En la primera prueba estaba en juego el deseado delantal dorado que evitaría la eliminación al concursante que ganara o eso parecía. Pero el reto no era precisamente fácil; tuvieron que cocinar sofisticados platos de los más afamados chefs del mundo. A María le asignó Ofelia, con la peor de las intenciones, una  paulova al limón, un pastel sobre una base de merengue al que, erróneamente, le añadió mango. Ella y sus seis rivales dispusieron de 90 minutos para elaborar cinco raciones del plato, siendo obligatorio además utilizar una técnica de alta cocina con aceite de oliva virgen extra. Testigos de este primer reto fueron el actor y cineasta, Santiago Segura, que fue aspirante en un MasterChef Celebrity y sus dos hijas.

Fueron grandes foodies (aficionados a la buena comida) los que enjuiciaron los platos  con sus likes. Además del delantal dorado, el ganador vería publicada su receta en el libro de MasterChef 9.

 La paulova de María gustó mucho a los exigentes comensales que destacaron su equilibrio, sabor, textura y estética, muy parecida a la foto en la que se tuvo que inspirar. Hecho el recuento de likes, ¡ganó María! que muy feliz recogió el delantal dorado de manos del chef, Jordi Cruz. Éste le recordó que su paulova era al  limón y no con mango como ella lo cocinó. “De haber sido por este jurado, el delantal dorado no lo habrías ganado”, le dijo, pero esta vez la voz cantante del veredicto la tuvieron esos foodies que encumbraron a María y le aseguraron, en principio,  una semana más de permanencia en el programa. “De aquí al infinito y además con un postre” señalaba una eufórica María al conocer que había sido la ganadora.

María vivió con alegría la prueba de exteriores celebrada a las puertas del Comité Olímpico Español y con presencia de su máximo responsable, Alejandro Blanco y  del cuatro veces medallista en unos juegos, el piragüista, Saúl Craviotto que impartió sabias lecciones de menús para deportistas. María fue la capitana de los dos equipos y se desenvolvió con su talento y entrega habituales, pero sin ninguna presión añadida. Solo la que le metieron los concursantes que la reclamaban con insistencia su presencia en una y otra cocina, especialmente Ofelia con la que protagonizó un nuevo enfrentamiento, aunque la gallega, en gesto que le honra, pediría perdón al final.

Cocinar el menú para deportistas que recomendó Craviotto era el gran reto. Sin embargo, a los chefs no les gustó la capitanía protagonizada por María y, en una decisión algo caprichosa e inesperada, la obligaron a pasar por la prueba de eliminación.

La prueba fue por duelos y en el primero María ganó la partida a la barcelonesa Meri a la hora de elaborar  un curry de verduras al estilo indio, con muchas especias, bajo la atenta mirada del chef Iván Surinder. Por fin pudo subir a la tranquilidad de la galería la  tomellosera que no merecio sufrir tanto en el programa. "MasterChef es la carrera de mi vida y me aterra irme", dijo al final demostrando que va a por todas.

El eliminado salió de un terrorífico duelo final entre Toni y Arnau. Se marchó el mallorquí, concursante con el que María tenía buena química. Pero las leyes del programa son implacables y poco a poco se van produciendo las eliminaciones. Ya solo quedan seis y solo uno puede ganar.