Películas fantásticas hay muchas pero en 2001 se estrenaron 2 sagas que definieron el género de la fantasía: la primera es Harry Potter y su saga con un total de 8 películas y la segunda es sin lugar a dudas con una Trilogía es El Señor de los Anillos y ya que han pasado 20 años de cada una, es el momento de hacer un pequeño análisis de esta maravilla.

Para entender El Señor de los Anillos y La Tierra Media hay que conocer a su autor, el legendario J.R.R Tolkien. Inspirándose en la mitología nórdica, relatos como El Cantar de los Nibelungos, el Kalevala y la Religión Cristiana, el autor creó su propio universo donde encontramos Hobbits, Elfos, Orcos y todo tipo de criaturas que habitan este bello y natural mundo.

Fueron muchos quienes intentaron adaptar esta obra y durante mucho tiempo se pensó que era inadaptable. Ralph Bakshi hizo en el año 78 una película con el mismo nombre adaptando La Comunidad del Anillo y Las Dos Torres usando la técnica de rotoscopia, el resultado es un tanto curioso, además Bakshi a la hora de abordar esas épicas batallas huye del conflicto.

No fue hasta 2001 cuando se estrenó en Diciembre la primera de las tres cintas dirigida por Peter Jackson, contando con un elenco repleto de actores como Elijah Wood, Ian McKellen, Sean Astin, Viggo Mortensen, Orlando Bloom, John Rhys-Davies, Liv Tyler, Hugo Weaving, Cate Blanchett, Christopher Lee, Ian Holm, Bernard Hill, Miranda Otto, Karl Urban, Sean Bean, Dominic Monaghan, Billy Boyd y Andy Serkis entre otros muchos. La última llegó en 2003 y cuenta con 11 premios Oscar, incluyendo el de Mejor Película y Mejor Director.

En cuanto a la historia, puesto que a un servidor le sorprende que muchos no hayan visto estas tres obras, es el viaje de un grupo variopinto de héroes cuyo objetivo es destruir el Anillo Único de Poder forjado por el señor oscuro Sauron quien en su día trató de conquistar la Tierra Media con mano de hierro.

Hay muchos momentos que destacar de cada una, empezando por el propio rodaje, duró en total unos 8 años realizarlo de manera simultánea y meses de duro esfuerzo para editarlo, en un principio el proyecto iba a constar de dos películas siendo al final tres, rodado exclusivamente en Nueva Zelanda y utilizando la tecnología más avanzada de la época contando incluso con un montón de extras, un número indefinido de prótesis y maquillaje para crear a los distintos tipos de Orcos y un gran equipo de vestuario para crear las diferentes armaduras y atuendos.

Si vas a hacer un mundo fantástico entonces lo primero es hacer que ese mundo se sienta vivo y El Señor de los Anillos lo sabe. Cada lugar se siente especial y con un estilo de arquitectura diferente, la Comarca se siente hogareña, recordando a la campiña británica, Rivendel es un paisaje de cuento y las minas de los enanos aún estar dentro de una montaña se siente esplendida y Mordor literalmente es el Infierno en la Tierra. Cada criatura tiene su propio estilo a la par de escritura. Por ejemplo: la lengua de los elfos es el Quenya y la escritura enana son Runas, todo lo relacionado respecto a la Tierra Media se siente vivo y eso es gracias no sólo al equipo de Peter Jackson, colaborando con el ilustrador Alan Lee sino también a la imaginación del autor.

No me gusta hacer comparaciones con la película animada pero para no destripar mucho únicamente compararé la escena introductoria. Bakshi cuenta la historia del Anillo Único casi como un cuento usando sombras sobre un fondo rojo mientras que Jackson primero usa una voz en off y luego te sumerge en la Tierra Media en medio de una épica batalla y ese es otro punto a destacar: las batallas.

En toda la trilogía Peter Jackson establece una estructura a la hora de crear estas épicas peleas de espadas. Primero usa la anticipación para mantener al espectador atento y segundo recurre a un golpe o algo inesperado y por último sucede la lucha y creerme que cada batalla en estas pelea te dejan patidifuso porque el ritmo es increíble y se nota que su director controla y sabe crear el momento y la escena.

Ver por ejemplo la batalla del Abismo de Helm o los Campos de Pelenor. Jackson también recurre al drama humano, a los pobres inocentes quienes sufren los asedios y a la desesperanza de las personas en momentos clave para dar sensación de debilidad ante lo inevitable.

A pesar también de las batallas también hay momentos de calma donde la música brilla y esto es gracias a Howard Shore. Es imposible no emocionarse con una canción, contando además con artistas como Enya y Annie Lenox cantando las canciones finales al final de los créditos (May It Be e Into The West).

En un contexto más amplio, la obra no solo es la lucha del bien contra mal, o el viaje del héroe, también es como lo natural prevalece frente a lo industrial.

Estas tres películas no fueron las primeras en su género, ya existían otras pero eran destinadas a un público infantil, con su propia moraleja ahí quedan atrás clásicos como Legend, Willow o Dentro del Laberinto. El Señor de los Anillos demostró que la fantasía también podía ser épica y a la par oscura, no por nada Las Dos Torres es la más madura, llevándolo al mainstream, al igual que Star Wars en su día definió el género de ciencia ficción. Se hizo en el momento adecuado y en el tiempo adecuado y compararlo con El Hobbit es la bala que esquivamos. Hazla antes y sus efectos no estarán a la altura, hazla ahora y sus efectos estarán muy vistos.

Además ha dejado un gran legado. De no ser por Frodo y compañía no tendríamos series como Juego de Tronos o videojuegos como The Witcher o Dark Souls aunque este último bebe más de Berserk pero en resumen, beben de Tolkien y de su mundo fantástico.

En definitiva, esta trilogía de películas son ya un clásico de la cultura popular, me sorprende muchísimo que muchos no la hayan echado un ojo. A que esperáis para verla y disfrutarla, si es posible ver las versiones extendidas, no os arrepentiréis.