Los gañanes han procedido a echar lomos sobre el barbecho, a estos les seguían los sembradores, esparciendo la simiente como se hacía antaño. Detrás, otras yuntas de mula iban tapando las semillas de cebada. El terreno ha quedado preparado para que germine el cereal y sirva de alimento a las mulas de la asociación. Y es que, a pesar de los muchos años que han pasado, los carreros siguen teniendo bien presente los secretos de un oficio que mamaron desde niños.

Santos de Castro, un joven miembro de la Asociación Carreros Virgen de las Viñas nos ha relatado este proceso mientras incidía en la importancia de mantener vivas unas tradiciones que han hecho grande a Tomelloso. La mañana ha acabado con un contundente almuerzo manchego para todos los asistentes a la jornada.