Siempre que imaginamos
las dimensiones del Universo acabamos sumergidos en una nebulosa mental que nos
envuelve y supera. Que el mundo es grande, muy grande, enorme, gigantesco es
algo que presumimos de manera indeterminada pues a la mente humana le resulta
muy difícil idear algo que no tenga límite. Cuando miramos al cielo sobre todo
si es de noche, la impresión que obtenemos es que estamos en medio de un
descomunal espacio oscuro y demasiado vacío; tan solo unas diminutas lucecitas
quiebran la negra monotonía celeste.
Esta apreciación de legos en la materia sobre la grandiosidad y
vacío del universo está siendo respondida por los astrónomos con nuevos
descubrimientos que van conformando, dimensionando y llenando de contenidos
astrales, siderales y planetarios, esa enormidad que todos ya digo imaginamos.
Porque de vacío, nada. Que sepamos ya en la Vía Láctea existen cientos de
millones de estrellas y todas ellas tienen mundos a su alrededor.
En esos otros mundos los astrónomos han descubierto los llamados
“exoplanetas”, planetas fuera del sistema solar que giran alrededor de otra
estrella y en un número sobrecogedor, unos cuatro mil; y esto solo es el
principio. Entre ellos existen una veintena que poseen parecidas
características a las del nuestro, si bien aún no han dado con otro idéntico a
la Tierra. Pero lo cierto es que cada puntito que vemos de noche en el cielo es
el centro alrededor del cual giran millones de planetas, algunos parecidos a la
tierra. Si existe un número tan inmenso de estrellas y todas ellas tienen su
“sistema solar” propio, la conclusión es que la Tierra es como una gota en el
océano y cada uno de nosotros ni les cuento.
“Un cambio de paradigma", "un paso de gigante en
la búsqueda de vida en el universo". Así cifraban hace unos años Emmanuël
Jehin, de la Universidad de Lieja y Julien de Wit, del Instituto de Tecnología
de Massachussetts, el hallazgo de los tres primeros “exoplanetas” situados más
allá del sistema solar, con gran parecido a la Tierra y potencialmente
habitables.
Uno de estos exoplanetas fue descubierto por un grupo de
científicos españoles al bautizaron con el nombre de Barnard b, debido a estar
girando alrededor de Barnard una de las “enanas rojas”, denominadas así por ser
estrellas más pequeñas y frías que el Sol.
Lo importante del hallazgo es que esta “supertierra”, llamada así
por tener una masa tres veces superior a la de la Tierra, está solamente a seis
años luz de nosotros, en el segundo sistema solar más cercano al nuestro y
tiene unas características aproximadas a donde nosotros vivimos.
La posible existencia de otros
planetas iguales o similares al nuestro debía despertar en nosotros una gran
curiosidad y preguntarnos, por ejemplo: ¿Estarían realmente habitados? Si es
que sí, ¿En qué estado de evolución se encontrarían sus moradores, en la era
secundaria, en un momento parecido al nuestro o en el siglo mil quinientos
veintitrés, o veinticuatro? Porque a decir de los astrónomos hay planetas que,
dada su proximidad a su estrella, el año dura solamente once días lo que nos
dice que, teniendo la misma edad, deben estar ya por esos siglos. Lo cierto que
es aún es muy pronto para dar contestación a estos interrogantes, pero si algún
día se confirmaran estas hipótesis, los viajes a “otras tierras” serían un
punto y aparte en la historia del hombre, dejando los de la luna como quien va
ahora a Madrid en AVE.
Pero si el primer interrogante resulta apasionante no lo es menos
el segundo porque para poder visitarlo el planeta gemelo habría de encontrarse
en un momento suficientemente acogedor; ¿Se imaginan que hiciéramos el viaje y
nos encontráramos con dinosaurios por todas partes? Para saberlo, no tendríamos
más remedio que acercarnos en un viaje de prospección tal y como hacen los
extraterrestres con nosotros.
La cosa sería mucho más positiva y agradable si las “tierras bis”
estuvieran en un momento de la evolución parecido al nuestro, sería emocionante
saludar a “los parientes” y ver cómo les ha ido por allí, si han superado eso
de matarse unos a otros, si han conseguido erradicar la pobreza, gozar de
bienestar en todo el planeta, en definitiva, como han logrado ser mejores
terrícolas, no sabemos si también humanos.
En
todo caso y de momento para nosotros, la existencia de Barnard b y demás
exoplanetas constituye un tema apasionante, y que apunta a que muy
probablemente no estemos solos en el universo.
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Miércoles, 18 de Junio del 2025
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