Luis Osuna Migallón (Tomelloso, 1960)  cuelga la batuta de director de la Banda de Música de la Asociación Santa Cecilia.  Treinta y tres años después, dice adiós un hombre que ha sabido dar empaque, seriedad y calidad a una banda señera en la región, que nos deja memorables actuaciones y su entrañable presencia en numerosos actos y espectáculos. Osuna se despide de la dirección de la banda, pero no de la música ya que seguirá al frente del Conservatorio y también como un miembro más de la banda. En esta entrevista hace un repaso a esta dilatada trayectoria como director, precedida de sus estancias como militar en Zaragoza, San Sebastián y Sevilla. Toda una vida dedicada a su  gran pasión, la música.

-¿Qué le ha llevado a decir adiós en su tarea de director de la Banda de Santa Cecilia?

- Llevo ya muchos años y el cansancio va haciendo mella. En el seno de la banda hay gente muy preparada para poder llevarla y en junio se lo comuniqué a la directiva de la asociación.  Lo tenía muy claro.

-¿Con qué se queda de esta longeva trayectoria de más de treinta años?

- Son muchas las historias y recuerdos que se amontonan. Durante mi etapa,  por la banda han pasado  doscientos doce músicos y lo que he peor he llevado ha sido tocar en entierros de compañeros o maestros que tuve como Don Onofre. Hemos estado en  tres sitios, primero en la calle San Fernando, donde ahora están las oficinas del Sepecam; y estaba continuamente pidiendo calefacción y limpieza que no había; luego tuvimos que irnos rápidamente porque iban hacer allí obra y llegamos a la calle Doña Crisanta, donde  daba con la batuta en el techo, un sitio pequeño y apenas acondicionado. Aunque cuando se fue de allí el Patronato de Deportes conseguimos ampliar otra habitación y recuerdo que recubrí el techo con cartones de huevos para que no rebotaran mucho las corcheas (risas). Y después llegamos ya al antiguo Ponce de León. El local tenía muchos pretendientes, pero se lo propuse al entonces alcalde, Carlos Cotillas, y le pareció bien. En el 2012 se vino aquí la banda y unos meses después también vino el Conservatorio que estaba en la Casa Francisco Carretero. 

-Además se dio un mayor realce e importancia a la festividad de Santa Cecilia…

-Sí. Antes se limitaba a una caldereta que compartíamos los músicos. Pero se trataba de extender la fiesta a los familiares de los músicos y organizamos un concierto en Santa Cecilia, la procesión y las cenas de Santa Cecilia que prácticamente han recorrido todos los restaurantes de Tomelloso. Algunas cenas fueron apoteósicas con actuaciones en directo. 

-Es evidente que la Banda ha tenido una evolución espectacular bajo su dirección, ¿no cree?

-Lo importante ha sido la continuidad, seguir funcionando después de tantos años. En esto de la música van pasando alumnos más jóvenes,  unos siguen y otros no, aunque hay un núcleo de personas más mayores que permanecen y que son  fundamentales. La música es sacrificada. La gente trabaja, hay que ensayar tarde, actuar en fiestas, fines de semana... He intentando cuidar los destalles del vestuario, realizar un trabajo serio en la medida de nuestras posibilidades.

-La entrada en funcionamiento del Conservatorio fue clave para la banda ¿no cree?

-Cuando yo empecé  en la banda, en el año 72 con don Aurelio Fernández, la academia estaba en la calle don Evaristo. Allí aprendíamos solfeo y el director de la banda tenía que enseñar todos los instrumentos: clarinete, tuba, trombón…y él era el que  te asignaba el instrumento que ibas a tocar. Entonces ya teníamos el problema que tenemos ahora: que los instrumentos grandes no los quiere nadie y es un inconveniente porque son la base de una banda. Fue don Onofre el que inició la Escuela Municipal de Música que luego desembocaría en el Conservatorio. Tomelloso ha ido cumpliendo toda la normativa de las enseñanzas musicales a rajatabla. Cuando el Conservatorio inició su andadura en Tomelloso era un aula de extensión del Conservatorio de Madrid , luego ya dependimos de Ciudad Real y más recientemente llegaron las polémicas con Alcázar, pero subrayo que Tomelloso ha ido cumpliendo siempre lo exigido en enseñanzas musicales.

-La Banda de Santa Cecilia ha ofrecido actuaciones memorables, algunas de ellas con artistas de gran prestigio, ¿cuáles recuerda con más agrado?

-La banda ha intentado siempre renovar su repertorio. Antes el único repertorio eran los arreglos de lo que había entonces: zarzuela sobre todo y de las obras clásicas de los grandes maestros. Pero luego se empezó a escribir para bandas de música  y se puede decir que hemos tocado de todo: de cantantes, de míticos grupos, musicales…En el 2010 se nos presentó la oportunidad de tocar con cantantes como Francisco, más adelante c on Zubiri con el que hicimos un homenaje a Nino Bravo, luego hicimos otro de Mecano y antes hicimos actuaciones de canción española con Lucía Escribano, aunque la primera cantante de copla a la que acompañamos fue a Eva María, de Ciudad Real. 

-Le sucederá en la dirección una mujer, Marta Baños ¿qué nos puede decir de ella?

-Es una mujer muy preparada es maestra de música, ha hecho la carrera de clarinete y el curso de dirección de bandas de música en el Conservatorio Superior de Albacete. Se ha hecho un proceso selectivo donde ha contado el curriculum de cada uno, una prueba práctica de dirección y una votación por parte de los músicos. Al final se queda Marta que, insisto, está sobradamente preparada. 

-¿Cuáles son las claves para que una banda de música suene bien?

-Son varias cosas. Si tienes buenos músicos la tarea es más fácil. Aquí tenemos el grado elemental que son de 8 a 12 años y después sigue el que quiere. Con 12 años es cuando intentamos que entren en la banda, antes es más complicado. Cuantos más estudios tenga el niño, mejor dominio tendrá del instrumento y más provecho podrá sacarle el director. Luego toca esa labor de conjuntar a todos los músicos que tienen distintos niveles, edades y planteamientos y sobre todo  ensayar y trabajar mucho.

-¿Qué nos ofrecerán en la última actuación de la banda con usted como director?

-No soy de hablar mucho, pero lógicamente tendrá que decir algunas palabras de despedida. Habrá gente que lo sepa y gente que no, aunque está puesto en el programa de festejos. Serán sobre todos unas palabras de agradecimiento a la gente que ha ido pasando, a todas esas personas que han querido ser músico. En los pueblos siempre se echa mano de la banda de música para todo: cualquier acto, inauguración, llegada de una personalidad…la banda siempre ha estado ahí. Hay que pensar que la banda en Tomelloso lleva más de cien años y son pocas las asociaciones de la ciudad que tienen más de un siglo. Hay que valorar esa continuidad.

Y la actuación en sí tendrá un poco de todo: pasodoble, música clásica, bandas sonoras de cine, un tributo a Michael Jackson y algunas cosas más para terminar con el Himno de Tomelloso.

-Su padre que siempre mostró un gran cariño y admiración hacia la banda, en ella han tocado también su hermana Inmaculada y sus tres hijos: José Manuel, Adrián y Haydée. Retrocediendo más atrás en el tiempo también encontramos a su abuelo y otros familiares. Han sido muchos los lazos afectivos que han sido otro aliciente para permanecer tanto tiempo ¿no cree? 

-Ha sido bonito, sí. No solo por esos familiares sino con otros músicos con los que llegas a tener mucha complicidad. Recuerdo a Nicolás padre que me hacía las batutas, luego su hijo. Y recuerdo mucho a mi padre que siempre se venía con nosotros, repartía los programas que hacíamos en su imprenta a la gente, en fin mi padre se sentía orgulloso de su chico y también se implicó mucho mi suegro que siempre nos grababa las actuaciones con una cámara.

La entrevista toca a su fin. Antes de despedirnos, Luis Osuna me muestra el archivo, metódicamente organizado, "Me lo encontré tirado en el suelo", recuerda;  también las vitrinas llenas de recuerdos y esas paredes de las que cuelgan diplomas con premios importantes que ha cosechado la banda. Treinta y  tres años han dado para mucho y  bueno. Tomelloso debe agradecer de por vida la implicación y entrega de Luis Osuna con la Banda de Música de la Asociación Santa Cecilia.