Miguel Ángel Berlanga fue galardonado la pasada semana como
Mejor Director en la VII Edición de los Premios Juan Mayorga de las Artes
Escénicas. El premio, concedido por la dirección de “El veneno del teatro” es
buena excusa para charlar con este apasionado del teatro, para hablar del arte
de Talía, del pasado, presente y futuro de Carpe Diem, la compañía que dirige y
que lleva 26 años subiéndose a las tablas de los escenarios de todo el país.
Aprovechamos una benévola tarde de finales de verano para
disfrutar de una terraza y de la compañía de Berlanga. Autor, director,
escenógrafo y mil cosas más, sonríe y responde con agrado.
Los Premios Juan Mayorga los entrega la Confederación de
Teatro Amateur y son el equivalente a los “Max” del teatro aficionado. Desde su
creación en el año 2013, Carpe Diem ha estado nominado en casi todas las
ediciones y ha sido premiado en varias ocasiones. Juan Luis Navarro recibió el
premio al Mejor Actor de Reparto en 2013 por su Hermana Brígida en “Las hijas
de Santa Inés”. Al año siguiente Mercedes González logró el premio a la mejor Actriz
de Reparto por “Amor de Don Pelimplím y Belisa en su jardín”. En 2015, con “Andrónicus”,
la compañía obtuvo los premios al Mejor Actor de Reparto, Pedro Marta; Mejor
Actriz de Reparto, Lola Blanco; Mejor Fotografía, Pedro Marta y Mejor
Escenografía. En 2018 recibió el premio al Mejor Espectáculo por “El caballero
de Olmedo”. Este año, “El veneno del teatro” estaba nominado en seis categorías.
—¿Qué ha supuesto para usted este premio?
— Supone un orgullo muy grande. También una sorpresa, a
pesar de haber estado nominado en tres ocasiones como director y en otras por
la escenografía, es algo que no te esperas. Este año lo he conseguido y, como
no puede ser de otra manera, me siento muy contento, por Carpe Diem y por
Tomelloso.
Quiero dar las gracias a Carpe Diem por este galardón y agradecer
las felicitaciones y las muestras de cariño que he tenido estos días que han
sido muchas.
—Ha sido galardonado por “El veneno del teatro”, una obra
que se estreno cuando Carpe Diem cumplió 25 años y, extrañamente para sus montajes,
con solo dos actores.
—Eso es, la estrenamos en 2019 cuando cumplimos veinticinco
años. Una obra que se hizo deprisa y corriendo, tan solo con dos actores,
porque no llegamos a terminar “Lady Violet”. La trabajé realmente rápido, en
tan solo dos meses. Pensé en Miguel Ángel Perales y Ángel Berzosa y los tres
nos pusimos manos a la obra.
Fue muy bien, la verdad sea dicha, el trabajo fue muy ameno
y nos compenetramos muy bien. Los protagonistas pusieron mucho de su parte, me
cogieron la idea enseguida. Lo hemos pasado muy bien haciéndola.
—Berlanga, parafraseando a Saza en “Amanece que no es
poco”, es verdadera devoción la que tiene por las obras truculentas y góticas.
—Exacto, Me gusta mucho el drama, el Renacimiento, la época
victoriana y, como dice, lo gótico. La última obra que ha puesto Carpe Diem en
escena, “Lady Violet”, que es de mi autoría, la he basado en esa época y con
una trama en la que intento tener en un puño al espectador, dejándolo sin saber
lo que va a pasar sobre las tablas hasta el final
—Pues le confieso que una de los espectáculos de Carpe
Diem que más me ha gustado es su adaptación de “El Caballero de Olmedo”. Un
montaje fresco, divertido y optimista.
—Verá,
aunque no soy partidario de los clásicos, tenía muchas ganas de hacer uno. Carpe
Diem tenía que hacer algo fresco, animado, para que el respetable descubriera
que una obra en verso no es aburrida. Quería llegar a los jóvenes y que el
público descubriese que, un autor del Siglo de Oro como Lope de Vega, por
ejemplo, es divertido y te puede llenar.
Me inventé a los titiriteros y los
introduje en el montaje. Así, y eso es obra mía, las marionetas van contando la
historia del Caballero de Olmedo, que en realidad es una tragedia. Como dice,
es una obra fresca y la que más representaciones y reconocimientos ha tenido de
todas las que hemos hecho.
—Según he podido leer, usted llegó al
teatro para paliar el hambre en Ruanda, con una obra de García Lorca.
—Exactamente, en el año 1994. En ese año
Ruanda está completamente devastada, tuve la probabilidad de tener acceso al
salón de una parroquia, dado que yo llevaba un grupo de confirmación. Con mis
amigos montamos “La casa de Bernarda Alba”, de Lorca. Aquel primer montaje gustó
y seguimos adelante.
—Y se quedó inoculado del veneno del
teatro.
—En realidad, a mí me ha gustado el
teatro desde siempre. Con cinco o seis años, con una silla, un cordel y pañuelos
había mis pinitos de teatro.
—Usted también escribe, ¿cuántas obras ha
creado?
—Seis o siete, no
lo sé exactamente. La mayoría de ellas se han estrenado.
—Usando un tópico
periodístico, ¿con cuál de ellas se queda?
—A todas les tengo cariño, pero si tuviese que
elegir, me quedo con “El baile de los instantes muertos”.
—¿Qué busca
cuando adapta un libreto de otro autor? ¿Cómo sabe lo que quiere poner en
escena?
—Le pongo como
ejemplo al Caballero de Olmedo, una obra que ha tenido miles de versiones.
Tienes que pensar en lo que quieres hacer, adonde quieres llevar la obra y qué
es lo que quieres que vea el público. Se trata de crear tu versión, que lleve
tu firma.
—¿Cómo escribe
una obra suya?, ¿cómo se inspira?
—Le confieso que tanto
escribir un libreto mío como adaptar una obra no me cuesta. Trabajo por la
noche, cuando me pongo en el ordenador es como si los personajes cobraran vida
y me cuentan lo que quieren decir. Hay veces que les tengo que pedir que se
callen porque todos me hablan a la vez. Escribo mucho, después voy refinando
ese primer guion para, al final, quedarme con la esencia de lo que quiero
contar.
—La escenografía
para usted, dado que escribe y dirige, será más fácil que para alguien que solo
componga obras de teatro.
—Me gusta crearla yo. Quiero que cuando
entregue la obra, todas las cuestiones escenográficas que les puedan surgir a
los actores o a los técnicos estén resueltas. Aunque me conozcan muy bien no
quiero que surjan interrogantes. Además, disfruto mucho, también me gusta el
dibujo y el arte en general.
—Usted no vive
del teatro, tiene que trabajar todos los días para comer. Le quita tiempo a su
descanso o a su ocio.
—Sí, sí… sábados,
domingos, fiestas, todo mi tiempo libre. En el momento en que estoy creando la
obra, en los ensayos y cuando ya está todo montado, en los viajes. Pero me
gusta el teatro. Como le decía, hago el vestuario, la escenografía, busco la
música y al grupo se lo doy hecho y con la ideas muy claras.
—¿Es usted muy
exigente con los actores y los técnicos?
—Sí… Sí porque
puedo serlo, sé a quien tengo conmigo y lo que cada uno puede aportar al montaje.
—Desde fuera
Carpe Diem da la imagen de una familia bien avenida.
—Por supuesto. Nos
llevamos muy bien, lógicamente cada uno tiene su vida, pero Carpe Diem es una
piña. Con sus pros y sus contras y las diferencias que pueda haber entre cada
uno de los que formamos la compañía. Generalmente venimos a trabajar, no a
perder el tiempo.
—Ustedes llevan
el nombre de Tomelloso por toda España.
—El nombre y la
bandera. A Carpe Diem lo conoce España entera. Creo que Galicia es la única
Comunidad en la que no hemos estado, pero el resto del país lo hemos visitado.
Tenemos amigos en todas las comunidades, conocemos todos los teatros, el tipo
de público, que no es igual en un sitio u otro.
—Por cierto,
¿usted actúa?
—Actúo para el
grupo. Muestro como quiero que se represente una escena o frase. Los miembros de
Carpe Diem son los únicos que me ven actuar. Busco que me cojan la idea, pero
no que me imiten, quiero que lo hagan a su manera sin imitarme.
—Y después de
casi treinta años, ¿se sigue poniendo nervioso?
—¡Mucho! Tengo un
gran respeto por el público, me impone mucho. Lo paso muy mal.
—¿Qué está
preparando, si se puede decir?
—Quiero dedicar
el año 21 a “Lady Violet”, a mover la obra en todos los certámenes en los que
no hemos participado. A ver si es verdad que podemos salir y nos llaman. En el
año 2022 estrenaríamos lo que estoy preparando ahora y que no le voy a contar.
—La cultura en
general y el teatro en particular se han visto muy perjudicados por la
pandemia.
—Es un palo para
todos. A nosotros mismos nos está costando el dinero ya que seguimos teniendo
gastos. Los pocos ahorrillos que tenemos nos están permitiendo tapar un poco la
situación. De viajar y participar en festivales a que en casi un año no llame
nadie, se nota. Esperemos que el año que viene nos podamos mover y el 2022
estrenemos obra nueva.
—El teatro es muy
importante en Tomelloso, hay muchos grupos, se programan muchas obras, ¿a qué
cree que se debe?
—Tomelloso ha
tenido desde siempre mucha afición por el teatro, tanto para hacerlo como para
verlo. Llevamos muchos años con la Muestra Local, que ha servido para
revitalizar el teatro en Tomelloso. Hay muchos grupos en la ciudad y yo creo
que cada uno tiene su público.
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Viernes, 10 de Mayo del 2024
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