Tomelloso

Con “Alucinaciones”, Filomena Moreno y Ragallo enseñan su arte más íntimo en el Café de la Glorieta

La muestra estará en el emblemático Cafetín durante todo el mes de octubre

Francisco Navarro | Viernes, 17 de Octubre del 2025
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El Café de La Glorieta acogió este jueves la inauguración de “Alucinaciones”, una exposición compartida por Filomena Moreno y Raúl Gallardo, RAGALLO, que toma como punto de partida el concepto poético acuñado por José Hierro: lo onírico como vía de conocimiento interior. La apertura tuvo buena respuesta del público —que se llevó alguna que otra sorpresa—, atraído por el carácter experimental y sensible de la propuesta.

Del trauma a la creación lenta

RAGALLO explicó en conversación con este medio que el proyecto nace de una experiencia vital profunda, “la alucinación la utilizaba José Hierro a partir de un golpe traumático o de una memoria muy dolorosa. En nuestro caso, viene de momentos negativos, o incluso, de pérdidas personales que te empujan a mirar hacia dentro”, confesó.

Esa exploración interior no se plantea como evasión, sino como descubrimiento, señalaba el artista, “las alucinaciones están lejos de la realidad, pero sirven para investigar sobre ti mismo. Son introspectivas, de descubrir hacia adentro más que hacia afuera”.

El proceso creativo, añadió, ha sido lento, intuitivo y prolongado durante meses, dejando en la obra un poso que no existe en trabajos más lúdicos o sociales.

Técnicas antiguas y tinta contemporánea

En esta dualidad artística, Filomena Moreno aporta la experimentación fotográfica mediante técnicas centenarias en desuso, que requieren una pericia casi artesanal. Frente a ello, RAGALLO permanece fiel a su dibujo en tinta, un lenguaje que, según describe, se va construyendo a medida que se avanza: “la obra se va haciendo conforme la elaboras y te lleva por caminos que confirman sospechas que ya tenías, pero que no hubieras descubierto de otra manera”.

El arte como traducción de la memoria

El artista reconoce que trasladar el dolor al plano visual conlleva una tensión entre lo sanador y lo traumático, “puede resultar terapéutico, pero también traumático, porque vuelves a revivirlo. Lo reinterpretas y lo traduces a dibujo. Otros lo escribirían; nosotros lo plasmamos en obra gráfica”. El resultado, sostiene, es un territorio emocional que conecta con el espectador desde la sugerencia, no desde la evidencia.

La exposición, que podrá visitarse hasta final de mes, enlaza con la idea poética de Hierro sobre las “alucinaciones” como espacios envueltos en niebla —que también estuvo presente en la inauguración—, donde la lógica se diluye para dejar paso a la emoción y al pensamiento simbólico.

Ambos creadores invitan a adentrarse en esa bruma no para huir, sino para “explorar la capacidad del alma para conocerse a sí misma y a la realidad desde un plano más íntimo y complejo”.

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