Opinión

¿Un pájaro de cuenta o una denuncia falsa?

Juan José Sánchez Ondal | Martes, 7 de Noviembre del 2023
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Me encuentro ojeando los acontecimientos acaecidos en el verano de 1916, en plena  Batalla del Somme, una de las más largas y sangrientas de la Primera Guerra Mundial, con más de un millón de bajas entre ambos bandos; en plenos Sanfermines de Pamplona y bajo la amenaza de una huelga de ferrocarriles en España, cuando este curioso lector, en dos periódicos madrileños,   se topa con una llamativa y detallada información, sacada por el reportero de turno, de una denuncia presentada en la Dirección General de Seguridad, y referida a un residente en Tomelloso que había abandonado en esta ciudad a su mujer e hijos, reproducida al día siguiente, literalmente, del primero de ellos, por el  Diario de Burgos. 

Elegimos la crónica de El Imparcial, que informaba lo siguiente con este título y encabezamiento: “UN PAJARO DE CUENTA.  El hombre del proyector.  Una «tournée» provechosa. Engaños y estafas. La galantería del inventor. Anuncio para las incautas. La denuncia y la detención”.

“Hace cerca de tres meses la Dirección general de Seguridad tuvo noticias de la Policía de Ciudad Real dándole cuenta de que del pueblo de Tomelloso había desaparecido, abandonando a, su mujer y a sus hijos, un sujeto llamado Martín Caminer, de treinta y cuatro años, y añadiendo que este sujeto había querido obligar a su mujer a realizar varias estafas por un procedimiento ingeniosísimo. Como la mujer se negara rotundamente a ello, de la noche a la mañana, y acompañado de varios cientos de pesetas que le sustrajo a un pariente que con ellos vivía, desapareció de Tomelloso Martín Caminer. Se dirigió a varias poblaciones de Andalucía y de la región de Levante, donde trabó amistad con periodistas de las localidades qua iba recorriendo. Se presentaba en los periódicos fingiendo ser inventor de un aparato que él llamaba «el proyector luminoso», con el cual, según él, se podía ver el fondo del mar hasta una profundidad de 1.500 metros. Para autorizar su fantástico proyecto presentaba a la vista de todos aquellos con quien le convenía tener amistad una serie de planos detalladísimos. De esta manera logró, que en varias poblaciones de Andalucía los periódicos le hicieran un reclamo tremendo, publicándole fotografías y largas informaciones, en las cuales daban cuenta del invento de Martín Caminer.  Valido de este medio y afirmando que el invento era de resultados provechosísimos, logró de varias personas de dinero adelantos de diferentes cantidades por valor de 7.000 pesetas, con las cuales, según él, podría empezar a construir su aparato. Una vez en su poder las pesetas, Martín Caminer iba desapareciendo de dichas poblaciones sin dejar rastro de su persona. Claro es que los perjudicados comprendían la estafa de que habían sido objeto y en los Juzgados respectivos se iban amontonado las denuncias contra el fantástico inventor. Pedro Martín Caminer, dispuesto a seguir aquella «tournée» que con principios tan provechosos había comenzado, se dirigió a la villa de Daimiel, donde, por medio del mismo procedimiento, estafó 1.000 pesetas a D. Fernando Herreros, y, como es de suponer, desapareció de aquel pueblo, dejando tras él otra denuncia.

Desde ahí marchó a Solanas, provincia de Burgos, donde se estableció, fingiéndose de igual manera inventor del famoso «proyector luminoso». Martín Caminer, hombre de continente marcial y distinguido, se puso en relación al mismo tiempo con dos señoritas de la localidad, a las cuales, por medio de engaños, las sacó dinero, diciéndolas que iba a sacar los papeles y se casarían.

Desde este punto, y una vez logradas las cantidades solicitadas a las dos señoritas de referencia, marchó a Alcázar de San Juan fingiéndose comisionista de paños. También en esta villa hizo varias estafas a diversos comerciantes, a los cuales les sacó varios miles de pesetas. Comprendiendo Martin que en este recorrido había de llegar momento en que las autoridades le cogieran, vino a Madrid dispuesto a coronar su viaje. Empezó por publicar en diversos periódicos de la corte un anuncio en el cual decía: «Caballero distinguido y de posición desea contraer matrimonio con señorita guapa y con capital». Daba sus señas y esto ha sido lo que le ha delatado.

Por un pariente de la mujer de Martín supo ésta lo que estaba tramando su esposo e inmediatamente denunció el hecho a las autoridades de Tomelloso, las cuales telegráficamente dieron conocimiento a la Dirección general de Seguridad para que fuera detenido. Anoche, poco después de las diez, varios agentes de la brigada sexta se personaron en la calle de Segovia, núm. 59, y detuvieron a Martín Caminer, quien convicto y confeso de los delitos que antes hemos mencionado ingresó en la Cárcel Modelo a disposición de todos los Juzgados que ahora se apresurarán a reclamar. El viaje que ahora realizará Martín Caminer seguramente no será tan agradable como cuando salió del pueblo de Tomelloso.”

La Acción, bajo el título de “UN VIAJE APROVECHADO, La luz de un proyector”, daba información coincidente, algo más resumida, de los hechos.

Pocos días habían pasado desde la detención del “confeso” Caminer cuando ambos periódicos madrileños se desdecían, a requerimiento del susodicho,  y de cuya rectificación se hacía eco el periódico regional “El pueblo manchego”.  Recogemos la rectificación de El Imparcial que con el título de “UNA DENUNCIA FALSA”, publicaba:

“En nuestro número del día 11 publicamos una información titulada “El hombre del proyector”, cuyos detalles y fechas más o menos exactas fueron tomadas por nuestros “reporters” de una denuncia presentada en la Dirección general de Seguridad.

En dicha denuncia se acusaba a don Martín Caminer de Merlo de un sinnúmero de fechorías.

Este señor, que fue detenido en los primeros momentos, nos ha visitado, rogándonos hagamos constar que, después de haberse comprobado ampliamente por las autoridades judiciales las falsedades estampadas en la denuncia de referencia, ha sido puesto en libertad, pues se ha reconocido su inocencia.

Muy gustosos hacemos esta aclaración, pues posteriormente hemos podido comprobar que D. Martín Caminer de Merlo es un perfectísimo caballero, incapaz de cometer las fechorías de que se le acusaba.”

Más brevemente “La Acción”, bajo el título de “Denuncia falsa” escribía: “Días pasados se presentó una denuncia contra don Martín Caminar (sic) de Merlo por unas supuestas estafas.

El Juzgado comprobó que eran por completo falsos los extremos en que se basaba la denuncia presentada, y puso en libertad al detenido una vez probada su inocencia.

Como se trata, pues, de un perfecto caballero, nos apresuramos a manifestar la verdad de los hechos.”

 Ante tales informaciones y rectificaciones, nos preguntamos: ¿Cómo pudo presentarse una denuncia falsa con tal cúmulo de acusaciones y datos? ¿Quién la presentó? ¿La esposa? ¿Realmente abandonada, acusaba de estafas al marido y no de abandono del hogar? ¿Ataque de celos?, ¿Cómo, en dos días, a partir de la detención, el juzgado correspondiente comprobó la falsedad de tantos presuntos hechos delictivos cometidos en tantos lugares, denunciados ante tantos juzgados, de tan variada naturaleza y respecto de tantos damnificados?

¿Cuál sería la verdad de los hechos? ¿Existieron los detalladísimos planos del proyector luminoso? ¿A qué se dedicaba el mencionado Martín Caminer, “hombre de continente marcial y distinguido”, “perfectísimo caballero, incapaz de cometer las fechorías de que se le acusaba”, primero llamado Pedro Martín Caminer, y en las rectificaciones, con segundo apellido, Martín Caminer, o Caminar, de Merlo? ¿Inventor o comisionista de paños? 

 No tenemos respuesta para ninguna de estas preguntas. Pero estamos seguros que de haber tenido conocimiento de tamaña noticia, ¡Qué gran novela nos hubiera tejido García Pavón!  ¡Cómo se hubiera lucido Plinio en el descubrimiento de los verdaderos motivos de la acusación de la que fue objeto el presunto inventor tomellosero de tan prodigioso ingenio!  ¡De un “proyector luminoso”, con el cual se podía ver el fondo del mar, hasta una profundidad de 1.500 metros! ¡La profundidad media del mar Mediterráneo! Ya le imaginamos desplazándose con don Lotario, en el 600, a Ruidera, en pesquisa de datos que alumbraran pistas sobre la realización de las pruebas luminiscentes en las aguas del nacimiento del Guadiana y llevando a cabo sus visitas inquisitorias a la esposa, parientes y vecinos, hasta obtener la confesión de falsedad de la contrita costilla del inventor y la subsiguiente retirada de la denuncia, o cualquier otro desenlace inesperado, sólo fruto del “exclusivo” pálpito del Jefe de la Guardia municipal tomellosera.

Madrid, 7 de noviembre de 2023.

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