Cada vez son más las personas y entidades que se suman a la lucha contra
el cambio climático con medidas como la reducción de sus emisiones de
dióxido de carbono.
Según Naciones Unidas, organismo que fijó
el 28 de enero como el Día Mundial para la Reducción de Emisiones CO2,
estima que el 60% de este gas contaminante es producido por las grandes
urbes. Sin embargo, las consecuencias sobre el cambio climático afectan a
todos por lo que las iniciativas para colaborar en la reducción de
dióxido de carbono llegan también desde los territorios más pequeños.
Con
este objetivo, la Federación de Municipios y Provincias (FEMP) pone en
marcha en Castilla-La Mancha el Proyecto Clime, una iniciativa con la
que localidades de la región podrán renovar su alumbrado eléctrico y sus
instalaciones térmicas. El cambio permitirá que los consistorios
reduzcan su factura eléctrica a la vez que fomentan la sostenibilidad y
cuidan el medio ambiente.
Según la FEMP, la caída del consumo
de electricidad será de más de 35 millones de kWh/año, mientras que la
emisión de dióxido de carbono caerá en más de 4 millones de kilos
anuales.
Un total de 58 municipios de toda Castilla-La Mancha
se han adherido al Proyecto Clime el cual ya ha arrancado su segunda
fase. Tras una primera de selección de localidades, los trabajos de
mejora de las instalaciones ya han comenzado en las localidades
elegidas.
Además de frenar el cambio climático, los municipios
adheridos ayudarán a mejorar la salud de la ciudadanía ya que, tal y
como apunta la Sociedad Española de Neurología, el dióxido de carbono
afecta a la salud. Según la agrupación, la contaminación producida por
el CO2 puede reducir la capacidad cognitiva y en la memoria, además de
aumentar tanto en el nacimiento como en la progresión de enfermedades
neurológicas como el alzheimer.
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