La mayoría de los temporeros son de nacionalidad marroquí y también hay una presencia importante de cameruneses. Ceres, al igual que el años pasado, está llevando a cabo una primera acogida; el Centro Social ayuda con billete para gente que quiera regresar y con medicinas, mientras que Cruz Roja está dando unos kits de limpieza y el grueso queda para Cáritas que abre ficha a cada temporero, una hoja de seguimiento, protección de datos y la acogida que tiene lugar en la calle Nueva. "Propusimos centralizar todo en una única sede, que haría más eficar el trabajo, pero no hubo acuerdo".

Requena vuelve a denunciar el problema de la vivienda "con gente que tiene que dormir en los acerados de las naves, gente que ha vuelto a la depuradora o incluso gente que duerme en los transformadores o en los sitios que encuentran". La presidenta de la ONG rebate el argumento de quienes dicen que "Cáritas propicia el efecto llamada, algo que no es así. Nosotros no podemos cerrar en verano porque la gente tiene que estar atendida. Hay gente que quiere trabajar y no puede porque no tienen residencia o papeles y el que los tiene tampoco lo encuentra. Y no es un problema coyuntural del verano, lo tenemos todo el año. Hay sectores como el del campo o la construcción donde se necesita gente, pero parodojicamente personas muy válidas no pueden trabajar". 

Por otro lado, Teresa Requena explica que hay personas que no están visibles "porque no están empadronadas y nosotros somos los únicos que los podemos atender. Además, se están pidiendo precios abusivos, ya no por una casa, sino por una sola habitación, lo que agrava la situación de estas personas". 

"Con esfuerzo, llegamos hasta donde llegamos, -dice Requena-, que vuelve a subrayar que la situación está bastante tranquila hasta ahora".