A mí me lo dijo mi cuñada
pero, ustedes trátenlo como secreto de confesión, lo que opine pues, eso, que
lo pongo en cuarentena.
El caso es que ella, mi
cuñada, me alertó de que el Ayuntamiento iba a privatizar varias tareas que, al
parecer, antes se venían haciendo por funcionarios públicos.
No sé qué de las escuelas
deportivas, del socorrista de la piscina y demás.
Yo, de antemano, ya
señalo que de estas cosas no entiendo mucho. Pero, desde luego, las
“lecioncitas” de mi cuñada, pues como que no…
A ver, que yo sé que ella
vota a Inmaculada -“la Imeja”, la llama ella, y yo creo que alguna vez se le
escapa “laalmeja”, pero bueno…- y que
todo lo que haga la Alcaldesa y el partido –socialista, se entiende- le va a
parecer bien. Hasta defendió lo del vídeo aquél del baile cuando la pandemia,
por ponerles a ustedes en contexto.
Pero lo que yo quiero
señalar, sobre esto de las privatizaciones, es que parece un poco extraño que
se haga bandera de defensa de lo público –cuando interesa- y quizá, cuando
venga mejor por otros motivos –y se me hace complicado pensar en razones
distintas de las que ustedes imaginan- se quiera vender que recurrir a un
tercero está muy bien, muy bonito y muy barato –las tres “b” de toda la vida.
Los políticos, en suma,
que hacen gala del refrán del digo y el Diego y no les duelen prendas en
invocar diferencias cuando todos advertimos nada más que unilateral antojo y
voluntad.
Ustedes ya saben que yo
no cojeo precisamente de la zurda, pero, en estos casos, considero que, con la
gente que anda parada en nuestro Tomelloso, igual tendría sentido, allí donde
decide nuestro Ayuntamiento, echar un capote a los paisanos y aliviar el paro
local –especialmente, el de los más jóvenes.
Respetando todos los
criterios de mérito, capacidad y preparación, pero no dejar que sea una empresa
la que defina quién y cómo hace el trabajo, porque, y es plenamente lícito, ya
sabemos qué derroteros y qué guías enfocaran la conducta de ese empresario.
Sea como fuere, yo no
entiendo de esto, ya se lo avisaba, y, quizá, en el fondo, no sea más que una
nueva polémica de éstas que le gusta avivar a mi cuñada por dar la secansa y
tratar de que alguna despistada de las que nos juntamos al café en lo de
Sánchez se aúne al bando de la rosa.
Además, ya no queda nada
para la Feria, y tampoco es cuestión de estar calentándoles la cabeza con
circunstancias como éstas…
Mejor disfrutar de la
plaza, con responsabilidad y atentos al COVID, de nuestras fiestas y de estos
días de holganza y vacación que se nos presentan, que ya tendremos ocasión de
guardar retiros con la siempre triste llegada del otoño.
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Martes, 20 de Mayo del 2025