Opinión

Cálamus republicano

Joaquín Patón Pardina | Sábado, 5 de Enero del 2019
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Hola. De nuevo con vosotros  el transportador de noticias de tiempos de Jesús. Sabéis que me llaman Cálamus.

Estáis celebrando unas fiestas que llamáis de Navidad. Recordáis el nacimiento de Jesús y habéis incluido un día dedicado a tres señores a los que llamáis Reyes Magos. Tengo que deciros que a mí no me gustan los reyes, la experiencia de mi pueblo con ellos es muy dolorosa. Sólo un detalle para que comprendáis: Herodes el que reinaba cuando nació el Señor, se alió con el Imperio Romano, el invasor, que nos gobernaba con yugo de hierro. Entre los dos nos arruinaron la vida, los negocios y la nación.

Además los llamáis magos, ¿a cuento de qué?, ¿Es que hacen alguna clase de magia? ¿Cambian las piedras por panes o se tiran desde el tejado de la iglesia y resultan ilesos? Por favor. ¡Llamarlos magos! ¡Qué desfachatez!

La más antigua y única noticia que tengo sobre ellos, la he leído en el evangelista Mateo donde dice: “Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. En esto, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a rendirle homenaje… Al entrar en la casa vieron al niño con María su Madre, y cayendo de rodillas le rindieron homenaje; luego abrieron sus cofres y como regalos le ofrecieron oro, incienso y mirra” (Mt. 2,1-12)

He rastreado la historia desde Jesús hasta ahora (como puedo ir y venir en el tiempo…) y me he encontrado datos interesantes: En algún evangelio apócrifo nos dan sus nombres (Melchor, Gaspar y Baltasar), el dato es en torno al siglo VI; y no me resulta demasiado fiable. Incluso ha habido, quienes han dicho que podrían ser andaluces, con esto hubo un buen lío en el siglo XX, hasta que el secretario general de la Conferencia Episcopal Española aclaró lo que quería decir Benedicto XVI en su libro “La infancia de Jesús”, a tal respecto.

Como me he movido por las tierras de Grecia y de Roma en mi deambular como transmisor de historias tengo que deciros, que la palabra griega “µαγοι”, que pasó al  latín como  “magi” de magister (maestro, persona sabia que enseña) calificativo que da Marcos a estos personajes, no hace referencia a magia en nuestra cultura, si no a la ocupación que tenían algunas personas, sacerdotes e intelectuales que estudiaban el universo con sus planetas y estrellas, hacían cálculos e incluso eran capaces de predecir movimientos de planetas, que asustaban a muchos, por ejemplo los eclipses de luna o de sol.

Si me lo permites, querido lector del siglo actual te dejaría unos pensamientos que vendrían bien a tu sociedad, incluidos los gobernantes, copiados de estos personajes.

Son tres, número perfecto para dilucidar sobre asuntos importantes y decidir en votación lo más conveniente. Son intelectuales, han superado los infantilismos adultos del mando, del poder y del estrado prominente. Su intelectualidad y experiencia, son dos cualidades imprescindibles para los que nos gobiernan en España y en el mundo,  y están muy necesitados de ellas.

Uno es viejo: Se llama Melchor, lo reconocemos por la barba blanca de persona con experiencia, de vivencia aprovechada en días y años  de reflexión e investigación. La gente actual debería valorar más las personas ancianas y reconocer sus valores y su sabiduría. No solo es bueno lo novedoso  y lo actual. En muchas ocasiones los almacenamos en residencias y ellos se sienten trastos inútiles. Necesitan mucha  fuerza y ánimos, también aguante ante los desprecios de las gentes sin sentimientos.

Otro es joven y pelirrojo: Gaspar. Podría valer de influencer (como decís ahora) para los jóvenes. A muchos de ellos los manipulan los mecanismos de explotación de la sociedad, con drogas, alcohol, falacias, ausencia de ideas y otras veleidades. Este personaje es ejemplo de cordura, de bien hacer, de fuerza, ilusión, empuje, ánimo de saber, se enfrenta a las dificultades intentando conseguir un objetivo, que valga la pena.

Otro es de piel negra: Baltasar. Entiende mucho de desierto, de arena, de sed, al igual que miles de hombres y mujeres también negros. Aquellos que han abandonado sus familias y sus casas con gran dolor de su corazón. Los han explotado asesinos y tratantes de personas. Se han lanzado al mar. Muchos llegan a tierra ahogados. Los que llegan a las costas capitalistas son rechazados, porque no valen para hacer negocio con ellos. Baltasar puede enseñarnos a tratar a las personas con cariño, con mano amiga, con una sonrisa y con ilusión para realizar los sueños de su vida. Son tales su sensibilidad y delicadeza que es capaz de arrodillarse, igual que el anciano Melchor y el joven Gaspar, ante un niño recién nacido en una cuadra.

Los tres forman un equipo.  Vienen en grupo tan diverso y tan divergente; distintas edades, distintas naciones, distintas culturas,  distintas lenguas…, tres y tan diferentes. Movidos por el interés del saber, el conocimiento, el asombro y el descubrimiento de acontecimientos nuevos e importantes. Llegan con una actitud muy valiosa para rendir homenaje, cuando descubren lo que merece la pena. Se bajan de sus cabalgaduras de apariencias, se inclinan de hinojos, rebuscan entre sus tesoros y ofrecen lo que les parece importante en aconteciendo descubierto.

¿No te gustaría regalarte algunas de las cualidades de los Tres Sabios?

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