 74 edición, de manera detallada, elegantemente literaria e
informativamente interesante.
—Ciertamente,
así es. También yo disfrute de la noticia novedad.
—Para ti y
para mí, así como en secreto, ¿viste las fotografías que acompañaban la comunicación?
—Sí. Mostraban
las personas que habían compuesto el jurado junto a otras de la Concejalía de
Cultura, Educación y de la Biblioteca.
Me parecieron muy apropiadas para ilustrar la noticia.
—Otra
pregunta, amigo, mientras continuamos con el café: ¿Sabes lo que es la Estética?
—¡Ciri, por
favor! Ya estás con tus jeroglíficos mentales de razonamientos laberínticos.
Volvemos a los estudios del instituto. Recuerdo que es una rama de la Filosofía
que estudia la belleza, el arte, la hermosura y sus plasmaciones en la vida, en
la naturaleza, en el mundo.
—¡Perfecto! Así
es. Pues bien, ahora aplica el concepto de Estética a las fotos del artículo
citado y observarás el contraste que hay. Varias personas en ellas
fotografiadas, nada menos que en el Museo Antonio López Torres, parecen más
bien por sus vestimentas y posturas que vienen de terminar una noche de fiestas
saturnales. Mira… Observa… —el compañero me muestra las fotos, ampliando
algunos detalles.
—Amigo, no
puedes ser tan exigente, cada uno viste como quiere y se sitúa en las fotos
como mejor le parece. A ver si nos vas a imponer, al estilo de los políticos a
los que críticas, unas leyes rancias.
—No, no
defiendo leyes rancias. Es que es imprescindible saber estar y saber presentarse
según a qué actos asista. Si estoy en mi casa utilizaré una vestimenta cómoda,
si voy a las viñas me pondré otra y si necesito tomar parte en un acto público
y de repercusión cultural de ámbito mundial como es la Fiesta de las Letras de
Tomelloso, comprenderás que no puedo ir en chanclas, con pantalón corto, con la
gorra de vendimiar o con el “saquete de tela con la merendilla”.
—Ciri, sigo
insistiendo en la libertad que poseemos cada persona para vivir, actuar según
nuestros gustos, caprichos o modas. Te recuerdo el refrán “el hábito no hace al
monje”. Aplícalo y verás que me acompaña la razón.
—Amigo, tú
dirás lo que quieras, efectivamente como has dicho eres muy libre de expresar
tus opiniones. Me podrás tildar de ideas ya pasadas, pero de lo que estarás al unísono
conmigo, incluso si a cien jueces preguntáramos me darían la razón, es que, si aplicáramos
las enseñanzas de la Estética a algunos personajes de las fotos, ambos estarían
situados en las antípodas. Son irreconciliables como los polos de un imán.
—Voy a alegar
una razón más, —continúa Ciri imparable— ya en el gran Imperio Romano los
emperadores disfrutaban, junto a consejeros en materias políticas, de
personajes entendidos en la elegancia y
refinamiento en el vestir y protocolos. Entre ellos es famoso Petronio “arbiter
elegantiarum erat”, citado en la antigüedad
por Tácito y más recientemente en la novela “Quo vadis?” de
Henryk Sienkiewicz.
Imposible
ponernos de acuerdo en el tema de hoy. Como la amistad está por encima de
cualquier discrepancia, sabiendo que argüir es imprescindible entre personas
pensantes, lo dejamos ahí, pero… nos vamos directos a la heladería, nos llama a
gritos el cucurucho de turrón con sombra.
Post Data : Si algún lector o lectora quiere participar en el debate entre
Ciri y su amigo podéis ver el artículo y fotos en este ENLACE
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Sábado, 5 de Julio del 2025
Sábado, 5 de Julio del 2025