Opinión

Bombos de Tomelloso

Artículo de Joaquín Patón Ponce en colaboración con Carolina Sánchez Espinosa

Joaquín Patón Ponce | Viernes, 19 de Diciembre del 2025
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Los bombos de Tomelloso son, en nuestra opinión una construcción única y peculiar. Se deben encuadrar entre las construcciones en piedra seca, sin embargo, tienen muchas diferencias con otras construcciones en las   que se empleaba esta misma técnica.

 La UNESCO ha declarado como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad la técnica de construcción  en piedra seca, en  la cual hemos encuadrado los bombos. Por aquí se llama piedra vana.

 Los bomberos de Tomelloso tomaban más riesgos que, por  ejemplo, los que levantaron los cucos de Criptana. De esta forma, se ve la construcción menos picuda y más bonita, pues no se eleva tanto. Cada fila cierra más con respecto a la anterior que en los cucos.

Además, si en uno de los bombos grandes no hubiesen tomado estos riesgos hubiese tenido muchos metros de altura. Esto conlleva que la obra tenga más peso, que haga falta más piedra pequeña etc…

Los bomberos de Tomelloso los construían de una cúpula , de dos y de tres. Los de tres tienen más superficie útil en el interior. El  bombero nunca estaba solo. Podríamos decir que cuando no había mucha atura en los muros lo ayudaban una o dos personas. En cuanto   la obra se encontraba en la cúpula, siempre lo ayudaban al menos dos personas.

Las terreras sacaban toda la tierra que los picaores excavaban en las cuevas. En los bombos las mujeres de Tomelloso colaboraban en la construcción en igualdad con los hombres. Salvo colocar piedra en la falsa cúpula. No conocemos ningún caso de un bombo  levantado por una mujer hasta arriba.

En el término de  Tomelloso hay un trabajo de hace veinte años catalogando todos los que había entonces, unos 300.

 “Solo” nos quedan por catalogar en torno a 700 en términos vecinos. Esto es posible, aunque trabajoso.

En cuanto empezaban a colocar las lajas –piedras calizas planas- que forman la cúpula, los bomberos, además de cerrar un poco más cada fila para ir tapando el hueco, colocaban las piedras un poco inclinadas hacia adelante.

Cuando quedaba un hueco pequeño por cerrar- entre 30 y 50 cm.- se buscaba una piedra grande forma cónica “el bolo” , se  colocaba con la parte ancha hacia arriba y se la golpeaba.

En una obra prácticamente terminada, con toda la piedra colocada incluso la pequeña, el bolo se introduciría unos pocos centímetros en el hueco que dejaban las lajas de las  últimas  filas apretando   o sellando la obra. Por aquí se dice sellando.

Hemos de reflejar también  el hecho de que los bomberos no habían estudiado arquitectura ni siquiera habían asistido a ningún curso de  formación. Trabajaban con su intuición y la experiencia que les pudiesen haber transmitido sus padres, abuelos o algún vecino.

Al menos la mitad de los bombos no tienen puerta. En verano, aún sin puerta, son un refugio fenomenal pues afuera, en esta tórrida llanura, puede hacer 40 grados y en el  interior de estos refugios de piedra pasar muy poco de los 20.  

En el invierno manchego la temperatura puede bajar fácilmente a 6, 7 o más grados bajo cero. Además, tenemos muchos días de viento. El más frío de todos los vientos que recorren esta llanura es el cierzo o viento del norte.

El viento del sur aunque corra el mes de Enero, es mucho más cálido que el cierzo. El del suroeste, además de traer las lluvias más importantes en La Mancha, es también más cálido que el cierzo.

Es por eso que todos los bombos- puede haber alguna excepción- tienen la puerta de entrada mirando al sur o al sur-suroeste.

 Podríamos reflejar aquí mil detalles más que demuestren la enorme valentía y aún mayor sentido  préctico de nuestros antepasados  tomelloseros. Ellos levantaron el imperio de viñedos, bombos, bodegas-cuevas y destilerías que podemos observar en nuestra localidad.

Sin embargo, lo dejaremos en este punto por si despertamos  en algún lector la curiosidad de salir al campo desde Tomelloso en cualquier dirección. Merece la pena observar la inigualable decoración del paisaje que hacen los bombos construidos por agricultores tomelloseros

Sin duda, otro de los atractivos patrimoniales y turísticos de la llanura manchega son los grandes árboles singulares. Tanto por su belleza como por los pocos que quedan (se adjunta una foto de uno de los mejores de la llanura: el pino centenario de El Rabiado. Además, este árbol está situado muy cerca de una de las zonas en que hay más bombos: La Zanahoriera.


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