Ya en mi temprana infancia, mi
cerebro me abría infranqueables puertas hacia lo indefinido… En aquellos días
de pobreza y promesas de agradecer y rogar a los dioses, mi embrionario e
inmaduro entendimiento “viajaba” por planos espacio-temporales, en los que los
“corpúsculos” con los que se formaba y proyectaba mi mente, dando inmedibles
“saltos”, internándose en dimensiones complejísimas que, ahora, —al analizar la
antigua foto de la Laguna del Rey, hallada entre unos documentos—no siempre me
dejan evocar y analizar qué acaeció en aquel prístino “calendario” de la vida,
“impreso”— como ahora— con muchas cuartillas de mentiras… El “estrujarnos” el
cerebro tratando de rememorar, con cierto “escozor” de honestidad, nos hace
entender que cuando el ingenio se interna por infinitas “honduras”, deambula por
espirales de nunca acabar y para no cometer desmanes contra la consciencia, se deben
desaprobar acciones desoladoramente incompresibles…
Abrir ventanas contra el olvido,
para que no se “hunda” lo que fingimos que somos…; creyendo permanecer, eternamente,
firmes sobre el “calendario” de la vida…
La tarde jarrea y se pega a mis ojos, un entorno en el cual siempre y nunca he sido… Los sueños entran
mucho en mí… He “emigrado”, durante horas, a unas lomas de monte, porque han
sido varías las noticias en diversos medios de comunicación, (gangueros,
cansadores y cucos) que han matado muchas de mis añoranzas… ¿Conseguir poder y
riqueza? Individuos prepotentes, extremistas, sin DIGNIDAD, emperejilados como
pajarucos holotropicales, que conquistan imperios e implantan sistemas con el
único propósito de conseguir bastón, mando, tonsura y riqueza. Homo sapiens
dominadores del mundo, mandones perpetuos, vanidosos, enredosos, retorcidos, (¿“progresistas
y conservadores?”), viajando lujosamente y privilegiadamente, en una cósmica
“CANICA AZUL”, que gira sin ruido por un camino de inciertos abismos…; en la
“maraña” del infinito; transportando la somnolencia, la avaricia y el
entorpecimiento humanos… La reflexión nos produce una sensación de fracaso y
sufrimiento, porque hieren nuestro trasfondo muchas sinrazones humanas... Nos
sentimos débiles, insignificantes y estúpidos… Todo
discurre muy despacio en estos cerros…; muy despacio… También a nosotros
“pésanos cuánto pesarnos debe y puede”, lo mal hecho en nuestra vida aunque
fuera por razones de supervivencia…
El tiempo está envejeciendo quieto… En estos montes, el tiempo, parece reciclarse muy reposado… Un nubarrón y un mogote se “plantan” delante de un “ojo” de sol y nos lo empiezan a “quitar”… Las plantas están muy silenciosas… Ningún silencio hosco como ocurre con nuestra mudez… De repente deseamos fundirnos con todo ello, pero las “incompleteces” y “perversiones” de nuestra mente y ser, nos mantienen a raya y no podemos alcanzar de una forma “elevada” la trascendencia…Todo parece estar demasiado bien colocado en una “asimetría” “simétrica” ¿Azar o predeterminación? La angustia metafísica que se retuerce en lo hondo de las “cuevas” del pensamiento, se alivia y disipa por la “ventana” que da a la suave magia del monte. Camino entre un espartizal y al tocar unas atochas, recuerdo manos de otras vidas…; manos de mujeres esparteras, cargadas con mañas de esparto camufladas en haces de leña. Manos para el esparto…; manos para la leña…; manos que en la oscuridad del hogar, imploraban a unos dioses coléricos, vengativos y perezosos, que no las escuchaban nunca… Con la congoja de sus corazones, “mutilada” su alma, con el sentimiento de que sus vidas ascenderían a los cielos, sentían el mundo y la DIGNIDAD…
X
Antonio Machado Ruiz, junto con
su anciana madre Ana Ruiz, su hermano José y Matea, esposa de José, exiliados en el pueblo francés de Collioure,
vivían un agónico calvario de pobreza… José se devanaba por atender tanto a
Antonio como a su madre, pero Matea —se dice— que tuvo con Antonio alguna que
otra acalorada discusión… En una ocasión, —cuentan—Matea se encontraba bastante
nerviosa y desesperada, al estar lejos de España y de los suyos…, y polemizaba
con Antonio. Machado enfermo, sumido en el silencio de su dramático destino; perdidas
las esperanzas, sobreviviendo en la pobreza más extrema, mantiene firmes sus
predicamentos y valores. Matea, irritada y angustiada por lo trágico de las
circunstancias, se encara con Antonio interpelándolo; “…; pero esto que estamos
pasando ¿Cómo se llama? ¿Dime tú cómo se llama?”. Antonio, triste y cabizbajo,
tras un solemne silencio—aseguran— que exclamó: “¡DIGNIDAD…! ¡Esto se llama
DIGNIDAD!”.
X
Retorno a la barriada, repensando
en el todo de los mundos y en lo inherente al comportamiento humano;
buscándoles transcendencia… En estos días de nuevas “saturnalias-saturnales”,
la monocorde, rancia y colectiva congratulación, resulta un tanto empalagosa.
Se columpian las hojas de unos
árboles, bambolean y aletean con un céfiro algo acariciante, pero casi frío,
como disponiéndose para su agonía… Hoy, en mi coexistencia—decepcionante a
veces— con el “mundo” y con los “dominantes”, viene a mi mente la escandalera de
chiquillos, antaño; correteando por la aldea, pidiendo el aguinaldo, enlodados
en el barrizal de las callejuelas, como en una triunfante y eterna misión, que
tuviera influencia en nuestras honestas creencias y bienaventuranzas inocentes…
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Lunes, 12 de Mayo del 2025
Martes, 13 de Mayo del 2025
Martes, 13 de Mayo del 2025