(Extracto)

¿Quién?

¿Quién late en mi ventrículo a dos voces?

¿Quién viene a desnudarme del invierno?

¿Quién rima con mi nombre en un cuaderno?

¿Quién doma al por mayor lobos feroces?

¿Quién coño se encariña con dos roces?

¿Quién manda los decálogos al cuerno?

¿Quién muere en el deseo subalterno

de huir tirando al mar dos albornoces?

¿Quién busca tres sandalias para un gato?

¿Quién baila con el juez por desacato?

¿Quién pierde por deporte los tranvías?

¿Quién osa despertarme con su boca?

¿Quién niega airadamente no estar loca?

¿Quién cree en el amor en estos días?

 

No des un paso más

No des un paso más, te lo suplico,

ni exhibas esa hipnótica sonrisa;

mi pobre corazón se descamisa

y ya se ha vuelto tonto, o tonto y pico.

No des un paso más, que no me explico

por qué te me aproximas tan deprisa.

Mi débil voluntad es tan sumisa

que inspiro y el O2 te lo dedico.

No des un paso más, no me cautives,

que tengo las hormonas muy proclives

a hacerte un chalecito aquí en mi pecho.

No des un paso más, mujer infame,

corriendo el gran peligro de que te ame,

que estaba tan tranquilo y no hay derecho.

 

No te me acerques

No vengas sin un beso en la mirada,

ni traigas un cerrojo en el semblante.

No llegues sin creer en el instante,

no emprendas un camino hacia la nada.

No acudas con la dermis agotada

de un roce insustancial y delirante,

ni irrumpas con el hálito distante,

con ganas en el filo de la espada.

Si me haces el favor, no te aproximes

carente de propósitos sublimes

y ajenos a la ceja más incrédula.

Por mucho que el camino lleve a Roma,

a mí no te me acerques ni de broma

si no traes amor hasta la médula.