Opinión

Tomelloso en la encrucijada (5): Crisis Climática y agricultura

Martín Ruiz | Miércoles, 18 de Diciembre del 2019
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En anteriores entregas hemos visto la discriminación que sufre la comarca en servicios, inversiones y número de funcionarios del estado y de la región. Quedó clara la desventaja competitiva que padecemos, lo que conlleva pérdida de ingresos de entre 12 y 18 millones de euros anuales. Hoy esbozaremos unos breves apuntes sobre algunas  consecuencias que puede traer la crisis climática para la agricultura de nuestra comarca. No desde un punto de vista experto, más bien desde el sentido común y algunas de las informaciones y estudios disponibles. Y como la administración regional no está a la altura del desafío que supone ya la crisis climática.

Las previsiones del IPCC se van cumpliendo año tras año, con más velocidad de la prevista por los científicos. El calentamiento Global del planeta Tierra está generando desarreglos climáticos que, muy probablemente, degradarán en un plazo de 10-20 años,  todos los sectores de la producción, el bienestar y el estilo de vida que hoy conocemos, con más intensidad en el sur de Europa.

Previsiones del IPPC para La Mancha

En el centro de la Península la crisis climática traerá consecuencias imprevistas, que pueden alterar profundamente nuestra  economía. Alteraciones que afectarán sobre todo a agricultura y ganadería, como la aparición de nuevas plagas y enfermedades y períodos prolongados de sequía, asociados a temperaturas extremas en verano: la reacción ante estos cambios bruscos de las especies vegetales y animales es imprevisible.

El Panel de Científicos que estudia el Cambio climático (IPCC) pronostica -en su peor versión- para el centro de la península en 2.050 un descenso permanente de un tercio de las precipitaciones y un aumento de temperatura medio de 3º Centígrados (el incremento de temperatura experimentado ya en las ciudades españolas es casi el doble que en el resto del planeta). ¿Cómo soportará el melón estos cambios? ¿Cómo los soportará la viña, el sector fundamental de nuestra comarca? Y no nos llamemos a engaño pensando que hasta 2.050 no pasará nada: los cambios ya están apareciendo.

Tomelloso y toda Castilla La Mancha son especialmente vulnerables a la emergencia climática. Es  necesario  adaptarse,  investigar, ahora que parece que aún hay tiempo, para ser más resistentes a los posibles impactos. La agricultura española consume alrededor del 3% de la energía final y emite alrededor del 12% de los gases de efecto invernadero (Ganadería 67%, Agricultura 33%).  El campo de investigación para reducir las emisiones y adaptase a la nueva situación es inmenso: reforestación, adaptación a la escasez de agua, a olas de calor de amplia duración, a los alargamientos del verano… se necesitan investigadores, técnicos y estudiosos que, trabajando codo con codo con agricultores, bodegas y Universidad Regional, generen sinergias y busquen salidas a una situación que se aventura crítica.

Por otra parte, los abonos y plaguicidas de síntesis que se utilizan en la agricultura de nuestra zona precisan de la intervención de derivados del petróleo (la industria agroquímica es muy intensiva en energía).  Pero el fin del petróleo de extracción barata está próximo –entre 10 y 20 años- y la contaminación que produce su quema, así como el CO2 que emite a la atmósfera, producen enfermedades respiratorias y calentamiento global. El uso de combustibles fósiles y de agroquímicos está ya siendo penalizado, tanto por los gobiernos como por los consumidores que, cada vez más, usan y exigen energías de origen renovable y productos agrícolas ecológicos.

En este escenario, la adaptación a esa crisis climática resulta esencial. 

Nuestra ciudad se mantiene gracias, sobre todo,  a la agricultura y al sector metalúrgico que han sobrevivido a la crisis económica. Amparar y proteger estos 2 sectores resulta fundamental para la supervivencia de la ciudad y para ello es clave la lucha contra el cambio climático. En este sentido, tanto el IVICAM como el Centro Tecnológico del Metal ITECAM resultan imprescindibles.

Investigación para mejorar la vitivinicultura

En los países centroeuropeos y en las regiones españolas con más tradición agroindustrial, se investiga a marchas forzadas para encontrar nuevos tipos de plantas, nuevos sistemas de cultivo que consuman menos energía y menos agua, cultivos que resulten beneficiosos para la salud y que no contribuyan al cambio climático.

Mientras en Murcia se investiga sobre el paso de uva de vinificación a uva de mesa, o sobre la elaboración de uvas de mesa de diferentes sabores y texturas, adaptadas al mercado nacional e internacional (sin modificaciones genéticas),  mientras se lanzan biofertilizantes que reducen más de un 60% el uso de nitrógeno en fertilizante químico...  aquí el IVICAM sobrevive, con sólo 3 ó 4 investigadores en plantilla y unos cuantos becarios con contratos precarios, sin estabilidad, que hacen lo que pueden por llevar a cabo proyectos de investigación, pero que no pueden llegar a dar de sí lo que nuestra vitivinicultura necesita.

Mientras en Almería se trabaja sobre la lucha biológica contra plagas, aquí se anima a los agricultores para que atiborren a las plantas con productos de síntesis que degradan los suelos, son caros para el agricultor,  no necesariamente buenos para las plantas y perjudiciales para el medio ambiente y la salud humana.

¿Qué presupuesto dota anualmente la Consejería de Agricultura para I+D+i en investigación vitivinícola?  ¿Hay proyectos de investigación en marcha para obtener plantas resistentes de forma natural a plagas, sin necesidad de plaguicidas? ¿Estudios sobre paso de uva de vinificación a uva de mesa? ¿Algo sobre potenciación de la vitivinicultura ecológica, sobre biofertilizantes? ¿Sobre nuevas técnicas que mejoren la eficiencia del riego, sobre nuevas plantas resistentes al estrés hídrico prolongad,  sobre cobertura vegetal para impedir la degradación del suelo?

Pérdida de valor de las tierras de cultivo, aranceles de Trump, acuerdo UE-Mercosur

La Agencia Europea  de Medio Ambiente acaba de publicar el informe sobre Adaptación al cambio climático en el sector agrícola en Europa. Se hacen previsiones sobre el valor de las tierras de cultivo en la UE de aquí a final de siglo. En países como Suecia, Dinamarca o Reino Unido el valor aumentará, mientras que en España puede desplomarse un 80% (en comparación con 1961-1990). Extremadura y Córdoba serán las más afectadas.  Las tierras de cultivo de Castilla La Mancha pueden perder entre el 60% y el 80% de su valor según este estudio.

La Administración americana ya ha puesto en marcha  aranceles para el jamón, el vino, el queso y el aceite españoles.  Los 3 últimos afectan a nuestro territorio, que puede dejar de vender grandes cantidades de esos productos. Las últimas noticias informan que el Departamento de Comercio USA estudia nuevos aranceles, que podrían llegar al 100% del valor en aduana de estos productos (El Periódico, economía, 12-12-2019)

Y no profundizaremos aquí en el acuerdo Unión Europea-MERCOSUR (Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela y Argentina, con otros asociados como Bolivia). En esencia el acuerdo pretende eliminar los aranceles a los productos agrícolas y ganaderos de esos países para su venta libre en Europa, a cambio del acceso de las multinacionales europeas de todo tipo al mercado de la obra pública, y otros, en esos países. El vino tendría un periodo transitorio de 8 años, al final de los cuales su venta sería totalmente libre en la Unión Europea, con precios muy competitivos, tanto en embotellado como a granel. La producción y el consumo de proximidad se verían fuertemente afectados. ¿Cómo competir con vinos de calidad a mitad de precio en el mercado español y europeo? ¿Se verán afectadas las exportaciones, tanto en embotellado como a granel?

Pacto verde de la UNIÓN EUROPEA

El mayor cambio político de la Unión Europea desde la ampliación última será el Pacto Verde. Una serie de nuevas políticas por las que la descarbonización de la economía es el objetivo principal. En agricultura, la nueva Comisión Europea estudia la reducción del presupuesto para la PAC y, sobre todo, condicionar que  las ayudas a la agricultura estén ligadas a explotaciones poco consumidoras de energía, poco consumidoras de agua y poco emisoras de Gases de Efecto Invernadero. También se estudia poner un límite de kilos de fitosanitarios por hectárea, o  a la cantidad de antibióticos que se pueden suministrar al ganado. También está en estudio (lo que no quiere decir que finalmente se apruebe, pero hay que saber por donde van los tiros) poner límites a la cantidad de CO2 que emite una explotación por hectárea.

Ante estos cambios en la política agraria los agricultores serán imprescindibles en la lucha contra la crisis climática: para reforestar lindes, caminos y tierras improductivas o altamente consumidoras de agroquímicos; para reconvertir tierras de cultivos excedentarios en bosques adaptados a la climatología que está llegando; para avanzar hacia una agricultura biológica, de bajas emisiones de CO2, donde prime la calidad por encima de la cantidad. La responsabilidad directa de la Administración Regional sobre este asunto es ineludible.

Si todas estas  previsiones se cumplen (y no se empiezan a tomar medidas ya para adaptarse) podría producirse una fuerte reducción de los ingresos en el sector agrícola y quizás el abandono de tierras de cultivo. Y hasta ahora las previsiones de los paneles de miles de científicos del clima  siempre se han cumplido y a mayor velocidad de la que habían pensado. Resultan inimaginables los daños que esto podría significar para nuestra ciudad y nuestra región.

Responsabilidad de la Administración Regional

La misión de la administración regional, del IRIAF y del IVICAM es apoyar con investigación a las empresas y explotaciones agrícolas, este último especialmente a las  vitivinícolas. Un sector que va a necesitar soluciones innovadoras a los nuevos problemas descritos más arriba. Y no solo para la viña, la crisis climática está afectando también al resto de productos agrarios.

La agricultura de la comarca se está insertando en la llamada agricultura 4.0, haciendo frente a los retos que suponen las nuevas tecnologías en agricultura y ganadería. Pero la Administración regional está dejando de lado el acompañamiento y la investigación que nuestros agricultores necesitarán parar adaptarse a la crisis climática que nos visita.

Para ello las viejas promesas de Barreda de hacer del IVICAM "el mejor laboratorio vitivinícola de Europa" deben cumplirse, estableciendo como un eje transversal de investigación las consecuencias de la crisis climática. La plantilla investigadora del IVICAM debería crecer radicalmente, alcanzando varias decenas de investigadores fijos, sumados a becarios con alta estabilidad laboral. En igual medida debe crecer la dotación económica y la plantilla de personal de administración y servicios.

Para que el IVICAM cumpla su fundamental labor, la financiación debe quedar asegurada a largo plazo. Si no es así,  este supuesto Centro Tecnológico no dejará de ser una quimera  y estará dejando desamparados, ante la crisis climática, a agricultores y bodegueros de Tomelloso y de toda la región.

LA ADMINISTRACIÓN es responsable  de crear un ecosistema propicio para aprovechar el talento surgido de nuestros agricultores y su interrelación con la Universidad y la Investigación: fomento de prácticas en explotaciones, bodegas e Ivicam, financiación de proyectos, becas, estudios de FP de grado superior en vitivinicultura,  energías renovables, gestión del agua...

El IVICAM podría constituirse como puente imprescindible para encontrar nuevas vías de colaboración en la generación de innovación práctica desde el ámbito académico y su tránsito efectivo a los agricultores, sus cooperativas y empresas y viceversa.

Si nuestros líderes políticos y económicos quieren que Tomelloso no vea fuertemente deteriorado su principal activo,  tienen la responsabilidad de exigir al Gobierno Regional las inversiones y la dotación de personal necesaria para que el IVICAM desarrolle adecuadamente su labor. Y también para crear otras estructuras de estudio e investigación sobre las consecuencias locales y comarcales de la crisis climática en agricultura y ganadería, no se olvide el sector clave de nuestra comarca.

En la próxima entrega hablaremos de los servicios a la ciudadanía y a las empresas, esos que existen en ciudades como Valdepeñas o Alcázar y que en Tomelloso brillan por su ausencia.

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