Opinión

Las manos mágicas

María Remedios Juanes | Domingo, 14 de Septiembre del 2025
{{Imagen.Descripcion}}

Miguel Hernández: “La mano es la herramienta del alma”.

Hace pocos días estuve visitando una exposición sobre la “evolución de las manos a lo largo de la historia del ser humano” que me hizo reflexionar acerca de su importancia en la historia de la humanidad. Es más, me atrevería a decir que son la piedra angular que resuelve el progreso de las civilizaciones.

Pero…¿Ustedes se han mirado alguna vez las manos? ¿Las cuidamos lo suficiente? ¿Somos conscientes de todo lo que hacemos con ellas?

El término manos procede del latín “manus”, de la palabra “manipulus” que significa “aquél que tiene manos para manipular”. Pensemos en todos los trabajos de cualquier índole, desde la artesanía, la agricultura, hasta las artes de la pintura, escultura, la música y todos los avances en la rama de las ciencias.

Ciertamente, si en vez de manos hubiéramos tenido alas, o aletas, o pezuñas, o garras, nunca habríamos llegado los seres humanos a viajar por el espacio. Según los científicos, como Darwin y Engels una gran parte de nuestras características físicas y anatómicas las compartimos con determinadas especies de primates superiores del Viejo Mundo. 


Pensemos en tareas tan elementales como lanzar una piedra, fabricar herramientas complejas, construir piezas de barro, trabajar las pieles de los animales, etc.. Estas y otras fueron las tareas que a lo largo de milenios dieron forma y funcionalidad a nuestras manos, en un proceso de adaptación.

Las manos, desde el punto de vista de la biomecánica, ciencia que se encarga de estudiar los movimientos de nuestro cuerpo conjugando la actuación de músculos y nervios, son una herramienta perfecta, que incluso ahora se intenta emular sin mucho éxito en los robots.

Para lo que han servido

Me llaman poderosamente la atención, aquellas pinturas de colores, en las que aparecen cientos de manos con las huellas de los primeros habitantes de las cavernas. Posiblemente las pusieron porque querían dejar latentes sus propias señas de identidad y existencia. ¿Pensando en un legado histórico, quizá?

Si lo pensamos, por un instante, ese sesgo sigue vigente hasta el día de hoy, ya que las huellas dactilares son nuestro signo de identidad intransferible de cada ser humano.

Aquellas manos eran utilizadas para cazar, incluso para hacer sus pinturas rupestres que han permanecido en las Cuevas de Altamira y la Cueva de las manos, en Argentina. A la vez que evolucionaron sus manos, también fueron evolucionando sus cerebros tal y  cómo lo han demostrado los estudios científicos. 

De todo ello, ha quedado constancia a través del período Paleolítico y la Edad de los metales. El paso de una sociedad nómada a una sociedad sedentaria y los grandes descubrimientos como fueron la escritura cuneiforme en las tablas de arcilla, en Mesopotamia, han contribuido a consolidar las diversas artes.

Curiosamente, las manos también han servido para orar en diferentes religiones, como así lo hicieron los primeros cristianos, incluso los hinduistas y budistas. Las distintas posturas propiciaban ese equilibrio cuerpo-mente-alma y servían para conectar lo terrenal y lo celestial.

Frank R. Wilson se refiere a la actividad de las manos cuando habla de las “raíces físicas ocultas de la aptitud humana” y Heidegger sostiene que todo movimiento de la mano conduce al pensamiento. 

El desarrollo de los pulgares de la mano también supuso un gran avance en cuanto a la artesanía y la agricultura. Y cómo no olvidar que servían en la Antigua Roma para condenar o salvar a los gladiadores.

Hoy en día, las manos siguen prestando un servicio de valor incalculable al lenguaje de los sordo mudos, que se resuelve de alguna forma a través de las manos, al igual que el lenguaje braille para los ciegos.

Darwin observó, cuando hizo su viaje a Sudamérica en el barco Beagle que los picos de cada especie de pájaro (los pinzones) evolucionaba en función de las islas donde habitaban. Si aplicamos este procedimiento en las manos. El hombre ha hecho igual, en todo tipo de trabajo.


Cuando observo la escultura, la arquitectura, los tallados magistrales en madera, la pintura y todos los avances científicos, siento que toda esa imaginación ha sido llevada a cabo con las manos y al unísono de la sensibilidad. Las emociones y la sabiduría humana, casi  celestial, capaz de rozar la bóveda de cualquier catedral. 

Las manos han servido para cuidar a personas, tejer los telares, como Penélope en La Odisea. Las mujeres que hacen ganchillo y cosen vestidos de fiesta, para todo tipo de eventos, también cuentan relatos de la memoria y la belleza.

Sin embargo, existe la otra cara de la moneda y es que, por desgracia, las manos son capaces de cometer las peores atrocidades. Entonces, ¿son las manos o es el cerebro humano y los pensamientos más viles, destructores y mundanos?

Es por ello que antes de actuar o ejecutar nuestras acciones con nuestras manos, ya sea de manera artística o mediante la escritura, incluso recogiendo las uvas en la vendimia en este mes de septiembre. Seamos capaces de recoger una buena cosecha en nuestras vidas para dejar una huella imborrable en cada ser humano que forma parte de nuestra historia.

¡Sean felices y den valor a sus manos!

127 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}