Deporte

El infortunio se ceba con un Yugo Socuéllamos que pierde en casa ante el Sanse

Lanza deportes | Lunes, 17 de Noviembre del 2025
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Mañana gris en Socuéllamos. El Paquito Giménez amaneció con el ambiente frio que pronto se adueñaría también del juego y del ánimo de la grada. Una veintena de aficionados del Sanse, llegados desde Madrid, fueron los únicos que mantendrían el calor en la grada, testigos de excepción de cómo su equipo se llevaría los tres puntos en una jornada donde la lógica futbolística fue la gran ausente.

El partido comenzó como un duelo de tanteo, un espejo de la clasificación, el Yugo, antepenúltimo y desesperado por arañar su primera victoria en casa, se mostraba serio; el Sanse, cómodo en puestos altos, buscaba no despegarse de la cabecera. Los primeros compases fueron un intercambio de sensaciones, de balones largos y córners estériles. Una coreografía sin ritmo donde ni el Yugo ni el Sanse encontraban la llave para abrir la cerradura.

La primera parte fue un símil perfecto de la temperatura, fría. El Yugo, disciplinado atrás, no cometió errores graves, pero en ataque la chispa brilló por su ausencia. Legaz tuvo un mano a mano fallido, y el Sanse respondió con un disparo de Fer Ruiz que no logró sorprender a Adri.

El silbato del medio tiempo llegó con el consuelo de la solidez defensiva local, un espejismo que se rompería al regreso.

La segunda parte fue un drama en tres actos. El primer acto se produjo apenas iniciada la reanudación, Adri, el guardameta del Yugo, se convertiría en héroe salvando el remate a bocajarro de gol a Fer Ruiz. Era el aviso. Segundos después, en la salida del córner, Ocaña, el mismo que minutos antes había visto la amarilla por golpear a Carlos García, remataría con la cabeza para batir a Adri y romper el marcador. Un gol que sentó como un mazazo, un premio excesivo para un Sanse que no había mostrado superioridad.

En el segundo acto se produjo la injusticia y la expulsión. El partido se tensó. En el minuto 62, Ocaña cometió una falta clara para cortar una contra y el colegiado, Alberto Sevillano, perdonó la segunda amarilla que habría significado la expulsión. Fue la mecha. Poco después, en otro córner, varios agarrones en el área local fueron ignorados por el árbitro. La protesta del entrenador Jacinto Trillo le costó la expulsión. El Yugo no sólo luchaba contra el rival y el marcador, sino también contra la sensación de injusticia arbitral.

El tercer acto trajo la sentencia. Con el Yugo herido y desmoralizado, el Sanse cerró el encuentro. Vander, en el minuto 79, aprovechó una jugada por la derecha para marcar el segundo y sentenciar el partido. El gol cayó como un manto de silencio sobre el Paquito Giménez, sólo roto por los alegres cánticos de los aficionados visitantes. Los cinco minutos de descuento fueron un mero trámite.

El Yugo lo intentó con corazón, pero hoy ni la suerte, ni el juego, ni las decisiones arbitrales estuvieron de su lado. La derrota deja al equipo a siete puntos de la salvación, un pozo que parece más hondo tras una jornada tan amarga.

Sin embargo, en el fútbol, como en la vida, la esperanza es lo último que se pierde. El Yugo viaja ahora a enfrentarse al Getafe ‘B’ con la lección aprendida y la imperiosa necesidad de resurgir. Ya han demostrado este año que pueden vencer al líder a domicilio. 

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