Hoy es el Día Mundial de la Justicia Social, un valor clave
e imprescindible para avanzar hacia una sociedad mejor. La justicia social está
íntimamente relacionada con el reparto justo y equitativo de los bienes y
servicios necesarios para el desarrollo de una persona en la sociedad y vela
por ofrecer a cada uno lo que necesita para satisfacer sus necesidades básicas.
No se consigue, pues, la justicia social ofreciendo a todo el mundo lo mismo,
sino apoyando más a quien necesita más ayuda porque parte de una situación de
clara desventaja.
De este modo, la justicia social se vincula con la
solidaridad, el apoyo mutuo y la colaboración entre individuos y pueblos, de
tal manera que, quien más tiene, contribuye más para que quien tiene menos
pueda disfrutar de ventajas y servicios que le serían inaccesibles de no ser
por la cooperación del resto. No actuar así, no pensar más en quien menos
tiene, nos lleva a dar rienda suelta al egoísmo, al ‘sálvese quien pueda’, a
proteger al poderoso y abandonar al débil. Y eso es algo que no debemos
permitir.
La solidaridad, la equidad, la justicia en definitiva,
deben ser valores que sustenten las relaciones sociales, tanto en el ámbito
privado como en el público. En el privado, en el de nuestras relaciones
personales, avanzaremos hacia una sociedad mejor si sustituimos el
individualismo y la competitividad por la cooperación y el apoyo colectivo. Y
en lo público, es esencial la construcción de un sistema que garantice que los
servicios esenciales llegan con igualdad a todas y todos. Para ello, como decía
anteriormente, es imprescindible aportar más donde más falta hace. Conseguir,
por ejemplo, que los servicios lleguen al mundo rural, necesita un aporte
extra, un esfuerzo de solidaridad colectiva, pero es de justicia que no sea
motivo de discriminación el lugar en el que cada uno nace, o donde vive, como
no puede serlo el género, la religión, la orientación sexual o la ideología.
La justicia social y la igualdad son compañeras
inseparables. Una sociedad sólo puede ser más justa si es más igualitaria.
Igualdad entre mujeres y hombres, entre pueblo y ciudad, entre territorios.
Igualdad para acceder a servicios sanitarios, con independencia del poder adquisitivo;
igualdad para acceder a la mejor educación, sin importar la posición social;
igualdad para acceder a la vacuna contra la COVID sin trampas ni atajos. Decía
Aristóteles que “el único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos
son iguales ante la ley”. Y podríamos añadir que sin la igualdad que nos
aportan los servicios públicos que garantizan en estado del bienestar, tampoco
es posible la estabilidad que necesitamos para convivir y avanzar.
El sistema público en sanidad, en educación, en atención a
la dependencia, en pensiones, etc, es la mejor garantía de igualdad y, por
tanto, de justicia social. Y los sistemas públicos se construyen con la
aportación solidaria y progresiva de todas y todos, con impuestos progresivos
en los que, quien más tiene, aporta más para que quien menos tiene tenga que
poner menos. Por eso, carecen de toda ética las posiciones de quienes buscan
que las grandes fortunas paguen menos o que tributen fuera de nuestro país,
porque es de un egoísmo y una injusticia tal que debería causar sonrojo.
Frente a esta posición, hay otras como la de quienes
impulsan, por ejemplo, un Ingreso Mínimo Vital para las familias más
necesidades, una medida justa que es imprescindible que vea acelerada su
implementación. Hay quienes la critican, quienes ven un problema en todo
aquello que beneficia a los más débiles. La derecha se opone a esto como antes
lo hizo a las pensiones públicas, a la jornada de ocho horas o a las vacaciones
pagadas. Pero lo cierto es que se impondrá y será incuestionable, pese a los de
siempre, porque es de esas decisiones que mejoran la sociedad porque promueve
avanzar sin dejar a nadie atrás.
Hoy, 20 de febrero, renovemos nuestro compromiso de
trabajar para la consecución de una verdadera justicia social, que fomente la
integración y la protección frente a la explotación de las personas más
vulnerables. Es la manera de caminar hacia una sociedad más justa y equitativa.
Pablo Bellido Acevedo, presidente de las Cortes
de Castilla-La Mancha.
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Sábado, 4 de Mayo del 2024
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