El 21 de diciembre de 1983, España consiguió ganar 12-1 a Malta en uno de los partidos más recordados de la historia de la Selección. Los de Miguel Muñoz necesitaban ganar por once goles o más para superar a Holanda en la tabla del grupo y clasificarse para la Eurocopa de 1984. El histórico once titular lo formaron Paco Buyo, Juan Señor, José Antonio Camacho, Antonio Maceda, Andoni Goikoetxea, Rafael Gordillo, 'Lobo' Carrasco, Víctor Muñoz, Santillana, Manu Sarabia y Poli Rincón. En el banquillo estuvieron Salva García, Andoni Zubizarreta, Tente Sánchez, Francisco Güerri y Marcos Alonso.

Cuarenta años han pasado de aquella gesta lograda en vísperas navideñas que hemos recordado con tomelloseros de diversos ámbitos, tomelloseros que ya tienen una edad por el mucho tiempo que ha pasado. Los jugadores del actual Atlético Tomelloso no habían nacido y  de la actual Corporación en el Ayuntamiento, muchos no habían venido al mundo y otros eran bebés. El presidente del Grupo Folklórico “Manantial del Vino”, Jesús Francisco Moreno, que reconoce ser poco futbolero, no pudo evitar engancharse a la tele aquella famosa noche. “No lo vi desde el principio, pero cuando empezaron a caer los goles, me dejé llevar por la intriga de si alcanzaríamos esos once de diferencia que hacían falta. Fue un partido de único que recuerdo con nostalgia, entre otras cosas, porque éramos jóvenes”

El empresario de Prunotec, Alejandro Torres, también rememora “un partido fantástico que tuvo la emoción de aquel último gol de Señor narrado por José Ángel de la Casa”. También hace referencia Torres a la narración del partido el pintor, Fermín García Sevilla. “Siempre recordaremos del gallo de José Ángel de la Casa cuando Señor marcó el tanto que nos daba la clasificación y que me supo a gloria. Me pareció algo muy emocionante, increíble y épico. Una de esas gestas deportivas que no se olvidan”.

Ángel López, jugador de golf que acaba de ganar la Orden del Mérito Local tampoco olvida aquella hazaña. “Lo vi en casa con mi padre y  fue el día que más disfrutamos juntos viendo un partido de fútbol. Fue superemocionante y es algo que se recordará siempre”.

El presidente de la Peña Cultural de Tomelloso en Madrid, José Vicente Cepeda, asegura que “fue algo increíble, una noche histórica para toda España que se celebró en bares y casas. Parecía increíble ganar por once goles, pero acabó siendo cierto”.

El conocido investigador y amante de las tradiciones de Tomelloso, Ángel Morales Ropero, vio el partido en casa de un amigo en la calle Alfonso XII. “Nos juntamos cinco o seis, pero con ninguna esperanza de alcanzar esa diferencia de goles que hacía falta. A medida que fueron marcando goles, nos fuimos animando y claro lo acabamos  celebrando. El partido fue la comidilla durante muchos días”.

El presidente del Atlético Tomelloso, Jorge Romero, recuerda ver el partido con mucha expectación e ilusión. “La gente con más años pensaba que sería imposible, pero los más jóvenes teníamos ese grade de ilusión. Recuerdo que España se puso 1-0, pero que poco después nos empataron, con un gol que le metieron a Buyo. Eso fue un palo porque había que conseguir otros once goles. Pero Carrasco, Maceda, Sarabia y, sobre todo, Rincón, nos fueron acercando al sueño de conseguirlo. Fue algo precioso”. Jorge nombra a Rincón, futbolista que coincidió con el tomellosero, Toñin Losa, en el equipo amateur del Real Madrid. 

El responsable del gabinete de prensa del Ayuntamiento de Tomelloso, Carlos de la Osa, vio el partido en casa junto a su padre. “Como había pocas esperanzas, no me fui a ningún sitio. Lo vimos tranquilamente con mi padre, bueno tranquilamente vimos el primer tiempo, el segundo fue una locura. Mi padre lo grabó en vídeo y recuerdo que al día siguiente Televisión Española volvió a poner el partido”.

El periodista que firma este artículo guarda una graciosa anécdota de aquel día. Veía el partido junto a su buen amigo, Amalio Briones, en el Bar El Canario. A partir del 8-1 el vocerío era generalizado y el propietario del establecimiento dijo que hasta aquí habíamos llegado que en su bar no se daban voces. Así que nos echó a la calle y fuimos corriendo, casi al sprint, a los billares subterráneos de la Caja de Ronda. Cuando llegamos ya iban 11-1 y Francisco, el encargado, decía con pesimismo fatalista una y otra vez. “Ya verás, ahora no vamos a marcar el gol que nos falta”. Pero sí, el gol llegó y lo celebramos con alborozo y, además, Francisco, que era futbolero nato, no nos echó a la calle.