Tomelloso

El silencio que desgarra, Forever sacude al Marcelo Grande

Kulunka Teatro conmueve con una tragicomedia silente sobre los sueños rotos, el miedo y la fragilidad familiar

Francisco Navarro | Domingo, 19 de Octubre del 2025
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Que la vida va en serio, como cantaba Gil de Biedma, uno lo empieza a comprender tarde. Quien más y quien menos hemos sufrido los, casi siempre dolorosos, tumbos de la existencia. Esos volantazos del destino que, inexorablemente, nos alejan de nuestros sueños. Y ese es, a grandes rasgos es el argumento de “Forever”, el aclamado montaje de Kulunka Teatro que llegaba este sábado al Marcelo Grande.

Una obra dura, emotiva e intensa sobre la incomunicación, los estigmas, el fracaso, la frustración… que nos siguió conmoviendo bastante rato después de haber abandonado la sala. “Forever”, Kulunka Teatro, recibió una gran ovación (una de las mayores que hemos escuchado últimamente en el Marcelo Grande), por su manera contenida, elegante, creíble, sincera y emotiva de contarnos esta historia normal sobre una familia normal.

Teatro sin palabras, almas expuestas

Kulunka nos plantea su teatro recurriendo a las máscaras (inexpresivas), prescindiendo de las palabras, Y con ese lenguaje, y la indudable maestría de los actores, nos cuenta la historia de una pareja joven y enamorada que vive en un hogar corriente. Esperan un hijo que tarda en llegar y cuando lo hace, tiene una discapacidad.

A partir de ahí, el destino da un volantazo y el miedo, la pena, la sobreprotección, incluso, minan los sueños y las esperanzas de la familia. Los personajes van cayendo sin solución, hay bullying, ruptura, incomunicación… y parece que no hay nada que frene esa imparable caída.

Una tragedia de andar por casa

Edu Cárcamo, José Dault, Garbiñe Insausti e Iñaki Rikarte nos muestran una tragedia (tragicomedia, a ratos) de andar por casa, que tiene poco que ver con los grandes dramas clásicos. Lo que cuenta “Forever” nos puede pasar a cualquiera (si no es que nos ha pasado ya), o a nuestro vecino, o a nuestro primo.

Es nuestra vida, con sus aciertos y contradicciones, con sus escenas patéticas que nos arrancan una sonrisa (helada alguna vez). Aunque las máscaras y la ausencia de diálogo nos permitan alejarnos del dramatismo y la angustia de los miembros de la familia, la increíble gestualidad de los actores, su gran trabajo, nos lo remarca en cada escena.

Un escenario que gira como el tiempo

“Forever” transcurre en un escenario giratorio que nos permite recorrer las tres habitaciones de la casa, incluso el espectador puede ver dos cuartos a la vez. Se trata de un elemento que potencia la obra y le da una dimensión muy cinematográfica. Esa escenografía enfatiza el paso del tiempo, los cambios de los personajes, sus estados de ánimo. Ante la ausencia de palabras hay símbolos reveladores como el cojín en forma de corazón que se va marchitando durante toda la obra. O la implacable música que hace que no nos relajemos durante los 90 minutos de la obra.

Al final, la esperanza aparece tenuemente con un breve destello. Como decimos, “Forever” recibió una larga y sonora ovación del público del Marcelo Grande. El periodista abandonó la sala abatido y conmocionado, pero feliz por haber asistido a un gran espectáculo.

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