Opinión

Julio Verne: El hombre que soñó la Ciencia

| Viernes, 18 de Julio del 2025
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“La escotilla del Nautilus se cerró con un suave silbido metálico. A lo lejos, entre las luces verdosas del fondo marino, se divisaba la figura de un capitán, no era Nemo, sino Julio Verne, con su cuaderno bitácora y  murmuraba: ‘Algún día, esto .... será ciencia.”

Este año se cumplen 120 años la muerte de Julio Verne y bien merece ser recordado un personaje de este calado universal que fue un “profeta del progreso”.

Verne no fue un científico, pero sus novelas alimentaron la imaginación de quienes sí lo fueron. Revolucionó la literatura de aventuras y anticipó -­con una exactitud asombrosa- avances tecnológicos y descubrimientos científicos que llegarían siglos después.

Nació en Nantes, el 8 de febrero de 1828 y murió el 24 de marzo de 1905. Fue un escritor, dramaturgo y poeta francés. Mantuvo una gran amistad con Alejandro Dumas, quien tuvo una gran influencia personal y literaria en Verne. Su vida transcurrió inmersa en el estudio, se pasaba muchas horas en la biblioteca investigando.

Estudió derecho en la Sorbona pero pronto abandonó ese camino para dedicarse a su gran pasión: la literatura de aventuras. Algunas de sus obras más relevantes son Viajes extraordinarios, Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), Miguel Strogff (1876), La isla misteriosa y Viaje al centro de la Tierra.

También escribió la famosa novela de aventuras, La vuelta al mundo en 80 días que tuvo un éxito rotundo. Y una vez más, sirvió de ejemplo para que una periodista estadounidense, Nellie Bly, llevara a cabo ese viaje, no de forma ficticia sino real, batiendo el récord en 72 días.

Su vida estuvo tejida con luces y sombras ya que, desde un principio, su padre quería que fuese abogado en vez de escritor. Con su mujer, Honorine Morel, tampoco compartiría el entusiasmo por la ciencia. Y su único hijo, Michel, bohemio y rebelde tuvo que ser internado en un manicomio. 

¿Era un visionario? ¿O simplemente un gran lector con un gran conocimiento del pensamiento científico de su época? En sus obras se pueden apreciar ciertos rasgos de los más talentosos como fueron Leonardo da Vinci, Isaac Newton, Jules Janssen y hasta del mismo Tesla.

Indudablemente fue un visionario y anticipó hallazgos científicos e inventos que asombrarían al mundo tales como el submarino Nautilus, de Veinte mil leguas de viaje submarino (1870); el viaje espacial, en De la Tierra a la Luna (1865); helicópteros, aviones eléctricos, videoconferencias, internet, muñecas parlantes y ascensores. 

Ha servido como fuente de inspiración para muchos ingenieros y astronautas. Diversos inventores del siglo XX lo han citado como influencia directa. Así es el caso de Konstantín Tsiolkovski, el padre de la astronáutica rusa, Robert H. Goddard  y Neil Armstrong.

 

Legado científico y humanístico

Verne tuvo ideas brillantes y supo narrarlas como pequeños sueños que llegarían a hacerse realidad. En Veinte mil leguas de viaje submarino, el capitán Nemo, a bordo del Nautilus, pronunciaba estas palabras:

“El mar no pertenece a los déspotas. En su superficie pueden aún ejercerse sus injustas leyes, disputarse, pelear, devorarse, llevarse todas las horrores de la tierra. Pero a treinta pies por debajo, su poder cesa, su influencia se extingue, y reina allí la tranquilidad y la libertad.”

Esta cita es pronunciada por el capitán Nemo en el capítulo XI,  refleja claramente el  pensamiento idealista de Verne. Viene a decirnos que el hombre en la superficie se rige por las más viles reglas, la depredación, la piratería y el egoísmo más canallesco.

Verne nos sumerge en ese mundo submarino donde nos revela las maravillas de este planeta, las cuales, muchas veces pasan desapercibidas para el hombre que habita en las superficies. ¡Ahí, está la ciencia!.

Nos dio una gran lección aún más importante: El conocimiento y la curiosidad van de la mano. Estos anhelos también los tuvo en cuenta el físico Einstein cuando dijo que primero hay que soñar para después materializar ese sueño.

Julio Verne encarna al hombre renacentista capaz de darle ese toque humanista a la ciencia. En él confluyen la ciencia y la filosofía. Se comporta como un alquimista del conocimiento, quien es capaz de revelarnos los arcanos del universo con rigor científico y con la sensibilidad de un poeta.

Fusiona esa simbiosis donde convergen dos vías que el ser humano ha renunciado, como son “las letras y las ciencias”. Se nutre de la fantasía y la imaginación que es la que lo lleva a imaginar estos inventos científicos.

Desde mi punto de vista, Verne no sólo se anticipa a la ciencia y aborda el pensamiento científico sino que se mete de lleno en el tecnológico, que es el brazo de la ciencia. Construye lo que la ciencia piensa. Viene a referirse a lo que decían los antiguos griegos como Arquímedes cuando construye la palanca.

Otro inventor matemático de la era tolemaica, Herón de Alejandría (10-80 d.C) descubrió el efecto del vapor bajo presión para abrir las puertas del templo. Se anticipó y aportó en su ensoñación dispositivos tecnológicos al igual que Julio Verne.

Conviene saber que ciencia y tecnología forman el binomio mas importante del progreso humano. Nuestro querido Verne se ocupó de ambas cosas y prueba de ello son sus ingeniosas máquinas invitadas para colocar en ellas a los héroes de sus viajes y aventuras.

En conclusión, el ingeniero fabrica las palancas, los motores, los puentes, basándose en lo que el científico estudia y descubre: la fuerza de la gravedad, la constitución de los átomos, las leyes de la termodinámica o el principio de flotabilidad de los barcos.

En este siglo XXI la ciencia está descubriendo conceptos increíblemente poderosos, uno de ellos es la “física cuántica” que aborda el comportamiento de las partículas subatómicas, la luz y los campos magnéticos y gravitatorio y las fuerzas nucleares de interacción.

Ya en el siglo pasado, gracias a la cuántica la tecnología nos proporciona un potente dispositivo llamado transistor que basado en el “efecto túnel” transformó totalmente el mundo de las computadoras. También podemos mencionar el láser, el GPS, la tomográfica axial computarizada etc.

En definitiva, la ciencia no es la enemiga del hombre, es el hombre quien usa mal la ciencia para alcanzar sus maldades y más viles deseos.

La ciencia y la espiritualidad son las otras dos caras del conocimiento y entre ambas, con exquisito equilibrio, es donde está la virtud. Julio Verne se anticipó a  su tiempo y fue capaz de mostrar a los científicos el camino para la exploración y el desarrollo, ese fue el verdadero papel de este hombre.

“De nuevo la nave comenzó a partir surcando aguas mar adentro….y a lo lejos rezumaba un mensaje "Explorad, explorad los océanos del conocimiento sin soltar el ancla de los sueños. Solo así podréis conquistar el mundo

Les invito a leer alguno de sus libros. ¡Sigan soñando y sean felices!

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