Uno de los universales en la vida de todas las
personas es la dualidad. La dualidad como caldo de cultivo en nuestros
pensamientos y decisiones. Por muy complejos que parezcamos ser, al final, en
los momentos más importantes y decisivos, las opciones suelen ser binarias; sí
o no, a favor o en contra,
Estos dualismos existenciales se han venido adecuando a los problemas y
soluciones que el ser humano ha logrado a lo largo de la historia, descubriendo
sus capacidades, ascendiendo por paredes más o menos verticales de esa
historia, siempre apoyado en sus dos grandes bastones, la cabeza y el corazón.
Es así como ha llegado a donde está.
Fue Augusto Comte quien definió esta escalada vital estableciendo tres
niveles de conocimiento, la religión, la filosofía y la ciencia positiva como
cima del saber; el hombre positivo, cerebral, exacto, matemático, es quien
según este filósofo francés, llegaría un día a dar con la plenitud del
conocimiento universal. Comte desarrolló esta teoría a mediados del siglo IXX.
Ahora bien ¿Hemos logrado los seres humanos de hoy ser más cerebrales que los
de hace más de siglo y medio?
A nivel personal somos más positivos a nivel general; planteamos la vida de
manera más práctica y efectiva. El desarrollo y los descubrimientos científicos
hacen que sepamos el porqué de muchas cosas que tiempo atrás, bien se
desconocían o se atribuían a generalidades. Hoy el saber es mucho más específico
que es como deber ser todo verdadero conocimiento, aquel que distingue lo
exclusivo, de lo parecido o general. Por eso hoy existen muchas más
especialidades, tanto a nivel universitario, científico o técnico, como en la
formación profesional; en las materias intelectuales como manuales. Hoy toda
persona que quiera sobrevivir en esta compleja maquinaria social ha de estar
especializado en alguna de esas materias.
A nivel social, sin embargo, los hombres y mujeres seguimos un
comportamiento más mezclado con el pasado. Gustamos de rememorar viejas
costumbres, mantener tradiciones que se dan de plano con la forma de concebir
la vida a diario. Quizá sea como una contraprestación a una vida que sabe y
huele a poco o que no nos ofrece los olores y sabores de nuestras raíces; y es
que no todo en la vida es “aluminio”, aunque este metal tenga muchas e
indudables virtudes.
A nivel político, la cosa se complica y mucho. Mantenemos con demasiada
frecuencia posturas que tienen que ver con el pasado…y con nuestro corazón. Las
personas hoy, positivas, racionales lo somos menos cuando “pensamos” en
decisiones donde el pasado y la historia, donde la genética y la tradición
juegan un papel todavía destacado a la hora de decidirnos por una u otra
opción.
Si para Comte la fase filosófica del conocimiento tendría que ser superada
por la científica, no parece que muchas personas actualmente a la hora de
decantarnos por una u otra opción, actuemos con la frialdad de una decisión de
la mente, sino más bien con la decisión un tanto atávica del calor del corazón.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Viernes, 20 de Junio del 2025
Jueves, 19 de Junio del 2025
Viernes, 20 de Junio del 2025
Viernes, 20 de Junio del 2025