- “Hola Josefran te invito a una no-comida que vamos a tener en mi no-casa.
Se trata de una no-reunión de los no-amigos y sus no-mujeres, aunque traerán a
sus no-hijos para que jueguen en el no-jardín que tenemos. Eso sí no olvides
las no-cervezas, para tomar un no-aperitivo. De los no-chorizos y no-morcillas
se encargará Sinfo, y Tato llevará unas no-bolsas de no-patatas y no-cortezas. No
te preocupes por no-venir, tampoco los demás no-iremos”.
-
“De acuerdo, pues no-allí estaré y cuando llegue te enviaré un no-whatsapp,
para que me abras la no-puerta. Vamos disfrutar de lo no-lindo el no-rato que
estemos sentados en las no-sillas tan cómodas que tienes en la no-mesa del no-jardín”.
Querido lector, el que estés en
esta línea es señal de que has aguantado, como héroe inmune al desaliento, el
diálogo tan plasma, en cursiva, del inicio. Debo asegurarte y te aseguro, que
no lo he copiado de ninguna intervención del ilustre José Mota. Es mío desde el primer guión hasta el último
punto.
Unas preguntas indispensables para continuar con el
desarrollo de este texto, con la excusa de que quiero inmiscuirte en su
desarrollo: ¿Has oído alguna vez que alguien ha estado en una “no-fiesta” que
han organizado? ¿Has ido a la “no-feria” que estamos celebrando? O quizás ¿te
has presentado en la “no-romería” del pueblo vecino?
Yo llevo un tiempo oyendo
expresiones de estas que te comento. El primer instante de oír la tal expresión
se me hizo eterno, porque no llegaba a comprender lo que querían decirme, de
modo que concluía o en no haber escuchado bien, o me había despistado en el
relato que me hacían. Pero no, no me había despistado y sí había oído bien. Más que nada, porque
expresiones de ese tipo las he visto escritas y ahí ya no hay duda.
Ahora me viene el temor de si mi
mente estará quedándose obsoleta por tales oleadas de intelectualidad
suma. En medio de mi inquietud
existencial martillean los interrogantes, de modo que apenas me dejan dormir,
ni siquiera la siesta, y eso comienza a ser grave. En el confín de mis vigilias
siempre concluyo, quizás jugando a mi favor, con la siguiente incógnita: Ese
modo de expresarse ¿se deberá a cabezas cultas o a testas vacías de seso?
Me decanto por la segunda parte de la disyunción
sistemáticamente.
Pertenezco al grupo de personas
que además de estudiar Filosofía en los años de universidad, intenta
practicarla, ejercicio que recomiendo a cualquier ser humano sin distinguir
edad, sexo, creencia o procedencia. Llega a formar parte de la identidad
individual y grupal. Incluso da visiones de la vida altamente sugestivas. Es
más, ayuda a descubrir las artes
sofistas de políticos y mangoneantes callejeros sentados en despachos. Incluso,
afirmo, que destapa en múltiples ocasiones las falsas verdades, que santifican
ciertas religiones, incluyendo sus jerarquías.
Es por lo anterior que aprendí el
principio de identidad. Como sabes, puede
formularse del siguiente modo: “Toda entidad es idéntica a sí
misma”. Incluso se paralela con el principio de no contradicción “Una cosa
no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”. Ambos paradigmas pertenecen a la lógica tan clásica
como actual, claros en sí mismos, de tal
modo que hacen innecesaria una explicación.
Ahora comprenderás por qué me soliviantan
tanto mis circunstancias.
Me dirás que son fórmulas o expresiones
para definir una situación, acto, evento (palabra que tanto eleva la aparente
intelectualidad de quien la pronuncia).
Sí, claro… Pero insisto en mi
terquería. Pongamos por ejemplo que necesito explicar qué es una mesa. No puedo
comenzar enumerando negaciones: -no es una cabra, no es un bolígrafo, no es un
botijo. Tendré que utilizar afirmaciones que me lleven a detallar la mesa, para
que mi interlocutor llegue a comprender lo que realmente quiero comunicarle.
De todos modos no hay que dar más
importancia al asunto, al fin y al cabo son modas de expresiones lingüísticas
inventadas por algún influencer (para mí, mejor influyente), que hace su agosto entre el vulgo, muy dado
siempre a las modernerías y retracto a temas de calado transcendental.
Tal invento de la negación de una
acción no tendría mayor importancia por ser un hecho pasajero; sin embargo se
convierte en trágico cuando se une en la actualidad con la expansión de la
pandemia. Con un vistazo a los medios de información nos damos cuenta de que:
-En reuniones de no-cumpleaños se
han contagiado con la covid-19 unos amiguetes y familiares de éstos.
-En no-romerías ha llegado la
pandemia a ciertos pueblos de la Mancha, que habían conseguido mantener aislados
sus habitantes en la primera oleada.
-En no-ferias del verano se han
puesto en riesgo de muerte a muchos familiares de los disfrutantes de los encuentros
cerveceros.
En fin, será que el panorama que
contemplamos nos hace crearnos espejismos lumínicos personales y lingüísticos.
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Miércoles, 1 de Mayo del 2024
Miércoles, 1 de Mayo del 2024