El telón se alzó con Rocío Luna, la mujer que este año ha ganado el premio Membrillo de Oro de Puente Genil, que se arrancó por malagueñas y remató con un jabegote muy aplaudido por el respetable. Su talento le permitió recordar con la mayor dignidad posible al gran Fosforito, además de brillar con la soleá,  tientos, tangos de varios estilos y los míticos fandangos del Pichichi, que interpretó de manera magistral. Se despidió con el aire más festivo de las bulerías con un público totalmente entregado.

También cautivaría al respetable, Samuel Serrano, con esa voz rota que tiene el privilegio de poseer, en los que expresa como pocos sentimientos de pena y desgarro. Este gran cantaor gitano se arrancó por alegrías y continuó con un taranto que en el que también brilló con luz propia el guitarrista que le acompañaba, El Perla. Samuel Serrano tuvo el detalle de obsequiar a los más flamencos con una deliciosa soleá de Alcalá y ya en la recta final de su actuación siguió deleitando al respetable con tangos, fandangos y bulerías.

Tras estas dos magníficas actuaciones le llegó el turno a los bailaores. El primero en salir a las tablas fue un excepcional Ángel Reyes, enorme en los tangos de Morente y una maravillosa mezcla de tantos de varios estilos en los que se desenvolvió a la perfección. 

La gala finalizaría con la soberbia actuación de Estefanía Cuevas, a la que acompañó a la guitarra, su marido, Andrés Majuelo. Estefanía estuvo brillante en la solea, alegrías y bulerías, tres palos distintos del flamenco que interpretó en un único bloque de actuación y que provocó varias ovaciones del público, al que levantó varias veces de sus asientos.

Como ya es tradicional en el festival, el grupo “Amanecer” entregó al final unos obsequios a los artistas participantes, que también se llevaron el buen vino de Bodegas Lahoz y varios detalles ofrecido por el área de Turismo del Ayuntamiento de Tomelloso. Un buen final para otra inolvidable Posada Flamenca que cada año pone el listón más alto.