La historia de los pueblos y ciudades, con
frecuencia, suele olvidarse de los pequeños detalles que ha terminado por
otorgar sus formas y costumbres actuales. En el caso de Tomelloso, a pesar de
la persistente insistencia de muchos que afirman que es un pueblo sin un pasado
interesante, sí que tiene muchas “intrahistorias” (como yo lo llamo), cuyos
protagonistas, a pesar de su enorme aportación a nuestra sociedad, han
terminado cayendo en un ostracismo involuntario (o no). Tal es el caso de
Ángela Peñacarrillo, una mujer de armas tomar y a quien los tomelloseros
debemos agradecer la construcción de un edificio tan emblemático como es la
Posada de los Portales.
A finales de ese siglo la Orden de San Juan
emprendió una serie de reformas en su edificio que llevaron a Ángela
Peñacarrillo a demandarla, a causa de que las obras la afectaban a ella, la
situación exigió que se requiriesen los servicios del arquitecto del Museo de
Prado y y del Jardín Botánico de Madrid, Juan de Villanueva, quién remedió la
situación.
Sin embargo la acción más relevante de esta activa
vecina de Tomelloso es, quizá, la que tiene que ver con la construcción de la
Posada de los Portales, todo un icono de la ciudad y de la que Ángela fue la
impulsora.
Un cardenal en Tomelloso.
El origen de la Posada de los Portales podríamos
relacionarlo con la muerte del Papa Clemente XIII en Roma. La muerte del
pontífice hace que los cardenales deban reunirse para la elección del siguiente
líder de la cristiandad. Esto afectó a Francisco Solís, arzobispo de Sevilla,
quien, para llegar hasta Roma, escogió una ruta por la que debía pasar por
nuestra localidad. Cuando llegó, allá por el 1769, en Tomelloso sólo existía
una posada para hospedarse, pero con la mala fortuna de que el edificio estaba
pensado para alojar a los trabajadores y arrieros y no gozaba de las comodidades
que tan alto dignatario precisaba. Ni que decir tiene que el arzobispo se vio
obligado a alojarse en la casa de un vecino pudiente de Tomelloso, y lo mismo
su séquito, repartido entre las diferentes casas vecinales.
Pasaron los años y llegó 1774, momento en el cual
muere Clemente XIV, el Papa elegido hacía tan poco tiempo. Nuevamente Francisco
Solís emprende viaje a Roma y de nuevo decide atravesar Tomelloso, quizá con la
esperanza de encontrarse con una posada digna de Su Eminencia. No fue así, a pesar
de que en este tiempo la localidad ya contaba con tres posadas, pero
desgraciadamente, ninguna de las tres estaba pensada para alojar entre sus
paredes a prelados tan importantes. Para vergüenza de los tomelloseros,
Francisco Solís tuvo que volver a quedarse en las casas vecinales mejor
preparadas.
El arzobispo sevillano no volvería a pasar por
Tomelloso jamás ya que, un poco tiempo después del cónclave, murió en la misma
Roma.
Corría el año 1777, tras la muerte de su marido,
cuando Doña Ángela Peñacarrillo decidió que Tomelloso debía contar una posada
adecuada para las grandes personalidades. Ese mismo año, sin demorarse lo más
mínimo, solicitó los permisos y licencias al Consejo de las Órdenes establecido
en Madrid. Al principio los propietarios de las otras posadas tomelloseras
mostraron su más absoluta oposición al proyecto alegando que Ángela únicamente
quería quitarles clientela para enriquecerse ella. Tras perder el litigio y ser
condenados a pagar las costas, Ángela obtiene el permiso para comenzar la
construcción de su posada en 1778. Para ello, la audaz mujer no dudó en traer
los mejores materiales a su alcance, como yeso de Alcázar o madera desde
Almodóvar. Sin saberlo, Doña Ángela Peñacarrillo acababa de construir un
símbolo de Tomelloso.
La Posada terminó alojando a personas de toda condición. Muchas cosas han pasado en los 240 años de historia que atesoran sus maderas, sus pilares, sus muros...pero ahí sigue nuestra querida Posada de los Portales, sobreviviendo a la pérdida de algunas de sus secciones e incluso a un plan para derribarla y convertir el solar en un mercado, y utilizada ahora como centro donde el arte, la cultura, la literatura y la historia convergen para recordar a los tomelloseros que en realidad, sí que tenemos historia, en este caso, la historia de una mujer luchadora y avanzada para su época, que creyó conveniente regalarnos tan precioso edificio.
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Domingo, 26 de Octubre del 2025
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