Eva María Baos Ruiz es la ganadora del Premio Local de
Narraciones “Félix Grande” de la Fiesta de las Letras de Tomelloso con el
relato “Aliento de vida”. La obra es “una oda al amor de una madre”; una
historia en la que hay secretos, una trama familiar y aromas a leyenda que no
dejará indiferente a nadie.
Charlamos con la autora sobre la obra premiada, de la que su
abuelo —que falleció hace cinco años— estaría muy orgulloso; de Tomelloso, la
Fiesta de las Letras y sus proyectos literarios. Eva María Baos destaca la
importancia que para ella supone el Premio Félix Grande le permitirá subirse al
escenario del teatro de la ciudad que vio nacer a su abuelo y “hacerle llegar
un mensaje que irá desde Tomelloso al cielo”.
—¿Qué ha supuesto
para usted este premio?
—Mi abuelo murió hace cinco años. Su muerte supuso un duro golpe
para mí. El día antes de que se fuera fui a verlo a casa de mi tía. Me despedí
de él diciéndole hasta mañana. Confiaba
de verdad en poder estar con él al día siguiente, pero ya estaba muy malito y no pudo ser. Se
fue para siempre a las dos de la madrugada. No supe lo que había pasado hasta
la mañana siguiente. Mi madre creyó que era mejor esperar a que fuera de día
para darme la noticia. Mi abuelo se
había ido y yo no había podido despedirme de él como habría querido. Aquel malestar echó
raíces y se fue haciendo más grande a medida que pasaban los años.
Un día pensé que tal vez me sentiría mucho mejor si conseguía
hacer algo especial por lo que mi abuelo se sintiera orgulloso.
Una tarde, navegando por la red encontré por casualidad una
página que hablaba de la Fiesta de las letras y del concurso de narrativa
“Félix Grande". Fue entonces cuando le dije a mi marido: Este certamen lo
voy a ganar yo y se lo voy a dedicar a mi abuelo. El premio me permitirá
subirme al escenario del teatro de la ciudad que lo vio nacer y hacerle llegar un
mensaje que irá desde Tomelloso al cielo. Y así ha sido. Estoy muy contenta de haberlo conseguido. No me cabe duda de que
mi abuelo estará muy orgulloso.
—Y encima, en el
Centenario de Pavón.
—No se puede pedir más. Mi tía hizo un cameo en la serie de televisión
Plinio. García Pavón ya era un referente literario en mi familia antes de que
yo naciera.
—¿Qué va a encontrar
el lector en “Aliento de vida”?
—Va a hallar respuesta a una pregunta: ¿Hasta dónde es capaz de llegar una madre por arrancar de las garras de la muerte a su hijo enfermo? El relato es una oda al amor de una madre. El referente de ese amor sin límites lo he encontrado en mi madre y su entrega incondicional a sus hijas y sus nietos, en especial a una de mis hermanas, porque es la que más lo necesita. Los hijos somos egoístas por naturaleza. Yo no he sido consciente de lo que mi madre ha sacrificado por nosotras hasta que he sido madre. El protagonista de “Aliento de vida" lo descubre cuando va a visitar a su tío tras la pérdida de la suya. Esta y su tío guardaban más de un secreto. La visita del protagonista a Tomelloso responde a la necesidad de saber de dónde viene y quién es en realidad. Con la respuesta a esa duda existencial se pone punto y final al relato, pero se deja una puerta abierta para que el lector saque sus propias conclusiones. ¿Todo lo que se ha contado es verdad o no son más que los desvaríos de un pobre viejo y su sobrino? La narración tiene el aroma de leyenda del que hablaba Valle Inclán. También puede recordar en cierta manera a las leyendas de Bécquer. En esa búsqueda de los orígenes, el protagonista es mi alter ego.
—¿Cómo llega a la
escritura?
—Cuenta mi madre que con tres años yo ya leía y escribía. La
escritura nació conmigo. Cuando era pequeña mi abuela me contaba cuentos,
cuando ella no podía contármelos, me los contaba yo, cuando se me cansé de los
cuentos de mi abuela, me inventé otros nuevos. Siempre me cuento historias
antes de dormir. También les contaba historias a mis hermanas, a mis primos, y,
más tarde, a mis hijos. A mis alumnos les encantan mis historias. Un día me
pidieron que las pusiera por escrito, así no se perderían. Hasta hace un año lo
que escribía solo lo compartía con mi madre. Cuando me casé dejé de escribir, he
vuelto a escribir hace poco. Ahora, desde la madurez que me ha dado el tiempo. En
los años que he estado sin escribir las historias y yo hemos sufrido una
metamorfosis. Hemos ido preparándonos para desplegar las alas y volar. Conservo
escritos que tienen treinta años. Algunos son poesías. He escrito desde niña. Cuentan
en casa que un día llamó mi maestra a mi madre para decirle que había yo copiado
el cuento que nos había puesto de deberes. Mi madre tuvo que decirle que eso
era imposible y lo sabía de buena tinta porque ella estaba delante cuando yo lo
escribí. Cuando terminé el instituto empecé la carrera de derecho, pronto supe
que aquello no era lo mío. Mi padre entendió que mi verdadera vocación era la
filología y me apoyó en mi decisión de cambiar de carrera. Siempre ha estado a
mi lado. Hacía conmigo hasta los deberes de griego y hebreo. Soy porque mis
padres han sido conmigo y siguen siendo. Mi padre lee todo lo que escribo y mi
madre forma parte del proceso de creación de mis escritos. Sin ellos estar hoy
aquí no habría sido posible.
—Hay quien dice que
para escribir es necesario tener un don previo…
—El don es el duende del que hablaba Lorca, pero no es
suficiente con tenerlo para escribir. Como todas las disciplinas, escribir bien
requiere una técnica que solo se consigue con trabajo, leyendo y escribiendo
mucho. La práctica hace al maestro. También se necesita tiempo. Yo ando robándolo
a mi familia y a mi propio descanso para poder escribir. Si puedo escribir es
porque mi marido hace las cosas que yo tengo que dejar de hacer porque estoy
escribiendo. Somos un equipo. Y mi primo también está ahí. Le envío todo lo que
escribo y él me da su parecer. Me ayuda mucho tener su punto de vista. Algunos
relatos los comparto también en el grupo de WhatsApp de la familia.
Evidentemente hace falta un don para escribir, pero no es
suficiente por sí mismo, debe estar acompañado de muchas otras cosas.
—Por lo que hemos
podido saber, usted cultiva el microrrelato y ha sido galardonada en muchos
certámenes.
—Solo hace poco más de un año que participo en certámenes.
Empecé con microrrelatos para probar. Luego me aventuré con el relato corto. En
la mayoría de los certámenes he quedado entre los finalistas o en segundo
lugar. El premio más importante que he recibido es el de “Félix Grande” en
Tomelloso. También es el del que más orgullosa estoy.
—¿Cuál es su relación
con Tomelloso?
—Como he dicho antes mi abuelo nació en Tomelloso. Una rama
de mi familia paterna es tomellosera.
—La Fiesta de las
Letras de Tomelloso es un referente literario y artístico ¿Qué le parecen
iniciativas como esta? ¿Había participado antes en ella?
—No había participado antes. De hecho descubrí la fiesta de
las letras por casualidad. Me encanta que el Ayuntamiento tenga iniciativas
como esta y apoye lo artístico y literario, y además haga gala de ello celebrando
una fiesta. Es muy bonito que los autores y artistas tengan un papel
protagonista y se premie y se aplaudan valores como el trabajo bien hecho, el esfuerzo,
la perseverancia…
—¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?
—No soy escritora profesional. Voy robando minutos al día para
poder escribir. Tengo en mente novelar la historia de mis antepasados, pero
primero es necesario que desvele un secreto familiar que mis bisabuelos se
llevaron con ellos. Tendría que acceder a archivos y documentos de Tomelloso,
Bolaños y Almagro. Como vivo lejos me está resultando muy complicado. Casi
parece un caso de Plinio. Algún día este proyecto verá la luz.
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Domingo, 29 de Agosto del 2021
Sábado, 28 de Agosto del 2021
Lunes, 2 de Septiembre del 2019
Martes, 23 de Abril del 2024
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