Papelería Moderna abrió en 1958 en el mismo lugar de la
calle Campo donde se encuentra en la actualidad y salvo festivos, nunca ha
cerrado sus puertas hasta el pasado marzo. Un establecimiento dedicado, durante
más de sesenta años a la venta de artículos de papelería y a la librería.
Hablamos con Cristóbal García, el propietario del establecimiento, que nos
cuenta como está llevando este periodo de confinamiento y lo que prevé para la desescalada.
A pesar de que los servicios de papelería se consideran como
esenciales en el estado de alarma, el establecimiento cerró al público el mismo
día de su declaración. «Decidimos echar el cierre por quitar un poco de
fuego. Hemos mantenido la tienda cerrada al público durante un mes y catorce
días». Durante ese periodo, Papelería Moderna ha estado «sirviendo a las
oficinas y asesorías, principalmente, ya que han tenido al personal en
teletrabajo. También me llamaban muchos clientes porque los pequeños han estado
haciendo las tareas en casa. He intentado ayudarles en lo que me ha sido
posible y hacía un reparto. Me mandaban
a través de WhatsApp las tareas y los apuntes que tenían que hacer los
estudiantes y los imprimíamos y se los llevábamos». El periodo de cierre al
público, nos cuenta Cristóbal García, también ha servido para equipar la tienda
con medidas de seguridad.
Papelería Moderna abrió hace dos semanas en horario de
mañana «fue el día 20 de abril, con un horario especial. Ha habido muchos
clientes que han venido porque han agotado el material de los críos, los
recambios de cuadernos, los colores. Es que, además de las tareas, ha habido
que entretener a los más pequeños, con lo que han acabado con todo el material
de dibujo y las manualidades. Rotuladores, témperas o acuarelas, sobre todo». La
librería también ha tenido movimiento «hemos vendido algún ejemplar, el
público necesita evadirse con la lectura en esta situación. También cuadernos
de colorear para los niños».
El empresario ha instalado mamparas y material de protección
tanto para los empleados como para los clientes «guantes, mascarillas,
limpiamos tres veces al día con lejía y productos específicos. También hemos
señalizado el suelo, para indicar donde se tiene que colocar el público y hay
un cartel en la puerta indicado que solo puede haber un máximo de tres personas
dentro. Nuestros clientes están siendo muy disciplinados».
Cristóbal García asegura que durante este periodo ha pasado
por momentos de ánimo (se confiesa una persona muy optimista) pero también de
mucho desánimo «hemos tenido que cerrar un establecimiento que no lo había
hecho en la vida. Teníamos estands ya llenos con productos de campaña, las
comuniones sin ir más lejos. Además, me gusta dejar comprada la campaña de
septiembre, la de la vuelta al cole en abril y no se ha hecho todavía nada.
Cuando cerré las puertas me parecía que estaba cometiendo un crimen».
A pesar de haber abierto «vamos muy despacio, nuestro
rendimiento es del 10 o el 15 por ciento con respecto a una situación normal. A
partir del miércoles vamos a abrir por la tarde me llaman clientes pidiéndome
poner venir por la tarde». En todo
este tiempo, García solo ha podido recurar un trabajador de la media docena que
tenía en plantilla.
Cristóbal García apunta que las cosas no van a volver a ser
igual cuando alcancemos la normalidad «recuperaremos, como mucho un 60 o 70
por ciento, vamos a caer del 30 al 40. Esa es mi percepción a pesar de ser muy
positivo, pero las empresas y las familias van a gastar lo justo. Mis empleados
del ERTE no han cobrado todavía, son casi dos meses sin recibir el sueldo y
como ellos hay mucha gente en esa situación. Y ahora vienen los meses de
verano, muy malos en ventas para este sector».
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Martes, 17 de Junio del 2025
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