“…Y aquellos señores tan mayores parecían niños, por la cara de gozo que llevaban a los toros y el paso ligero que hacían detrás de la Banda”... “Los Liberales” FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
Tomelloso ha sido una población que siempre se distinguió por una gran afición a la Fiesta de los toros. Antes del 4 de Octubre de 1.859, día de Feria en que se inauguró la antigua plaza de toros, se daban corridas en las calles del pueblo levantando para ello tablados. Para que nos hagamos una idea de la importancia taurina en la localidad veamos el siguiente listado donde aparecen las principales plazas de toros de España construidas antes del siglo XX. Como vemos Tomelloso se encuentra en una posición privilegiada entre ellas.
El terreno donde se construyó la antigua plaza, que es el mismo donde se ubica la actual, fue cedido para este fin por los hermanos Tiburcio y Leoncio Peinado, antecesores de los actuales fabricantes del famoso coñac y fundadores de dicha industria.
Resulta buen ejemplo de la gran afición que siempre tuvieron los hijos de Tomelloso a la fiesta brava, el hecho de que construyeron su coso, como hemos visto uno de los más antiguos de España, antes de completar el alumbrado de sus calles, hecho que se produjo en 1.861 con la instalación de 24 farolas y 4 farolas para los serenos.
Las características físicas de la antigua plaza de toros de la localidad eran las siguientes: “La plaza estaba construida con piedra del país, recogida del sur de la población. La forma era un polígono regular de 19 lados, diámetro total de sesenta y cinco metros, de los que cuarenta y cinco correspondían al ruedo. Tenía dos pisos, uno de tendidos y otro de palcos y gradas”.
El cartel que la inauguró lo componían Gonzalo Mora, Antonio Sánchez “El Tato”, actuando de sobresaliente Matías Muñiz Cano, natural de Ciudad Real.
La financiación de aquella primera plaza taurina y su mantenimiento durante los primeros años de funcionamiento se hizo, además de con la colaboración del Ayuntamiento local, con la creación de la denominada “Sociedad de la Plaza de Toros del Tomelloso” y la emisión de una serie de acciones que eran adquiridas por los vecinos pudientes de la villa al precio de quinientos reales cada una. Como ejemplo de estas acciones tenemos la siguiente, emitida el 21 de Septiembre de 1861.
Como vemos, el presidente de la citada Sociedad era Don Vicente Pueblas, que además era concejal del Ayuntamiento de Tomelloso –siendo alcalde Don Juan de Mata Álvarez-; por otra lado, el secretario de la Sociedad era Don Bonifacio Ugena,
Durante años, esta sociedad
organizaba los festejos, muchas veces “a beneficio de los pobres de esta villa”. Así podemos leer en algún
cartel anunciador de las Ferias de Tomelloso”: “Con motivo de ser los días de feria, la sociedad propietaria de la Plaza
y accediendo a los deseos de varios aficionados, se ha prestado gustosa
a dar la mayor brillantez a la antedicha feria,
no dudando un momento en hacer toda clase de sacrificios…”
Así se llevó a cabo una actividad taurina
a lo largo de décadas
salpicada de anécdotas, curiosidades, eventos de
proyección nacional, … que constituyen, sin duda, un reflejo de la evolución social del Tomelloso de los
siglos XIX y XX.
La primera referencia en los
sucesos taurinos a nivel nacional de una incidencia acaecida en el coso tomellosero la encontramos el 14 de septiembre
de 1867, cuando el gran torero
Francisco Arjona Herrera, “Curro Cúchares”, lidiaba al toro Perdigón. Este toro entraría varias veces a ser picado por los
caballos y “tras matar cinco jacos saltó la barrera, se escapó y entró en el patio de arrastre,
matando dos mulillas. Tuvo que ser abatido a tiros
por la Guardia Civil”. Este toro era de
la afamada ganadería albaceteña
(de la localidad de Peñascosa) de Don Higinio Flores, conocida popularmente como “Los
Flores de Albacete”. Esta divisa de toros
fue muy frecuente en los primeros años de actividad de la plaza de Tomelloso.
Con motivo de la feria de 1877, nos encontramos con un cartel taurino digno de su estudio para conocer la idiosincrasia de la fiesta de los toros en el Tomelloso de finales del siglo XIX. El festejo se desarrolló el día 17 de septiembre, y los matadores fueron Ángel Fernández “Valdemoro” y Antonio Pérez “Ostión”, espadas de Madrid. La ganadería fue la ya citada de Don Higinio Flores.
La hora del
festejo fue las tres y media de la tarde y los precios del mismo fueron 8 reales la entrada de sombra y 6 la entrada
de sol. Incluso se permitía a los aficionados
entrar en mitad del festejo, pagando “medio billete”. Para que
conozcamos la naturaleza de aquellos
festejos de hace casi siglo y medio, tenemos las curiosas “advertencias” que la organización del festejo (la Sociedad de la Plaza de Toros de Tomelloso) realizaba. Son las
siguientes:
1- Una banda de música
amenizará la función,
tocando en los intermedios.
2- Caso de inutilizarse algún picador, no podrá exigir
el público que salga otro.
3- Si algún toro se estropease o inutilizase en la lidia,
no tendrá derecho
el público a exigir otro.
4-Tampoco se podrán
exigir más caballos, que los preparados al efecto.
5-Queda prohibida la entrada
a la plaza con palos,
pinchos, piedras ni objetos que puedan herir a las reses u
perjudicar a los lidiadores.
6-Asimismo, queda prohibido ponerse en las barreras y burladeros con objeto de evitar una desgracia a los diestros.
En 1882, por
acuerdo del Ayuntamiento de la localidad “se preparó una buena corrida de toros de muerte, con dos fines: el atraer forasteros,
para el bien del comercio local, y
destinar las ganancias de la función al Hospicio Provincial”. Para elegir y contratar a los cinco toros, se
marcó que el precio de cada res no fuese superior a las 750 pesetas. Se envió una comisión compuesta por los
“entendidos” don Juan Luciano López,
don Pedro Bernardo Martínez, don Pedro Antonio López y don Juan Bascuñana. Los encargados de contratar a las
cuadrillas y caballos fueron don Bonifacio Ugena, don Eulogio Rebato, don Luciano Díaz, don Salustiano Masó y don Toribio Masó. El presupuesto destinado para estos menesteres fue de 3250 pesetas.
El 2 de
Julio de 1887 se acordó celebrar una corrida de cuatro novillos de muerte, siendo el matador Blas Morón. Las
ganancias del festejo se destinarían a la beneficencia pública. El
empresario fue don Benigno González.
Iniciado el siglo XX en el coso taurino
tomellosero se alternaron, según los momentos
de mayor o menor prosperidad económica del municipio, carteles con las grandes
figuras del toreo con festejos más modestos como novilladas o becerradas. Entre los primeros figuras del toreo que pasaron
por Tomelloso tenemos a Francisco Arjona Herrera
“Cúchares”, que toreó en las décadas finales del siglo XIX y en la primera del
siglo XX.
En mayo de 1906, en concreto el día 24 –festividad de la Ascensión del Señor- en la corrida de novillos-toros el cartel lo conformaba el diestro Manuel Alcoba “Alcobita”.Ejemplo de los carteles estelares lo tenemos en 1906 cuando durante las ferias torearon en la localidad Rufino San Vicente “Chiquito de Begoña”, Joaquín Calero Verdejo “Calerito”, y José Giráldez “Jaqueta” o en 1908, cuando el 5 de Septiembre y con toros de la ganadería de Don Anastasio Martín saltaron al ruedo los matadores Rafael Molina “Lagartijo” y Manuel Mejías Rapela, el primero de la saga “Bienvenida” y conocido como el “Papa Negro”; o en 1912 cuando toreó en Tomelloso el popular espada madrileño Tomás Alarcón “Mazzantinito”.
A lo largo de la historia del coso taurino tomellosero hubo
bastantes incidentes trágicos que
jalonaron su devenir a lo largo de las sucesivas décadas del siglo XX. Así, el 22 de septiembre de 1911 fallecía, como consecuencia
de una cornada, el vaquero de la plaza de toros de Tomelloso, Manuel Rodrigo, inferida
por un toro de la divisa de Traperos.
La Plaza de Toros de Tomelloso era en aquellos tiempos un lugar símbolo de la actividad social de la localidad. Por lo tanto, no era extraño que fuese utilizada para otros fines que los puramente taurinos. En aquella época el reclutamiento de los quintos para la realización de la “Mili” era un hecho social de gran trascendencia para el pueblo. Normalmente la talla y el reconocimiento tenían lugar en el Ayuntamiento que generalmente estaba lleno por los mozos y sus familiares, mientras que el sorteo se realizaba en la Caja de Reclutas de la provincia correspondiente. Allí se iba para saber qué letras habían salido para los diversos destinos. La suerte se echaba entre Africa y la Península, siendo los destinos de Africa los peores, llenando de disgusto y pesar a familiares, novias y amigos. No obstante existía la posibilidad de librarse de cumplir el servicio militar pagando a otros mozos, que reemplazaban al titular; la figura de este soldado recibía el nombre de “soldado de cuota”.
Así lucían, en la Plaza de Toros, en 1914 los mozos de Tomelloso que por su situación social habían pagado la correspondiente cuota que les eximía del Servicio Militar.
Y así posaban los quintos de cuota haciendo instrucción en la plaza de toros, en la segunda década del siglo XX.
En 1913 se celebraron dos acontecimientos taurinos: el 27 de Julio, se celebró una novillada con ganado de Del Amo y para el novillero Hipólito Zumel “Infante” mientras que en el mes de septiembre se llevó a cabo una gran corrida donde el plato fuerte fue el espada malagueño Francisco Madrid en su primer año de alternativa, acompañado en el cartel por Ángel Carmona “El Camisero”.
De algunos festejos conservamos su resumen aparecido en los medios de tirada nacional. Así, por ejemplo, de la corrida del 17 de septiembre de 1914 a las 7 de la tarde nos encontramos el siguiente resumen, con un toque crítico a los picadores de la época:
Ese mismo año también se había celebrado una novillada con motivo de la festividad del Corpus, donde se mataron reses de Ramírez y Pastor por los novilleros Pimo y Algabeño.
(CONTINUARÁ)
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Sábado, 17 de Mayo del 2025