Hijas de las que florecieron allá por primavera, rosas rezagadas que en verano ofrecen los rosales, ajenas a su tiempo, desvaídas, pálidas, calladas, apenas sin olor, temerosas que el zarpazo de algún rayo abrasador, arrebate la frescura que sus hermosas madres sí lucieron.
Son las rosas que en verano se abren y florecen, fugaces como un soplo de un efímero fulgor, que el sol envidioso parece querer ajusticiar, celoso que unas luces más pequeñas y cercanas, oculten su insoportable calor y majestad.
No caigáis en el error de florecer en este tiempo, aguantar a que el astro rey ceda en su fuerza, no luchéis contra aquel que vanidoso, os ha vencido; que es mejor ser rosa hermosa en un otoño ya sereno, que pequeña y desvaída flor ahogada en el estío.
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Jueves, 2 de Mayo del 2024
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