El proceso de conformación definitiva de la ciudad
de Tomelloso, se inició en los primeros años 30 del siglo XVI, así queda
registrado en las Relaciones histórico-geográficas de los pueblos de España,
hechas de orden de Felipe II, cuyos códices originales se conservan en la
Biblioteca del Monasterio del Escorial (1).
Las respuestas a los distintos capítulos aportadas
por los vecinos que el ayuntamiento del lugar comisionó para ello: Martín del
Campillo el Viejo, Aparicio Quiralte y Andrés López Carretero, como
personas antiguas y de buena memoria y noticia, describen con fecha
29/X/1578 la situación del Tomelloso originario y en particular dicen: que
cuando vinieron a este lugar, cuarenta y siete años antes poco mas o
menos, no había casa alguna, sino solamente un pozo muy hondo y
alrededor de él grandes tomillares.
El Pozo Tomilloso fue el origen del nombre de la
ciudad, lo lógico es que de tomillo en un principio fuera Tomilloso,
pero pronto por un fenómeno de asimilación atenuado, quedó en Tomelloso, en
palabras del admirado García-Pavón.
Para el hispanista francés Nöel Salomon, el
nacimiento de Tomelloso -hoy en día principal “Agrociudad Mediterránea”
en función de su número de habitantes y del liderazgo en el sector europeo
vitivinícola de la Cooperativa Virgen de las Viñas (2) - al lado de un
pozo, que el autor señala como paradigma en su obra La vida rural castellana
en tiempos de Felipe II y caso frecuente en poblaciones y quinterías
manchegas. Recordemos que Ciudad Real fue establecida por Alfonso X El Sabio
en las cercanías del Pozo de D. Gil a mediados del siglo XIII. La existencia y
disponibilidad de un pozo en la Llanura Manchega fue y sigue siendo cuestión de
necesidad vital para la mayoría de su población, aquí se relata como los
primeros pozos conocidos proceden del 3º milenio a.C., adscritos a la Cultura
de las Motillas dentro del Bronce Manchego.
La Cultura de las Motillas y el Bronce
Manchego.
Hervás y Buendía párroco de Tomelloso entre 1892 y
1898, autor de la emblemática obra Diccionario histórico y geográfico de la
provincia de Ciudad Real y natural de Torralba de Calatrava, dice haber
visitado las Motas sitas en la ribera del alto Guadiana, aguas abajo de Peñarroya,
en las inmediaciones de Tomelloso y Argamasilla de Alba a cuyo término
municipal pertenecen conocidas como Motillas del Retamar y Sta. María
del Guadiana.
Hasta los años 80 del pasado siglo la
historiografía consideraba a La Mancha como un territorio despoblado y marginal
y aunque las gentes de las provincias de Ciudad Real y Albacete conocían de
antiguo estas construcciones de piedra seca, solo eran conocidos
superficialmente por la academia. El año 1963 fue publicado el artículo Prospección
en Manzanares sobre las motillas “Pedro Alonso” y “Los Romeros”
situadas en las cercanías de la carretera de Tomelloso a Villarta de San Juan
en el término de Alcázar de San Juan, artículo que aún las interpretaba como
monumentos funerarios relacionados con las construcciones talayóticas de
Baleares (3).
Los estudios científicos para su conocimiento
sistemático mediante prospecciones y excavaciones arqueológicas fueron
iniciados avanzada la década de los años 70 en las motillas de Los Palacios en
Almagro y El Azuer en Daimiel que contribuyeron a determinar la
existencia en La Mancha de un complejo arqueológico formado por construcciones
de arquitectura fortificada y compleja de carácter agrícola, denominada Cultura
de las Motillas a propuesta de la profesora Trinidad Nájera de la
Universidad de Granada en el 1984.
En ese mismo año tuvieron lugar nuevas campañas
arqueológicas mediante el convenio establecido entre la Junta de Comunidades y
la Universidad Autónoma de Madrid para la prospección arqueológica sobre las
actividades económicas de los primitivos pobladores de la motilla del Retamar
antes citada. El Cerro de la Encantada en Granátula de Calatrava como
yacimiento arqueológico de altura, también había sido investigado por el mismo
equipo (4).
En el I Congreso de Historia de Castilla La Mancha
cuyas actas fueron publicadas en 1988 fueron expuestos los trabajos de estudio
de los distintos tipos de yacimientos “hábitats o facies”
culturales de la región denominadas: Fondos de Cabaña o Silos y Motillas
como asentamientos en llano y Morras, Castillejos, Cuevas y Abrigos como
asentamientos en altura -Castillejo del Bonete, Terrinches, La
Rendija, Herencia-.
La variedad de yacimientos arqueológicos
investigados en el terreno, además de las Motillas, identificaron un
horizonte cultural nuevo y diverso, con distintas manifestaciones de carácter
simbólico, lo que supone la constatación empírica de la existencia de
comunidades sedentarias en la llanura manchega y sus bordes montañosos. Por
tanto el territorio correspondiente a gran parte de las actuales provincias de
Ciudad Real y Albacete, así como a extensas zonas de Cuenca y Toledo se
encontraba poblado por grupos humanos con dinámicas económicas y
socioculturales agropecuarias durante la Edad del Bronce a partir del 3º
milenio a. C. Grupos que pertenecían a un sustrato étnico origen de la Cultura
Ibérica -Cerro de las Cabeza-. Valdepeñas. La historiografía
académica española clasificó al referido contexto espacio/temporal con la
denominación de Bronce Manchego.
Pozos y Motillas.
En el año 2000, en función de su tamaño y de la
ausencia de edificaciones superpuestas, dio comienzo una segunda campaña de
investigación en la motilla del Azuer, actualmente es la única motilla que
puede ser visitada.
En su torre interior fue descubierta la
perforación de la terraza aluvial por un pozo de gran tamaño, más de 20 m.
hasta alcanzar el nivel freático, hallazgo que, junto a la canalización
exterior y a registros etnográficos de prácticas agrícolas de regadío, confirma
la existencia de un sistema compuesto de factores económicos, socioculturales y
medioambientales.
Los posteriores estudios multidisciplinares de
carácter arqueológico, hidrológico, geofísico, paleoclimático y antropológico,
llevados a cabo por científicos del Instituto, Geológico y Minero de España y
del Centro Superior de Investigaciones Científicas(5) confirman que las 32
motillas construidas en el entorno de cauces fluviales de baja salinidad,
buscando la proximidad del nivel freático a la superficie, es la actuación más
antigua de Europa en materia de abastecimientos de aguas subterráneas mediante pozos
construidos con medios y tecnología prehistórica.
La hidrología dictamina que la mayor parte de las
motillas se encuentran sobre las Masas de aguas subterráneas I y II de La
Mancha Occidental y la del Campo de Montiel, antiguos acuíferos 23 y
24, en la provincia de Ciudad Real. Los estudios geofísicos confirman que las
motillas fueron levantadas en torno a pozos excavados sobre el terreno, que
buscaban agua en una época mucho más árida que la actual, durante las edades
del Cobre y del Bronce, por tanto nos encontramos ante el precedente de la
existencia de los posteriores pozos de La Mancha. Entre ellos el Pozo
Tomilloso y Pozo de Dº Gil, así como de tantos otros, que cuatro mil años
después continúan resultando imprescindibles en base a las singularidades
económicas, sociales y medioambientales de la región castellano-manchega.
Cambios climáticos en la Llanura Manchega.
Es generalmente aceptado por la ciencia que el
suceso climático que causó la desaparición de ciertas sociedades prehistóricas
fue el conocido como “evento 4200 cal BP” consistente en un crisis de aridez
extrema en el 3º milenio a.C. “De origen incierto, se relaciona con la colisión
de un meteorito en el próximo oriente que a escala planetaria coincide con el
colapso del Imperio Akadio y otros en regiones adyacentes a Mesopotamia y en el
antiguo Imperio Egipcio, así como el de la civilización del valle del Indo y la
de Hilmand en Afganistán” (6).
Los estudios paleobotánicas y paleoambientales de
las Motillas con tecnologías de actual aplicación, analizando isótopos del
Carbono 14, en granos de polen, esporas y otros microfósiles, tanto de
depósitos naturales como de los obtenidos mediante perforaciones para lograr
muestras cilíndricas estructuradas, han permitido reconstruir la historia de la
vegetación y elaborar modelos de “paisajes culturales” como escenarios
de la actividad humana desde la prehistoria.
De estas investigaciones paleoclimáticas se deduce
una clara relación entre el evento 4200 cal BP de extrema aridez, con
los registros arqueológicos relativos al origen y desaparición de las Motillas
de la llanura manchega.
El progresivo aumento de la aridez en la Edad del
Bronce ocasionó en la naturaleza gravemente estresada un cambio consustancial y
por tanto nuevas condiciones de vida para los pobladores de La Mancha, que
tuvieron que concebir nuevos conceptos en sus relaciones con el paisaje, con el
medio físico e innovar sus actividades económicas y socioculturales para
superar la vulnerabilidad extrema inducida por la grave crisis medioambiental.
Organización social en el Bronce Manchego.
Las formas de vida y la organización social de los
pobladores del Bronce Manchego también han sido estudiadas(7) a través de los
restos óseos hallados en la Motilla del Azuer y el Cerro de la Encantada,
analizando marcadores de actividad dentro del ámbito científico de la
antropología biofísica, así como ajuares hallados en los yacimientos, que
fueron comparados con marcadores de la conocida cultura del Argar como región
cercana en el espacio y en el tiempo situada en el sudeste peninsular durante
Edad del Bronce.
Los resultados sobre la organización social del
Argar indican que se trata de una sociedad fuertemente jerarquizada o al menos
con unas divisiones sociales muy rígidas, ello implica la existencia de una
organización política donde tendría lugar, un trabajo dirigido, un control de
los recursos y un estatus heredado por nacimiento, así mismo también queda
documentado que tanto la población femenina como masculina de la cultura
argárica, padecería una vida de duro esfuerzo físico con notables diferencias
entre sus individuos tanto en el plano biológico como social.
Los datos antropológicos proporcionados por
indicadores de actividad y esfuerzo físico de las mujeres y hombres del Bronce
Manchego señalan ocupaciones y actividades compartidas por toda la población,
con una organización distinta a la estratificada cultura argárica, el estudio
del registro funerario también indica que las poblaciones argáricas son
especialmente ostentosas con sus ajuares funerarios, incluso en elementos como
los metálicos y en sectores de la población con individuos no adultos.
En las sociedades del Bronce de La Mancha no se
han encontrado elementos notorios de ostentación de riqueza, ni
utilizaciones sistemáticas de componentes de ajuar tan específicas como en la
cultura argárica, tampoco se han encontrado armas propias de alguna identidad
social relacionada con el ejercicio del poder y la autoridad.
Los análisis indican que la sociedad del Bronce de
La Mancha no estuvo fuertemente jerarquizada sino todo lo contrario,
dedicándose de forma generalizada a la agricultura y al pastoreo, sin que
existan bases sólidas para que pueda ser afirmado con certeza que estuviera
dirigida por una élite social que pudiera diferenciarse ostentosamente del
resto de la población, así mismo, los estudios avalan la idea de que las
Motillas son adaptaciones al medio y no reductos amurallados de una clase
dominante dentro de la dialéctica de la lucha de clases o del paradigma de un paisaje
fortificado.
El trabajo de investigación antropológica propone
la existencia de un sistema de organización sociocultural en el Bronce Manchego
que aunque posiblemente tuviera unas élites, estas no dispondrían de poderes
para condicionar excesiva o intensamente a la sociedad en su conjunto, élites
cuya composición pudiera tener más que ver con las aptitudes personales de cada
individuo, con las creencias o con otras formas de organización que hoy en día
no conocemos.
El perfil sociocultural proclive a la mutualidad,
solidaridad y práctica de valores humanos de colaboración y cooperación, en
este caso necesarios para el logro de la edificación de las motillas como
soporte de los pozos que permitieron a estas sociedades sobrevivir sin colapsar
por medio de estrategias que al día de hoy se encuentran recogidas en el modelo
de la Sostenibilidad caracterizado por la planificación conjunta
de los tres objetivos, triple bottom line o línea de triple de
resultados conformada por las tres dimensiones de naturaleza: económica, social
y medioambiental, consideradas de forma conjunta y con igual preferencia.
Objetivos de desarrollo sostenible ODS que a nivel planetario fueron
refrendados por la ONU en el 2015 y están siendo implementados por las
organizaciones y corporaciones globales, entre ellas el Foro de
Davos.
Cooperación.
Además del Bronce Manchego, otras evidencias
paleoantropológicas, también atestiguan la práctica del altruismo
mediante la ayuda mutua y la cooperación en anteriores tiempos prehistóricos.
La literatura científica recoge numerosos casos, un ejemplo representativo es
el estudio de la pelvis de Homo heildebergensis de cerca de 500.000 años
de antigüedad hallada en Atapuerca, España, perteneciente a un anciano con
graves problemas para la locomoción, lo que exigiría su permanente cuidado,
incluso el transporte por otros miembros del grupo. Bonmatia, Gómez –Olivenza,
Arsuaga y otros 2010.
La cooperación, la ayuda mutua, el altruismo, la
asociación, la reciprocidad son comportamientos socioculturales, cognitivos y
emocionales -escasamente explicados por el neodarwinismo- considerados
atributos de intrínseca humanidad.
Para el investigador de antropología evolutiva el
norteamericano Michael Tomasello autor de la obra ¿Porqué cooperamos? el
fenómeno de la cooperación es la principal característica de nuestra especie y
puede ser visualizado por la actual extensión multitudinaria de las redes
sociales para el intercambio de información, es admitido por la ciencia que la
práctica de la cooperación es motor de la evolución humana, superando el
anticuado criterio del individualismo como ideario único que Hobbes justifica
en el siglo XVII del que se vienen sirviendo ideologías políticas tales como el
“reaganismo”.
Ya en la antigüedad Aristóteles, en sus escritos
éticos y políticos afirmaba la virtud de la cooperación mediante la amistad
cívica, la concordia y la responsabilidad como elementos necesarios para la “buena
vida” según la concepción aristotélica del término.
Mas allá de la filosofía griega el cristianismo
paulino y agustiniano promueve la convicción doctrinal de que las personas se
reconozcan como semejantes conformando la hermandad universal de todos los
humanos y Tomás de Aquino considerado por el catolicismo como Doctor de la
Humanidad de quién el filosofo francés Maritain, afirma que nadie como el ha
puesto de relieve la primacía básica siguiente: “El bien común supera al bien
particular”.
Madrid 12 de Septiembre de
2020
1.- La edición de la Diputación de Ciudad Real del año 2009 “Los
pueblos de Ciudad Real en las Relaciones Topográficas de Felipe II” fue
transcrita por J. Javier Campos y Fernández de Sevilla, a ella puede
accederse libremente
http://publicaciones.dipucr.es/puebloscrealrelacionestopograficas.pdf.
2.- “Agrociudad mediterránea” categoría de entes
locales en el que “los mundos rural y urbano se enfrentan y amalgaman,
confunden y clarifican terminando por constituir algo especifico e irreductible
a categorías previamente establecidas” situados territorio que se
extiende entre las capitales de provincia Albacete y Ciudad Real, como ejes
este y oeste y el rio Tajo y las estribaciones de Sierra Morena como ejes norte
y sur, criterio del economista y antropólogo criptanense López-Casero Olmedo.
3.- Schuler W. y Pellicer M. 1965 Prospección en Manzanares.
Noticiario Arqueológico Hispánico, VII.
4.- Profesores: Colmenarejo Hernández, Galán Saunier, Martínez
Peñarroya, Sánchez Meseguer.
5.- “Arqueología, Hidrología y Medio Ambiente en la Edad
del Bronce de La Mancha: La Cultura de las Motillas” / Editores: Miguel Mejías
Moreno, Luís Benítez de Lugo Enrich, José Antonio López Salazar, Cesar Esteban
López- Madrid Instituto Geológico y Minero de España. 2015.
6.- Obra anterior, Página 101
7.- “Las comunidades de la Edad del Bronce de La
Mancha desde la Arqueología y la Antropología Física” publicado en MENGA
Revista de Prehistoria de Andalucía, núm. 5 año 2014, Autores. Monsalve
Romera, Sánchez Romero, González Martín.
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Martes, 29 de Abril del 2025
Martes, 29 de Abril del 2025