Repostaré en la gasolinera de la relación                   

para no dejarme llevar por la avería de la rutina,

agotada de pasos penitentes carentes de ilusión.

Para caminar por la autopista del amor,

hay que ir bien provisto de aceite de pasión

que nos facilite circular

por la vía de la ilusión y del encanto

y, así, viajaremos por la vida auténticamente

construyendo nuestro amor.

 

Descubramos el modo de empaparnos

en la playa del deseo de estar unidos;

boguemos como un barco

que estaba a la deriva

y reconduce milagrosamente

su rumbo hasta llegar a buen puerto.

Sería eso posible

con la brújula de tu cariño

cuando me cubres de besos.

Seamos más personas

en nuestro encuentro

teniéndonos en cuenta

más el uno al otro

decididos hacia un “nosotros”

en un atemporal tiempo.

 

No quieras ser tú

 como la ropa de entretiempo,

que nos tapa la piel

con las inclemencias

de primavera y otoño,

con un imprevisto

cambio en el viento.

Pero el amor es otra cosa,

te hace desnudarte el alma,

despojarte de cosas sobrantes,

verte y sentirte a plena luz

del día de un verano valiente y gozoso,

sin miedo a encontrarnos

y darnos la mano.

Y que me digas sonriendo

“Te acompaño”.