En anteriores entregas hemos visto la discriminación que
sufre la comarca en servicios, inversiones y número de funcionarios del estado
y de la región. Quedó clara la desventaja competitiva que padecemos, lo que
conlleva pérdida de ingresos de entre 12 y 18 millones de euros anuales. Hoy
esbozaremos unos breves apuntes
sobre algunas consecuencias que puede
traer la crisis climática para la agricultura de nuestra comarca. No desde un
punto de vista experto, más bien desde el sentido común y algunas de las
informaciones y estudios disponibles. Y como la administración regional no está
a la altura del desafío que supone ya la crisis climática.
Las previsiones del IPCC se van cumpliendo año tras año, con
más velocidad de la prevista por los científicos. El calentamiento Global del
planeta Tierra está generando desarreglos climáticos que, muy probablemente,
degradarán en un plazo de 10-20 años,
todos los sectores de la producción, el bienestar y el estilo de vida
que hoy conocemos, con más intensidad en el sur de Europa.
Previsiones del IPPC
para La Mancha
En el centro de la Península la crisis climática traerá
consecuencias imprevistas, que pueden alterar profundamente nuestra economía. Alteraciones que afectarán sobre
todo a agricultura y ganadería, como la aparición de nuevas plagas y
enfermedades y períodos prolongados de sequía, asociados a temperaturas
extremas en verano: la reacción ante estos cambios bruscos de las especies
vegetales y animales es imprevisible.
El Panel de Científicos que estudia el Cambio climático
(IPCC) pronostica -en su peor versión- para el centro de la península en 2.050
un descenso permanente de un tercio de las precipitaciones y un aumento de
temperatura medio de 3º Centígrados (el incremento de temperatura experimentado
ya en las ciudades españolas es casi el doble que en el resto del planeta).
¿Cómo soportará el melón estos cambios? ¿Cómo los soportará la viña, el sector
fundamental de nuestra comarca? Y no nos llamemos a engaño pensando que hasta
2.050 no pasará nada: los cambios ya están apareciendo.
Tomelloso y toda Castilla La Mancha son especialmente
vulnerables a la emergencia climática. Es necesario
adaptarse, investigar, ahora que
parece que aún hay tiempo, para ser más resistentes a
los posibles impactos. La agricultura española consume
alrededor del 3% de la energía final y emite alrededor del 12% de los gases de
efecto invernadero (Ganadería 67%, Agricultura 33%). El campo de investigación para reducir las
emisiones y adaptase a la nueva situación es inmenso: reforestación, adaptación
a la escasez de agua, a olas de calor de amplia duración, a los alargamientos
del verano… se necesitan investigadores, técnicos y estudiosos que, trabajando
codo con codo con agricultores, bodegas y Universidad Regional, generen
sinergias y busquen salidas a una situación que se aventura crítica.
Por otra parte, los abonos y plaguicidas de síntesis que se
utilizan en la agricultura de nuestra zona precisan de la intervención de
derivados del petróleo (la industria agroquímica es muy intensiva en
energía). Pero el fin del petróleo de
extracción barata está próximo –entre 10 y 20 años- y la contaminación que
produce su quema, así como el CO2 que emite a la atmósfera, producen
enfermedades respiratorias y calentamiento global. El uso de combustibles
fósiles y de agroquímicos está ya siendo penalizado, tanto por los gobiernos
como por los consumidores que, cada vez más, usan y exigen energías de origen
renovable y productos agrícolas ecológicos.
En este escenario, la adaptación a esa crisis climática
resulta esencial.
Nuestra ciudad se mantiene gracias, sobre todo, a la agricultura y al sector metalúrgico que
han sobrevivido a la crisis económica. Amparar y proteger estos 2 sectores
resulta fundamental para la supervivencia de la ciudad y para ello es clave la
lucha contra el cambio climático. En este sentido, tanto el IVICAM como el
Centro Tecnológico del Metal ITECAM resultan imprescindibles.
Investigación para
mejorar la vitivinicultura
En los países centroeuropeos y en las regiones españolas con
más tradición agroindustrial, se investiga a marchas forzadas para encontrar
nuevos tipos de plantas, nuevos sistemas de cultivo que consuman menos energía
y menos agua, cultivos que resulten beneficiosos para la salud y que no
contribuyan al cambio climático.
Mientras en Murcia se investiga sobre el paso de uva de
vinificación a uva de mesa, o sobre la elaboración de uvas de mesa de
diferentes sabores y texturas, adaptadas al mercado nacional e internacional
(sin modificaciones genéticas), mientras
se lanzan biofertilizantes que reducen más de un 60% el uso de nitrógeno en
fertilizante químico... aquí el IVICAM
sobrevive, con sólo 3 ó 4 investigadores en plantilla y unos cuantos becarios
con contratos precarios, sin estabilidad, que hacen lo que pueden por llevar a
cabo proyectos de investigación, pero que no pueden llegar a dar de sí lo que
nuestra vitivinicultura necesita.
Mientras en Almería se trabaja sobre la lucha biológica
contra plagas, aquí se anima a los agricultores para que atiborren a las
plantas con productos de síntesis que degradan los suelos, son caros para el
agricultor, no necesariamente buenos
para las plantas y perjudiciales para el medio ambiente y la salud humana.
¿Qué presupuesto dota anualmente la Consejería de
Agricultura para I+D+i en investigación vitivinícola? ¿Hay proyectos de investigación en marcha
para obtener plantas resistentes de forma natural a plagas, sin necesidad de
plaguicidas? ¿Estudios sobre paso de uva de vinificación a uva de mesa? ¿Algo
sobre potenciación de la vitivinicultura ecológica, sobre biofertilizantes? ¿Sobre
nuevas técnicas que mejoren la eficiencia del riego, sobre nuevas plantas
resistentes al estrés hídrico prolongad,
sobre cobertura vegetal para impedir la degradación del suelo?
Pérdida
de valor de las tierras de cultivo, aranceles de Trump, acuerdo UE-Mercosur
La Agencia Europea de Medio Ambiente acaba de publicar el
informe sobre Adaptación al cambio climático en el sector agrícola en Europa.
Se hacen previsiones sobre el valor de las tierras de cultivo en la UE de aquí a final de
siglo. En países como Suecia, Dinamarca o Reino Unido el valor
aumentará, mientras que en España puede desplomarse un 80% (en comparación con
1961-1990). Extremadura y Córdoba serán las más afectadas. Las tierras de cultivo de Castilla La Mancha
pueden perder entre el 60% y el 80% de su valor según este estudio.
La Administración americana
ya ha puesto en marcha aranceles para el jamón, el vino, el queso
y el aceite españoles. Los 3 últimos
afectan a nuestro territorio, que puede dejar de vender grandes cantidades de
esos productos. Las últimas noticias informan que el Departamento de Comercio
USA estudia nuevos aranceles, que podrían llegar al 100% del valor en aduana de
estos productos (El Periódico, economía, 12-12-2019)
Y
no profundizaremos aquí en el acuerdo
Unión Europea-MERCOSUR (Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela y Argentina,
con otros asociados como Bolivia). En esencia el acuerdo pretende eliminar los
aranceles a los productos agrícolas y ganaderos de esos países para su venta
libre en Europa, a cambio del acceso de las multinacionales europeas de todo
tipo al mercado de la obra pública, y otros, en esos países. El vino tendría un
periodo transitorio de 8 años, al final de los cuales su venta sería totalmente
libre en la Unión Europea, con precios muy competitivos, tanto en embotellado
como a granel. La producción y el consumo de proximidad se verían fuertemente
afectados. ¿Cómo competir con vinos de calidad a mitad de precio en el mercado
español y europeo? ¿Se verán afectadas las exportaciones, tanto en embotellado
como a granel?
Pacto
verde de la UNIÓN EUROPEA
El mayor cambio político de la Unión Europea desde la
ampliación última será el Pacto Verde. Una
serie de nuevas políticas por las que la descarbonización de la economía es el
objetivo principal. En agricultura, la nueva Comisión Europea estudia la
reducción del presupuesto para la PAC y, sobre todo, condicionar que las ayudas a la agricultura estén ligadas a
explotaciones poco consumidoras de energía, poco consumidoras de agua y poco
emisoras de Gases de Efecto Invernadero. También se estudia poner un límite de
kilos de fitosanitarios por hectárea, o
a la cantidad de antibióticos que se pueden suministrar al ganado.
También está en estudio (lo que no quiere decir que finalmente se apruebe, pero
hay que saber por donde van los tiros) poner límites a la cantidad de CO2 que
emite una explotación por hectárea.
Ante estos cambios en la política agraria los agricultores
serán imprescindibles en la lucha contra la crisis climática: para reforestar
lindes, caminos y tierras improductivas o altamente consumidoras de
agroquímicos; para reconvertir tierras de cultivos excedentarios en bosques
adaptados a la climatología que está llegando; para avanzar hacia una
agricultura biológica, de bajas emisiones de CO2, donde prime la calidad por
encima de la cantidad. La responsabilidad directa de la Administración Regional
sobre este asunto es ineludible.
Si todas estas previsiones se cumplen (y no se empiezan a
tomar medidas ya para adaptarse) podría producirse una fuerte reducción de los
ingresos en el sector agrícola y quizás el abandono de tierras de cultivo. Y
hasta ahora las previsiones de los paneles de miles de científicos del
clima siempre se han cumplido y a mayor
velocidad de la que habían pensado. Resultan inimaginables los daños que esto
podría significar para nuestra ciudad y nuestra región.
Responsabilidad
de la Administración Regional
La misión de la administración regional, del IRIAF y del
IVICAM es apoyar con investigación a las empresas y explotaciones agrícolas,
este último especialmente a las vitivinícolas.
Un sector que va a necesitar soluciones innovadoras a los nuevos problemas descritos
más arriba. Y no solo para la viña, la crisis climática está afectando también
al resto de productos agrarios.
La agricultura de la comarca se está insertando en la
llamada agricultura 4.0, haciendo frente a los retos que suponen las nuevas
tecnologías en agricultura y ganadería. Pero la Administración regional está
dejando de lado el acompañamiento y la investigación que nuestros agricultores
necesitarán parar adaptarse a la crisis climática que nos visita.
Para ello las viejas promesas de Barreda de hacer del IVICAM
"el mejor laboratorio vitivinícola de Europa" deben cumplirse,
estableciendo como un eje transversal de investigación las consecuencias de la
crisis climática. La plantilla investigadora del IVICAM debería crecer
radicalmente, alcanzando varias decenas de investigadores fijos, sumados a
becarios con alta estabilidad laboral. En igual medida debe crecer la dotación
económica y la plantilla de personal de administración y servicios.
Para que el IVICAM cumpla su fundamental labor, la
financiación debe quedar asegurada a largo plazo. Si no es así, este supuesto Centro Tecnológico no dejará de
ser una quimera y estará dejando
desamparados, ante la crisis climática, a agricultores y bodegueros de
Tomelloso y de toda la región.
LA
ADMINISTRACIÓN es responsable de crear
un ecosistema propicio para aprovechar el talento surgido de nuestros
agricultores y su interrelación con la Universidad y la Investigación: fomento
de prácticas en explotaciones, bodegas e Ivicam, financiación de proyectos,
becas, estudios de FP de grado superior en vitivinicultura, energías renovables, gestión del agua...
El
IVICAM podría constituirse como puente imprescindible para encontrar nuevas vías de colaboración en la generación
de innovación práctica desde el ámbito académico y su tránsito efectivo a los
agricultores, sus cooperativas y empresas y viceversa.
Si nuestros líderes políticos y económicos quieren que
Tomelloso no vea fuertemente deteriorado su principal activo, tienen la responsabilidad de exigir al
Gobierno Regional las inversiones y la dotación de personal necesaria para que
el IVICAM desarrolle adecuadamente su labor. Y también para crear otras
estructuras de estudio e investigación sobre las consecuencias locales y
comarcales de la crisis climática en agricultura y ganadería, no se olvide el
sector clave de nuestra comarca.
En la próxima entrega hablaremos de los servicios a la
ciudadanía y a las empresas, esos que existen en ciudades como Valdepeñas o
Alcázar y que en Tomelloso brillan por su ausencia.
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Martes, 30 de Abril del 2024
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