Un premio que confirma su interés arquitectónico

Este reconocimiento se suma al Premio Profesión otorgado en julio por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), consolidando la relevancia técnica y patrimonial de un proyecto concebido para frenar el colapso inminente de un sistema de cuevas-antenas de más de 40 metros de profundidad, afectado por décadas de abandono y degradación estructural.

Los responsables del proyecto —José Antonio Aguado Benito, Javier Vellés Montoya y Juan Alonso Aperte— recogieron el premio en un acto celebrado en Ponferrada (León), al que asistieron la concejala de Obras, Carmen López, la arquitecta municipal Hortensia Gómez y el arquitecto técnico municipal Samuel Boronat. La entrega corrió a cargo de María Teresa Verdú, directora general de Agenda Urbana, Vivienda y Arquitectura, y los comisarios de la Bienal, Ander Vados y Miguel Ramón.

Reinterpretación de técnicas tradicionales

El proyecto destaca por combinar métodos contemporáneos con técnicas tradicionales de Tomelloso, aplicando trabajos con algas de cal, pilares hiperbólicos de fábrica, muros de ladrillo macizo, refuerzos mediante inyecciones y la incorporación de micropilotes de contención inspirados en estructuras mineras. Además, se ha empleado pumita en el cemento para mejorar el equilibrio higrotérmico y favorecer la fijación de CO₂, apostando por soluciones sostenibles y de bajo coste energético.

Una oportunidad para el patrimonio subterráneo

La intervención no solo garantiza la estabilidad de las cuevas, sino que las revaloriza como espacios bioclimáticos, estables térmicamente y alineados con la tradición mediterránea. El Ayuntamiento, implicado desde el inicio, ha contado con una aportación de un millón de euros de la Diputación para completar esta actuación, apoyada igualmente por la Universidad de Castilla-La Mancha, el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, los servicios técnicos municipales y diversas empresas locales.

La BEAU, impulsada por el Ministerio de Agenda Urbana, reconoce obras que reflejan la diversidad y calidad de la arquitectura española bajo el lema “La arquitectura como política de cambio”. En esta edición, los proyectos finalistas han destacado por su sensibilidad social, ambiental y patrimonial, especialmente aquellos centrados en la rehabilitación y regeneración de espacios existentes, como el caso de Tomelloso.