Cuevas

El tiempo se detiene en la cueva de Josefina Cañas

Construida en el último tercio del XIX se conserva en toda su pureza y esencia

Carlos Moreno | Viernes, 23 de Julio del 2021
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Nos toca visitar la cueva de Josefina Cañas en la calle Cervantes . Por la zona en la que nos movemos ya sabemos que nos encontraremos una construcción antigua que nos sorprenderá por su buen estado de conservación. A la arquitecta, el experto en cuevas y los dos periodistas nos ofrecen hospitalidad a borbotones la propia Josefina y sus sobrinos Pablo, Rosario, Inmaculada y Jesús que meses atrás, un poco antes de la irrupción del maldito Covid, ya nos enseñaron la cueva de su casa en la calle Alcázar. 

Cuando entramos a la casa ya descubrimos el primer detalle: las cuatro lumbreras no dan a la calle sino a un enorme patio que propicia una mejor conservación de la cueva al no haber construcción encima. Bajamos por una ancha escalera con trayectoria en forma de ele que nos conduce a una preciosidad de cueva, conservada en toda su pureza y esencia, donde el tiempo parece detenerse. Los peldaños del final están algo escascarillados pero podemos bajar sin problema alguno. La  cueva presenta una largura superior a los cincuenta metros, albergando 36 tinajas de barro de350 arrobas de capacidad. No hay que hacer demasiadas cuentas para saber que el propietario de la cueva era un vinatero pudiente en aquellos tiempos.   

Nos impregnamos del olor a tierra y disfrutamos de la temperatura, más apreciada aún en el sofocante día de julio. José María descubre la primitiva entrada de la cueva, bastante ancha, lo que significa que por ella bajaban las tinajas de barro. Lo de la modificación de las entradas obedecía a factores relacionados con la construcción de la vivienda. El experto nos dice que la cueva pudo construirse en torno al 1870. “En Tomelloso había cuevas todavía más antiguas, pero sus tinajas eran más pequeñas. El tamaño de estas tinajas nos dice que  son posteriores a esos años del 1850 en adelante que fue cuando se construyeron las primeras”.

La cueva cuenta con un depósito de vino rematado en forma de tinaja. Jesús Cañas nos detalla el árbol genealógico de la familia propietaria. “Nuestro tatarabuelo fue el primer propietario y la mitad la heredaría mi bisabuelo Benito Cañas Ramírez, el siguiente titular sería mi abuelo Pablo Cañas, aunque su hermano Francisco Antonio también elaboró aquí vino y así llegamos a la propietaria actual que es mi tía Josefina Cañas Pelayo”, explica. 

Rosario e Inmaculada recuerdan que Benito Cañas fue propietario del bombo más grande que había en Tomelloso, en el camino Real, a medio kilómetro del pueblo. “Nos duele hablar mucho de eso. Uno de los pocos documentos gráficos de ese bombo está en el salón de actos del Instituto García Pavón. Nos duele en el alma que ya no esté  un bombo que era precioso”,

El techo aparece impecable, en la pura tosca , mientras que los desgarres de las lumbreras tienen formas diferentes, los hay trapezoidales y circulares. Una de las tinajas aparece reventada lo que da pie a José María a recordar como otras tinajas se aplanaban. El suelo está en tierra, uniforme y bien compactado. Por la cueva se ven algunas tapas de anea con las que se tapaban las bocas de las tinajas y varias mangueras. Los empotres están en perfecto estado. El color ocre de la cueva recuerda a la que pintó López Torres en su primera época.

Varios apuntes con tiza en la panza de las tinajas indican que aquí ha envasado vino la cooperativa Virgen de las Viñas. “Las cuevas son una seña de identidad de Tomelloso, un legado cultural que hemos recibido y que nosotros estamos obligados a transmitir en las mejores condiciones posibles”, señala acertadamente Inmaculada.

La cueva no tiene florituras y esos adornos que sí tienen otras. “Está como siempre ha sido, con toda su sencillez, parece que terminaron de trabajar ayer en ella”, comenta Rosario. El periodista conoce de toda la vida a la familia y en el ambiente se nota la complicidad y cercanía. Para el final nos espera una sorpresa; el jaraíz que es otra joya arquitectónica conservado igual de bien que la cueva; la techumbre, las paredes y la prensa y la destrozadora que contiene.  Esta familia cuida las tradiciones como nadie. 


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