La Voz en reflexión

Una segunda vida para los libros

Carlos Moreno | Martes, 4 de Noviembre del 2025
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Siempre que llego a la Biblioteca Municipal “Francisco García Pavón” no puedo evitar detenerme en la mesa de trueque de libros, colocada a la derecha de la escalera. La curiosidad me lleva a leer los títulos de esos libros, que lejos de ser despreciados, olvidados o tirados al limbo, se les otorga una segunda vida. Más tarde o más temprano aparecerá ese ávido lector que se lleve algunos de los volúmenes. Y me cuentan la directora y trabajadora de la biblioteca que la mesa rezuma vida y actividad.   

Este punto de trueque se instauró hace cuatro años y abre las posibilidades de lectura a muchas más personas. En esta mesa, en la que libremente se puede dejar y coger, aparecen los títulos más variopintos, “La bruja Gari”, “Frankenstein”, revistas y discos de aplicaciones informáticas,, un libro de poemas “Metamoforsis cotidianas”,  “El hotel de los horrores”, alguna enciclopedia, un disco de “Héroes del Silencio”, una colección de dvd del personaje  “Teo”, justo en los días que la biblioteca dedica un destacado protagonismo a la literatura infantil…Otras veces he visto los poco amables tochos de oposiciones, cursos de banca, libros de autoyuda, otros que están escritos en otro idioma…temática diversa, curiosa y variada como pregonaba aquel famoso programa de televisión “Todo, todo está en los libros”.

Las trabajadoras de la biblioteca nutren esa mesa con otros libros, y a veces discriminan, y tienen que quitar ejemplares de libros, periódicos o revistas que prácticamente se caen a pedazos. Algunos deben entender que estamos ante una mesa de trueque y no un contenedor.  Afortunadamente, la gran mayoría entiende bien la mecánica e idea del servicio.

A la hora de escribir este artículo aparecían varios ejemplares de las novelas premiadas en el García Pavón de la Fiesta de las Letras y el poemario galardonado en el “Eladio Cabañero”. 

Hay amantes de la literatura que son celosos guardianes de sus bibliotecas particulares. Guardan sus tesoros como oro en paño, pasan revista visual para ver si están todos, releen los que más le gustaron, buscan ese pasaje o párrafo que tanto les impacto en la primera lectura. Algunas obras están dedicadas por los autores, en otras aparecen párrafos subrayados y anotaciones de su propietario que le dan un porte más personal e íntimo. Pero también existe una cultura de intercambio. Conozco lectores, nuestro colaborador Ramón Serrano es uno de ellos, que intercambian los libros que ya han leído.

Loable iniciativa la de esta mesa resucitadora de libros que el periodista nunca deja de mirar cuando llega a la biblioteca. Es cierto que hay libros mejores y peores, pero todos guardarán algún encanto en sus páginas. Alguien dijo que  un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. Y añado yo, si lo tienes en tus manos, se convierte en una de las mejores compañías.


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