En el camino de “ El Hundimiento”, entre la realidad y el recuerdo.
Tubos silbantes
al viento,
varas que rozan
el cielo,
ecos que evocan
lo lejano
melodiosamente
y algo de
confeti en
sus ramas;
sabor
agridulce,
puntas de oro y
verdor de esperanza,
troncos de
viejo pasado.
A lo lejos,
unos niños con sus juegos
llenan el
silencio,
también el
graznido de alguna urraca
en el cielo.
Entre varillas
verdes y zarzas,
te siento, mi
amor,
te siento.
Recuerdo
aquella tarde,
llena de luz y
de encanto,
en la que por
vez primera,
cogiste mi
mano.
Y en el borde
del camino,
entre almendros
y álamos,
reminiscencias
de nuestro primer abrazo.
Y el murmullo
de un arroyo
y el sonido de
las hojas,
danzando al
viento;
y unos pasos apretados que regresan,
presintiendo el
crepúsculo
del atardecer.
Y de nuevo,
te siento...
Tú eres para mí
el agridulce
otoño:
verde y oro;
alegre y triste
a un tiempo.
Y esas varas
que asemejan,
cañas que
acarician el cielo,
me traen,
nuevamente, tu recuerdo.
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Jueves, 25 de Abril del 2024
Jueves, 25 de Abril del 2024