Para Ana Belén Núñez, por sus enseñanzas
y trato durante los cursos recibidos.
En esa Mancha española
vivida por D. Quijote,
tierra que los caballeros
cruzaban de sur a norte,
y también de norte a sur
los aldeanos y nobles,
hállase un grande paraje,
un lugar de mucho porte,
y de una enorme importancia,
pues este sitio supone
que no falte nunca el agua
por esas tierras y montes,
y además que nazca un río
que kilómetros recorre
hasta que llega a la mar
por el pueblo de Ayamonte.
Pero es a su nacimiento
al que quiero referirme,
porque no es un manantial
en donde encuentra su origen,
sino que nace de varias
lagunas, joyas de cine,
hermosísimas paludes,
concretamente de quince,
aunque decir dieciséis
también sería admisible,
pues la séptima, la Taza,
se ha destinado a otros fines;
mas dejemos ese tema
para el que no soy proclive;
si lo soy para elogiar
la belleza del paraje
que hay en esos entornos
con tan hermosos paisajes,
formados por los arbustos,
por las plantas y el follaje.
Y si me lo permitieran,
del lugar que voy a hablarles,
con un enorme cariño
como a mujer la citase;
pero mujer de bandera.
mucho porte y mucha clase,
teniendo tantas virtudes,
posee la mejor: es madre,
y madre de muchas hijas
que nombraré con detalle.
Es guapa como son ellas,
que todas tienen donaire,
y entre una y otras forman
un maravilloso enclave.
Recordaré así sus nombres
adosándoles detalles
porque hablar de las lagunas,
para mí es un gran mensaje.
En la Blanca hay salicarias;
en la Conceja espadañas;
tomillos en la Tomilla;
artemisia en la Tinaja;
rodeando a la San Pedro
hay sauces y doradillas;
olmos en la Redondilla;
junquillos junto a la Lengua;
pinos en la Salvadora;
cerca de Santos Morcillo
juncos, chopos y llantén;
en la Batana jarillas
y a más también rabanizas;
ceriflores y acederas
conviven en la Colgada;
hay tarayes y torviscos
en la del Rey, tan preciada;
en la Cueva Morenilla
hay cardenchas, hay romazas
y espadañas también haylas;
en la Coladilla hipérico;
y al final, la Cenagosa,
gran error al bautizarla,
con consueldas y con bledos,
y unas aguas ya muy bajas,
unos ciento veinte metros
menos que los de la Blanca.
Y así va bajando el agua
silenciosa, a su manera,
que ahora no trae bullicio
pero antes era ruidera,
siendo agradable su son
a cualquier entendedera,
y además, muy importante,
del Guadiana cabecera.
Proclamo así la grandeza
de Ruidera, pueblo amable,
que además de su belleza
es en verdad entrañable
por sus sitios, por sus gentes,
por todo lo imaginable.
Si me perdiese algún día
ya sabéis donde encontrarme.
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Lunes, 29 de Abril del 2024
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