Opinión

Noche de tormenta

Juan Romero Gómez | Domingo, 27 de Julio del 2025
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La noche había cambiado sobre la ciudad, Y con ella, una tormenta se había desatado. Los truenos retumbaban en el cielo, y los relámpagos iluminaban la oscuridad. El viento rugía con fuerza haciendo que las ventanas y las puertas se sacudieran con violencia. La lluvia caía con intensidad, golpeando contra el suelo y creando pequeños ríos que fluían sobre las calles, la tormenta era tan fuerte que parecía que el mundo se estaba acabando. Pero en medio de la tempestad había algo de belleza y de poder que era imposible de ignorar. Todo tenía un efecto hipnótico y la gente, que se quedaba mirando por las ventanas, fascinaba por la fuerza de la naturaleza. Los niños se reían y jugaban en la lluvia, disfrutando en su   libertad, y la emoción del momento. Mientras tanto, los adultos se preocupaban por la seguridad y la estabilidad de los hogares y negocios.

La noche era un recordatorio de la fuerza y la imprevisibilidad de la naturaleza, y de la importancia de estar preparados para cualquier cosa. Con el paso de la noche, la furia de la tempestad fue disminuyendo, el sol apareció en el horizonte y la lluvia regresó a su intensidad habitual.  La tormenta terminó, pero su efecto persistía. Las personas se sentían renovadas y la ciudad lucía ya más viva.  Todo había sido un recordatorio de la fuerza y la belleza de la naturaleza, y de la importancia de apreciar y respetar su poder. La noche había sido un evento memorable, y la gente la recordaría por mucho tiempo. La fuerza de ese momento había sido un recordatorio que la naturaleza es capaz de crear. Recordando la importancia de respetar y convivir en armonía con la naturaleza. Y cuando la última gota de lluvia cayó del cielo, la tormenta se despidió con un susurro suave, dejando atrás un mundo renovado y fresco y un cielo azul que brillaba con pureza y amor. Los niños juegan en los riachuelos que se forman en las calles. Se percibe un olor a tierra húmeda acompañado de las voces de niños en la mañana. Al abrir la puerta, es posible observar la calle y las ramas verdes arrastradas por el agua. Contemplo aquello que la tormenta ha desplazado.  Sé que el agua no se lo lleva solo lo cambia de sitio.

Pequeño poema a la tormenta. Tormenta de agua y aire, furia divina, que con truenos y relámpagos nos asustas, y con lluvia intensa la tierra inundas, y el viento rugiendo, todo lo intimida.


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