"Mi madre quiso que  los jóvenes conocieran estos terribles sucesos para que no vuelvan a repetirse", ha explicado. Según ha contado, su padres eran judíos y fueron víctimas del holocausto. "Primero fue un tema tabú, del que no se podía hablar, pero por algo que contaré después su actitud cambió". Violeta Friedman nacio en Transilvania que entonces pertenecía al Imperio Austrohúngaro. " Tenían diferentes horarios en el cole. Les tiraban piedras y barro por la calle y finalmente fue llevada a Auschwitz".

En un momento de la charla, se ha proyectado un vídeo con la entrevista que el periodista, Iñaki Gabilondo, realizó a Violeta en los años noventa. Un duro testimonio en el que contó como había médicos que experimentaban con personas, los duros trabajos en condiciones insoportables de desnutrición y enfermedades, las terroríficas cámaras de gas. Algunos familiares de Patricia acabaron en las cámaras de gas del mayor campo de exterminio. Violeta sobrevió y fue liberada 1945 en por los rusos. 

Pero lo que siguió tampoco fue sencillo, ha seguido contando Patricia. "Al vivir en un pais de régimen comunista, mi madre no podía salir a la zona occidental, pero con 18 años se escapó con un primo.  Consiguió llegar a Canadá. Conoció a su marido y vivieron en Venezuela. Después se divorció y acabó recalando en Madrid".

Weiz ha explicado las secuelas que sufrió su madre que apenas podía dormir. Peor cuando vio las declaraciones de un general nazi, León Degrelle, a una revista, negando el holocausto. Fue ahí empezó su lucha en los tribunales. En 1991 el Tribunal Constitucional le dio la razón y logró que condenaran la general nazi que residía placenteramente en la costa del sol. "Y desde aquella sentencia negar el holocausto es un delito".

"Hay que favorecer la memoria para luchar contra la intolerancia y ser testigo de la verdad ante cualquier circunstancia de la vida", ha manifestado Weisz. Su madre está enterrada en el cementerio hebreo de Hoyo de Manzanares en Madrid y sobre su lápida hay una frase sobrecogedora: Que los testimonio de quienes allí estuvimos sea una antorcha que ilumine a nuestros hijos por el camino de la tolerancia y la paz.

Desde la Fundación que lleva su nombre, recorre colegios, institutos y  universidades con el testimonio de su madre. Un parque en Madrid lleva su nombre y una plaza y un parque en Málaga también. "El holocausto fue la peor catástrofe humana que se recuerda y tenemos que defender la verdad siempre conocer la historia", ha concluído diciendo antes de que los alumnos le formularan preguntas con mucha carga de profundidad.